Revista Ecos de Asia

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This article was written on 23 Dic 2019, and is filled under Arte, Crítica, Cultura Visual.

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“Katsushika Hokusai. Treinta y seis vistas del monte Fuji” (2019): la nueva joya de Sans Soleil

Aunque últimamente son las producciones japonesas realizadas durante el periodo Meiji (1868-1910) las que copan el panorama editorial español,[1] hay otro periodo estelar que seduce, sin necesidad de demasiados artificios añadidos, a la mayoría del público. El prolongado y prolífico periodo Edo (1603-1868) vio nacer y prosperar algunas de las formas más admiradas del arte japonés, como es el grabado ukiyo-e; ambientado en aquel “mundo flotante” (término que dejó de ser una consideración negativa para convertirse en un cajón de sastre que hablaba de los nuevos estilos de vida de florecientes ciudades como Edo, la capital), este género comprende la obra de artistas conocidos y admirados tanto en Oriente como en Occidente.

Seguramente, uno de los más famosos, autor de obras reproducidas hasta la saciedad como La gran ola de Kanagawa o El Fuji Rojo, es Katsushika Hokusai (1740-1849),[2] a quien el profesor David Almazán y la editorial Sans Soleil dedican su más reciente volumen: Katsushika Hokusai. Treinta y seis vistas del monte Fuji. Aunque la mayoría de libros dedicados a series famosas de grabados japoneses se contentan con una reproducción de los mismos en buena calidad y un preceptivo prólogo que presente al autor y su contexto (y, seguramente por la excelencia de las obras tratadas, esto ya suele comentar a la mayoría de lectores), esta nueva producción va muchísimo más allá.

El nuevo volúmen de Sans Soleil, una joya para los amantes del arte japonés.

Así pues, el volumen, estructurado en dos partes, contiene un análisis detallado y exhaustivo que lo convierte en una especie de tratado sobre Hokusai y su entorno. En primer lugar, aparece el prólogo, que se convierte, en realidad, en un ensayo prolijo y bien estructurado en diferentes aspectos que conciernen a la realización de la serie: una primera parte se dedica una biografía del longevo y mutable Hokusai, que se combina con toda una serie de nociones sobre el ukiyo-e. Estas sobrepasan las generalizaciones habituales con las que se contentan muchos volúmenes y que se adentra no solo en las iconografías representadas, sino en el complejo panorama editorial del Japón Tokugawa (seguramente, el más desarrollado del mundo en aquel momento), hablándonos también de técnicas y formatos.

Una segunda parte, mucho más original, se dedica al proceso de gestación, desarrollo, edición y venta de la serie de las Treinta y seis vistas del monte Fuji (1831-1833), considerada como la obra maestra del autor: aquí Almazán no solo desgrana el complejo proceso editorial y dedica unas merecidas líneas al sello editor Eijudô (localizando, incluso, su emblema en buena parte de los grabados), sino que analiza el efectivo tándem entre Hokusai y Nishimura Yohachi, creadores de una serie que llegó a vender hasta unos cinco mil ejemplares en un tiempo muy rápido. Como es lógico, también se analizan las referencias iconográficas y formales a otros maestros del grabado japonés de los que Hokusai pudo tener alguna influencia, aspecto en el que se profundiza en el segundo bloque. En la tercera parte, se presenta un aspecto mucho más novedoso que resulta, a la par, tremendamente útil, que es la localización de los lugares geográficos desde las que están realizadas las vistas de Hokusai, aspecto para el cual Almazán crea una serie de mapas con los que nos invita a adentrarnos en un Japón cambiante y hoy desaparecido, acompañada de una necesaria tabla en las que se hace la equivalencia entre los nombres de regiones que utiliza Hokusai y sus denominaciones actuales. Por último, en una cuarta parte, Almazán repasa someramente la influencia del artista en Occidente, para después dar paso a la verdadera joya del libro: un segundo bloque con las reproducciones de los grabados.

Enorme fue nuestra sorpresa cuando vimos que las imágenes (en la esperable buena calidad y edición a la que ya nos tiene acostumbrados Sans Soleil) no eran treinta y seis sino cuarenta y seis (pues se analizan también otra serie de imágenes que se añadieron en una segunda edición), y que, en realidad, la reproducción de los grabados era una mera excusa para acometer un estudio detallado de cada uno de ellos. Así pues, junto a los mismos (ordenados con el criterio que Almazán se esfuerza en detallar en la primera parte), aparecen siempre los datos técnicos,[3] pero también un par de páginas en el que se ofrece un análisis y descripción del lugar representado, así como comparaciones estéticas y formales con otras obras similares (a menudo, del propio Hokusai, que se autocitaba en muchos de sus trabajos, pero también de otros autores). Si bien los discípulos del doctor Almazán estamos acostumbrados a muchos de los temas que se tratan en el libro, sorprende la precisión con la que se analizan muchos de los grabados, algo que se combina con una sobresaliente redacción así como con una parte y edición gráfica inmejorables.

Cada una de las estampas de la célebre serie es comentada con rigor y profusión.

Precisamente gracias a esta última parte, este libro se convierte en un novedoso e indispensable volumen para los amantes de la cultura japonesa: aunque a uno no le interese el grabado o la vida del propio Hokusai, este monumental pero conciso tratado sirve de repaso a buena parte de la historia y la cultura del Japón Edo, e incluso, tomándolo con ciertas reservas, sirve de una especie de guía de viajes que nos traslada a un Japón ya desaparecido, por lo que además constituye una extraña pero interesante reivindicación de la tradición japonesa y del patrimonio desaparecido. Seguramente, se trata de la mejor colaboración de Almazán y Sans Soleil; confiamos en que no sea la última. Imprescindible.

 

Notas:

[1] Mucho tendrá que ver, sospechamos, la expiración de los derechos de autor de toda una serie de obras de autores de tanto renombre como Natsume Soseki o Mori Ogai, con la aparición de una ingente –pero interesante- cantidad de traducciones.

[2] En Ecos de Asia hemos dedicado numerosos artículos al ukiyo-e, a Hokusai, a sus temas predilectos, a su hija, a las versiones en manga de su vida, e incluso a otras obras realizadas por Almazán y Sans Soleil sobre el artista. Una selección de los mismos puede encontrarse en el siguiente enlace.

[3] A saber, título en castellano y japonés (además de la versión en romaji), el nombre de la serie y el artista, la cambiante firma del mismo, el editor, la editorial (siempre la misma pero con sello cambiante), el sello de censura, y en base a todo esto, la fecha de realización.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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