Revista Ecos de Asia

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This article was written on 05 Ene 2015, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Japón y la conquista femenina.

Tradicionalmente, como en la mayor parte del mundo occidental, por no hablar del resto del mundo, la mujer ha ocupado un papel secundario en la sociedad japonesa. Durante siglos, se la ha educado para ser una buena esposa y madre, para después casarla con un hombre elegido por los padres para enlazar ambas familias, sin contar con la opinión de los contrayentes.

Es durante la era Meiji (1868-1912) cuando comienza a haber una mayor apertura social, aunque la educación de las mujeres seguía dirigida mayoritariamente a que fueran buenas madres. El momento más importante en el ámbito social llegó tras la II Guerra Mundial (1939-1945), cuando se redactó la nueva Constitución que garantizaba los mismos derechos a los hombres y a las mujeres, aún hoy sigue vigente.

Así, hasta la II Guerra Mundial era una práctica habitual el omiai (literalmente “verse y tratarse”), esto es, el matrimonio por representación, pues éste era visto como una alianza entre familias, no como una relación entre hombre y mujer.

En cuanto al trabajo, todavía hoy muchas mujeres deben dejarlo al quedarse embarazadas, aunque cada vez más se reincorporan posteriormente al mundo laboral. Otra de sus reivindicaciones es poder conservar sus apellidos de soltera al contraer matrimonio.

Teniendo en cuenta lo dicho hasta ahora, vemos que la sociedad japonesa diferencia los papeles entre el hombre y la mujer, de ahí que, pese a pensar en la igualdad, siguen predominando los tradicionales roles diferenciadores de ambos sexos, existiendo una aceptación o defensa oculta de los mismos.

La labor más importante para una mujer casada es el cuidado de los hijos, del hogar y del marido, en ese orden estricto, y su formación escolar, comparativamente superior en relación con la de las mujeres de muchos otros países, es utilizada entonces para la crianza y preparación de la generación que le sigue, la de sus propios hijos” [1].

De este modo, la sociedad japonesa tenía al padre como cabeza de familia y a la mujer la relegaba al hogar, como buena esposa y madre sabia que educaba a sus hijos. Esta visión tradicional de Estado-familia (kazoku kokka) chocaba con las de los europeos que viajaban a Japón y que, poco a poco, consiguieron que adaptaran muchas de sus instituciones y costumbres a las occidentales.

Tras la victoria de EEUU sobre Japón en la Guerra del Pacífico en 1945, se les impuso una democracia con un sistema de partidos y libertades individuales. Para ello, se les otorgó el borrador de una Constitución que después tuvo que ser aprobada por la Dieta japonesa.[2] La Constitución de 1947 establecía la igualdad de todos los ciudadanos, y concedía el voto a la mujer, a la vez que garantizaba su participación en la vida política. No obstante, la realidad no fue así.

Constitución de Japón de 1947.

Constitución de Japón de 1947.

Sin embargo, había muchos factores que dificultaban la presencia femenina en la política: el complejo entramado político, la presión social, los intereses económicos, etc., hacían que la mujer siguiera siendo dependiente de la unidad familiar.

Ya en pleno siglo XXI, las mujeres constituyen casi la mitad de la mano de obra japonesa, pero sólo el ocho por ciento ocupa un puesto directivo. Pese a ello, sigue siendo habitual que abandonen su actividad laboral al contraer matrimonio, para reincorporarse al mismo una vez que los hijos han crecido.

Muchas personas todavía siguen creyendo en el viejo adagio confuciano que dice: “la mujer debe obedecer a su padre en la juventud, a su marido en la madurez y a su hijo en la vejez”. Esta creencia no se corresponde con el liderazgo económico que tiene Japón en el mundo, por lo que debería apostar por posturas más progresistas y comunes a sus contemporáneos.

Por tanto, la Constitución de 1947 reconoció la igualdad de todos los ciudadanos sin discriminación por “raza, credo, sexo, condición social o linaje”. Sin embargo, esta igualdad no se llevó a la práctica, y hubo que esperar algunas décadas para avanzar en los cambios sociales. En 1985 se aprobó la Ley de Igualdad de Oportunidades, que exigía las mismas condiciones tanto para hombres como para mujeres en el trabajo; en 1992 la Ley de Baja Maternal; en 1999 se aprobó la Ley Básica para una Sociedad Igualitaria y en 2001 la Ley para la Prevención de la Violencia Conyugal, las cuales equiparan a las mujeres japonesas a cualquier otra europea o norteamericana, algo que no siempre se corresponde a la realidad.

Sin duda, y atendiendo a lo anterior, en las últimas décadas se ha avanzado en la consecución de derechos y libertades para el sexo femenino, ya no sólo en Japón, sino en todo el mundo. Uno de los actos más importantes en este avance fue la Conferencia Mundial sobre la Mujer que tuvo lugar en Pekín en 1995, en la que se ampliaba la problemática de la mujer a la sociedad en general y dejaba de ser por tanto un problema que sólo les afectaba a ellas. De ahí que los gobiernos se comprometieran a proteger y fomentar la igualdad entre ambos sexos para avanzar como sociedad.

En las elecciones generales niponas de los últimos años se han ido acortando distancias en la representación femenina respecto a la masculina, pero todavía queda un largo camino por recorrer. De las diputadas más conocidas y populares destaca Makiko Tanaka (hija del exprimer ministro Takuei Tanaka (1972-1974)), que llegó a ostentar el cargo de ministra de Exteriores durante el gobierno de Junichiro Koizumi (2001-2006), aunque que apenas se mantuvo en este puesto un año porque sus detractores la hicieron víctima de sus críticas y comentarios hasta que consiguieron que el primer ministro la destituyera.

Un hecho reciente que deja ver la falta de igualdad en la política tuvo lugar en verano de 2014 en la Asamblea Metropolitana de Tokio, durante la intervención de Shiomura Ayaka, cuando algunos compañeros masculinos “la increparon y ridiculizaron por estar soltera y no tener hijos”.

Otros de los lugares donde mayor peso tiene la tradición nipona es en la monarquía. Uno de los hechos más significativos es la situación de la princesa Masako, esposa del príncipe Naruhito, quien sufre una profunda depresión que ya dura años debido a las fuertes presiones de su entorno por dar al príncipe un heredero varón, algo que no ha conseguido. Este problema llevó a que el presidente Koizumi planteara una reforma de la Ley de Sucesión de la Casa Imperial, pero el nacimiento del príncipe Hisahito, hijo de la princesa Akishino, esposa del príncipe Fumihito, segundo en la línea de sucesión,  paralizó el proyecto. Por ello, la princesa Aiko se ha visto apartada del trono del Crisantemo.

Aunque su depresión impide a Masako acudir a muchos actos oficiales, su popularidad entre la población es muy elevada, pues casi todas las mujeres se ven reflejadas en ella por el sometimiento al que se debe y el papel secundario que desempeña, aunque primordial en la educación de su hija.

La princesa Aiko junto a sus padres, los príncipes Naruhito y Masako.

La princesa Aiko junto a sus padres, los príncipes Naruhito y Masako.

Volviendo a la política, el gobierno de Koizumi fue el que contó con mayor presencia femenina entre los años 2001 y 2002, con cinco mujeres, una situación que no se repetiría hasta el año 2014. Sin embargo, la siguiente tabla refleja que las mujeres apenas representan una décima parte de los escaños en la cámara baja y casi el veinte por ciento en la cámara alta.

Porcentajes de mujeres en diferentes órganos de representación en el año 2010 (fuente: nippon.com).

Porcentajes de mujeres en diferentes órganos de representación en el año 2010 (fuente: nippon.com).

El gobierno de Abe Shinzo (primer ministro desde 2012) del Partido Liberal Democrático (PLD), se propuso mejorar la situación sociolaboral de las mujeres por considerarlas un pilar fundamental del crecimiento económico japonés, para lo que creó el término de “womenomics” con el que referirse a la potenciación económica de la mujer, ya que analizando las perspectivas de futuro, en unos años habrá más ancianos que trabajadores, lo que se podría evitar incorporando más mano de obra femenina al mercado laboral.

En 2013, nombró a Kimura Atsuko viceministra de Sanidad, Trabajo y Bienestar, así como a otras mujeres en cargos de inferior rango.

Foto del gobierno nombrado en septiembre de 2014, presidido por Abe Shinzo (en el centro), rodeado por las cinco mujeres ministras.

Foto del gobierno nombrado en septiembre de 2014, presidido por Abe Shinzo (en el centro), rodeado por las cinco mujeres ministras.

Abe Shinzo remodeló el gabinete en septiembre de 2014, dando mayor presencia a las mujeres, que pasaron de ocupar dos carteras a cinco de los dieciocho ministerios. Estas cinco mujeres son: Yuko Obuchi, nombrada ministra de Economía, Industria y Comercio (hija del exprimer ministro Keizô Obuchi, quien, a sus 40 años, se convirtió en la miembro más joven del Ejecutivo a pesar de que ya había ocupado la cartera de la Mujer en un gobierno anterior, con 34 años). Las otras ministras son: Midori Matsushima, de 58 años, en quien recayó el ministerio de Justicia; Administración e Interior en Sanae Takaichi (53 años) y Activación de la Mujer para Haruko Arimura (de 43 años), mientras que Eriko Yamatani es la ministra para el secuestro de ciudadanos nipones por Corea del Norte.[3]

En la presentación del nuevo gobierno, el primer ministro pronunció una frase muy significativa e importante para el devenir de la sociedad japonesa: “Espero conseguir una sociedad donde todas las mujeres puedan sentirse orgullosas y confiadas en su trabajo”. Con ello pretendía mejorar la imagen de su gabinete y conseguir una mayor visibilidad para las mujeres, quienes todavía encuentran muchas trabas a la hora de compaginar sus trabajos con su vida familiar.

Pese al intento de feminización, la única cartera importante en manos de una mujer fue la de Economía, Comercio e Industria, aunque por encima de ella se encontraba el ministro de Finanzas. Esto supuso, más que un reconocimiento hacia la labor política de estas mujeres, un gesto hacia el electorado femenino, aunque también hay que tener en cuenta que el primer ministro siempre ha manifestado su defensa del género femenino y la intención de su gobierno de fomentar su presencia en la sociedad nipona. Uno de los principales objetivos de Shinzo es alcanzar el 30% de cuota femenina en puestos de responsabilidad para 2020, entre otras medidas sobre igualdad.

Pese al esfuerzo por relanzar la imagen del gobierno, éste sufrió un duro revés pocas semanas después, al dimitir dos de sus miembros femeninos al ser acusadas del uso ilegal de fondos y de incumplimiento de la ley electoral. Ambas decidieron mantenerse en sus escaños mientras se esclarecían los hechos.

Obuchi fue sustituida por un hombre, Yoichi Miyazawa, y a Midori Matsushima la sustituyó otra mujer, Yoko Kamikawa, que ya había formado parte de un gobierno anterior como ministra de aumento de la tasa de natalidad.[4]

Pese a los intentos por avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres, Japón debe seguir adaptando sus costumbres y tradiciones a las nuevas peticiones sociales. Ya no sólo es en Europa y Norteamérica donde se habla de igualdad de género y de igualdad de condiciones entre hombres y mujeres a la hora de desempeñar un puesto o cargo de responsabilidad. Como se puede comprobar haciendo un repaso a la política internacional, cada vez son más los países gobernados por mujeres. El hecho de que los japoneses no colaboren en la incorporación de las mujeres a los puestos de mayor responsabilidad conllevaría un riesgo para Japón, y es que puede quedarse rezagado en derechos sociales, lo que a la larga le llevaría a que otras potencias lo marginaran al no seguir el camino de la mayoría.

Para saber más:

Notas:

[1] Novelo Urdanivia, S., “La mujer japonesa y la Segunda Guerra Mundial”, México y la Cuenca del Pacífico, oct.-dic., 1998, págs. 25-27.

[2] Es el máximo órgano institucional de representación del pueblo japonés. Está formada por la Cámara de Representantes o Cámara baja y la Cámara de Consejeros o Cámara alta.

[3] Es un ministerio creado para investigar los secuestros de ciudadanos japoneses por parte del régimen de Corea del Norte entre los años 1977 y 1983.

[4] Este ministerio fue creado cuando la tasa de natalidad japonesa cayó del 2%, con el objetivo prioritario de aumentarla al 2,07% para asegurar el crecimiento de población en el país.

avatar Diego Moreno Galilea (2 Posts)

Graduado en Geografía e Historia por la Universidad de La Rioja. Actualmente estudia el Máster de Profesorado en la misma Universidad.


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