Revista Ecos de Asia

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This article was written on 05 Sep 2016, and is filled under Historia y Pensamiento, Literatura.

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La mirada hacia China de Bernardino de Escalante a través de su Discurso de la navegación

El Discurso de la navegación que los Portugueses hazen à los Reinos y Provincias del Oriente, y de la noticia que se tiene de las grandezas del Reino de la China, también conocido como Discurso de la navegación, es una obra escrita por el clérigo cántabro Bernardino de Escalante y del Hoyo, que centra su foco de interés en la civilización china.El texto se enmarca dentro de la literatura del XVI sobre los descubrimientos de las Indias.[1]

Portada del Discurso de la navegación.

Portada del Discurso de la navegación.

La obra fue la primera descripción de China impresa en lengua castellana, y pudo haber iniciado un debate serio en la España de Felipe II acerca de algunas cuestiones que antes no se habrían tratado en profundidad por falta de información testimoniada y fiable, como la dificultad real que implicabala conquista militar y evangelización del Imperio Ming.[2] Fue también la primera impresión europea de los caracteres chinos. Un extracto del Discurso de la navegación apareció en el primer atlas moderno, el Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius, que fue editado en setenta ocasiones en varios idiomas en apenas unos años,[3] lo cual dio notable difusión al trabajo de Escalante. No obstante, el Discurso de la navegación también pasó por algunos conflictos. El censor e historiador de Felipe II, Esteban de Garibay, censuró partes de esta obra, arreglos que fueron ignorados por su autor ya que no afectaban a la doctrina religiosa sino al campo geográfico, histórico y costumbrista.[4] Cabe destacar que Bernardino no visitó China para la redacción de su discurso, y que muchas de las noticias que recibió de terceros pudieron crearle una imagen distorsionada del Celeste Imperio.[5]

Génesis de la obra

Varios hechos históricos preceden a la aparición del texto en 1577, entre ellos, la necesidad portuguesa de ampliar nuevos mercados, el peligro turco en el este o el ambiente previo a la Contrarreforma –y la necesidad subsiguiente de extender la «auténtica fe» por el papa Alejandro VI.[6] Este contexto pudo promover los viajes hacia las Indias y, a través de las noticias que llegaron a los españoles de boca de los portugueses, los españoles irían conformando su idea acerca del Extremo Oriente. China e India constituían los grandes mercados (en cuanto a volumen de transacciones) del mundo pre-moderno, y las potencias europeas las vieron como una oportunidad para ampliar sus redes comerciales. Desde el asentamiento español en las Filipinas, la curiosidad y la apetencia de conquista podrían haber florecido,[7] dado que se iniciaron contactos con los chinos residentes en el archipiélago y se enviaron embajadas a China en 1575.[8] Según apunta Casado,[9] la base española en Filipinas pudo haber servido en aquel momento como un hipotético trampolín desde donde conquistar y evangelizar el Imperio Ming. Además, la noción arraigada que identificaba a la Monarquía hispánica con su predestinado liderazgo mundial en defensa de la doctrina católica fundamentaría los pasajes enfocados a la tarea misionera, militar y comercial en este Discurso de la navegación (especialmente en el capítulo 16).

Estructura

Los primeros cinco capítulos resumen elocuentemente la historia de Portugal y sus rutas marítimas hacia las Indias en búsqueda de especias. El segundo bloque del discurso, mucho más extenso que los anteriores capítulos, consiste principalmente en una descripción corográfica de China. Finalmente, el último capítulo está dedicado a exponer las diferentes maneras de cristianizar el territorio, junto con una explicación de la ruta marítima entre Nueva España y las islas Filipinas.[10]

Temática

El tema principal de la obra trata de dibujar una China donde se trabaja para vivir bien y no para alcanzar la salvación, si bien la gama de temas es más amplia, abarcando la identidad colectiva, la vestimenta o hasta el sistema de ideogramas chinos, entre otros aspectos culturales.Al autor del texto le sorprende mucho que los chinos sean medidos en su gobierno y habilidosos con las artes a pesar de su idolatría. Bernardino no habla en ningún momento de emperador porque quizás esto podía suponer el reconocimiento de la superioridad del monarca chino sobre otros reyes europeos, pero sí alude a los adelantos y grandezas de este imperio.

En lo que refiere al discurso religioso e imagen del otro, se habla mucho de la grandeza de China, pero también de perdición al desviarse los chinos del camino católico y de la «auténtica salvación» (preservar el orden social a través del discurso fue y ha sido casi siempre algo clave en nuestra historia). Se califica a los chinos de idólatras (fol. 97) pero a la vez de buenos gobernantes y referentes mundiales en esta materia (fols. 5-5vº). Al no reconocer la «fe verdadera»el pueblo chino se entrega al recreo (fol. 37vº).

«Tienen en todos estos vanquetes [refiriéndose a las fiestas] musicas, y tañedores de diversos instrumentos, bolteadores, y representantes de comedias, con que se recrean; como gente descuydada, y sin luz de la gloria del cielo; no pretendiendo otro fin, que el contentamiento temporal, de que gozan.» (fols. 46vº-47)

A Bernardino le asombra que siendo tan prudentes los chinos en el gobernar y tan ingeniosos en las artes tengan tan poco entendimiento para la religión:

«barbaros y ciegos en la veneracion de su falsa y vana Idolatria. Porque ningun conocimiento tienen de Dios verdadero: mas de que le rastrean con dezir que de lo alto dependen todas las cosas criadas, y la conservacion y govierno de ellas: sin saber dezir particularmente, quien sea el autor, atribuyiendo lo al mesmo Cielo, que le tienen por el mayor de sus Dioses» (fols. 88-88vº).

También alude a que son muy crédulos para los cuentos fantásticos (fol. 92vº). Como contraste a la versión de Escalante, que era también la de muchos dominicos y franciscanos, el jesuita Mateo Ricci (1552-1610) dice de los chinos que «no son idólatras, ni siquiera supersticiosos».[11] Francisco Javier y otros jesuitas habrían sido los primeros según Escalante en predicar la Ley evangélica a los chinos (no sin dificultades dadas las restricciones de estancia a los extranjeros), aunque Bernardino muestra a los chinos como bien predispuestos para recibir el catolicismo, calificándolos de humildes, dóciles y dispuestos (fols. 94-94vº). Bernardino pide a Felipe II (fol. 98) que envíe una embajada al emperador Ming para poder convertirlo a él y a sus súbditos al cristianismo, destacando que este hecho puede ayudar a la gobernabilidad de China (fols. 95vº-96) y a la expansión de la Cristiandad bajo la órbita que le corresponde a Felipe II (fol. 98). En los folios 95vº-96 se hace patente que la conquista militar de China es difícil por el poder y grandeza de este país.

Otra temática que abarca Bernardino son los conceptos de vigilar y castigar. Se detallan, por ejemplo, algunas torturas que recibían los criminales chinos (fol. 80vº). Llama poderosamente la atención que algunos de estos métodos, como poner a los presos en el suelo bajo tablones de madera, todavía sigan siendo utilizados de forma similar por el régimen chino para torturar a prisioneros de conciencia, como ocurre todavía hoy con los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong, los tibetanos o los uigures, etnia musulmana que habita la región de Xinjiang.[12]

Por otra parte, el autor se detiene a describir la identidad individual y colectiva, la vestimenta y algunas costumbres.El textodeclara que los chinos eran trabajadores para procurarse un buen ambiente, y tenían según el autor, poca estimación hacia los hombres ociosos, a quienes no daban limosna (fols. 31vº-32, 48vº). Además, los chinos disponían, según Escalante, de todo lo que necesitaban para vivir comúnmente (fols. 33vº-34). Por su buen uso de la industria y continuo trabajo, junto con un óptimo aprovechamiento del suelo, los chinos tenían la tierra más abundante y fértil (31vº). El clérigo muestra el ideal de belleza femenino de los pies pequeños y su consecución a través del vendaje. También menciona que las damas de la alta sociedad viven recogidas del ambiente cotidiano por deseo de sus maridos celosos (fol. 43vº).

Bernardino advierte la forma del peinado chino como rasgo de diferenciación social:

«Crian el cabello largo en que tienen supersticion, diziendo, que an de ser llevados, asidos por el al cielo: y curan lo como las mugeres, y recogenlo en lo alto de la cabeça con una lazada, en que atraviessan un clavo de plata. Diferencian se los que no son casados, en que hazen crencha en la frente: traen encima puestos unos birretes altos, y redondos hechos de varillas muy polidas, y sobre texidas de seda negra.» (fol. 43)

El autor también recoge la utilidad del té para reparar la salud y como regalo a los invitados (fols. 48-48vº). Además,Bernardino se percata que los chinos visten zapatos según las clases sociales (fol. 52vº). En cuanto a su apariencia expone:

«Son tan blancos como nosotros, y traen barvas, y las mugeres son muy hermosas aunque todos tienen pequeños los ojos. Visten sayas y ropas hasta el suelo» (fols. 96vº-97).

Folio 62 (recto) del Discurso de la navegación. Se pueden ver ejemplos de caracteres chinos alterados que según el texto significan «cielo» y «rey».

Folio 62 (recto) del Discurso de la navegación. Se pueden ver ejemplos de caracteres chinos alterados que según el texto significan «cielo» y «rey».

El clérigo cántabro también recoge en su obra algunos medios de difusión de la cultura. Por ejemplo, el idioma chino, según Bernardino de Escalante, no tiene alfabeto porque utiliza distintas figuras (fol. 62). También conoció que los chinos dispusieron de la imprenta muchos años antes que los europeos, como se aprecia en el folio 62 vuelto:

«Esta mesma orden tienen en sus emprentas, de las quales usaron muchos años antes que en Europa.»

Sobre la educación de aquel tiempo, menciona sucintamente que en todas las ciudades el emperador tiene escuelas a su costa, y entre los conocimientos impartidos se encuentra la Filosofía natural (fols. 63-63vº). Según Casado,[13] en el folio 62 aparecen los primeros ideogramas chinos reproducidos tipográficamente en el continente europeo.

Difusión y trascendencia de la obra

En el seno de la Monarquía hispánicaeste texto tuvo poco alcance por el contexto de retraimiento imperial,[14] alcance mermado más, si cabe, con la publicación de la Historia e las cosas más notables, ritos y costumbres del Gran Reino de la China (1585) por el fraile agustino Juan González de Mendoza, que eclipsó al texto de Escalante.[15] En otras monarquías, como la inglesa (la traducción al inglés data de 1579)[16] y la holandesa, sirvió quizás como herramienta para ampliar el conocimiento sobre esas tierras, facilitando así en un futuro no tan lejano los asentamientos en Indonesia, India y China.[17] Por sus contenidos exóticos y descripciones de tierras lejanas, el interés por esta obra se alargó durante más de dos siglos.[18]

Para saber más:

  • Acerca del Discurso de la navegación (1577) de Bernardino de Escalante: evangelización, conquista, percepción del otro. Disponible online aquí.
  • Casado, J. L., Discursos de Bernardino de Escalante al Rey y sus ministros (1585-1605), Santander, Universidad de Cantabria-Ayuntamiento de Laredo, 1994.
  • Escalante, B. de., Discurso de la navegacion que los Portugueses hazen à los Reinos y Provincias del Oriente, y de la noticia que se tiene de las grandezas del Reino de la China, Sevilla, 1577. Última visita (31/08/2016). Disponible online aquí.

Notas:

[1] Acerca del Discurso de la navegación (1577) de Bernardino de Escalante: evangelización, conquista, percepción del otro, p. 1.Disponible http://www.saavedrafajardo.org/Archivos/NOTAS/RES0090.pdf

[2] La misión cristiana, en su rama nestoriana, llegó por primera vez a la corte china en torno al año 635. Dichas misiones, como la del monje Alopen, fueron posibles durante la dinastía Tanggracias a la apertura y tolerancia de muchos emperadores de este periodo hacia los extranjeros. Los misioneros católicos, sin embargo,tuvieron que esperar a la dinastía mongol para asentarse en China, en tiempos del célebre Marco Polo (1254-1324). Dicha misión no obstante terminó por desaparecer y no reapareció hasta la llegada de los jesuitas durante la segunda mitad del siglo XVI.

[3] Casado, J. L., Discursos de Bernardino de Escalante al Rey y sus ministros (1585-1605), Santander, Universidad de Cantabria-Ayuntamiento de Laredo, 1994, p. 64. Acerca del Discurso de la navegación… op. cit., pp. 1 y 10.

[4] Casado, J. L., Discursos de Bernardino de … op. cit., p. 68.

[5] «El texto se basa en los testimonios que recopiló en Portugal y en su lectura de textos como Décadas asiáticas (1552-1563) del historiador Joao do Barros y Tractatoem que se comtammuito por estenso as cousas da China (1570) del misionero dominico fray Gaspar de la Cruz.» Disponible online aquí.

[6] Acerca del Discurso de la navegación… op. cit., p. 3.

[7] Ibid. p. 4. Casado, J. L., Discursos de Bernardino de… op. cit., p. 62.

[8] Díaz, J., La China imperial en su contexto imperial (siglos III-XVII), Madrid, Arco Libros, 2009, p. 74.

[9] Casado, J. L., Discursos de Bernardino de… op. cit., p. 62.

[10] Casado, J. L., Discursos de Bernardino de… op. cit., pp. 64-6.

[11]Floristán, A., (coord.) Historia Moderna Universal, Barcelona, Ariel, 2008 (2002), p. 293.

[12]Resolución del Parlamento Europeo, de 12 de diciembre de 2013, sobre la extracción forzada de órganos en China [2013/2981(RSP)] Disponible online aquí.

[13] Casado, J. L., Discursos de Bernardino de… op. cit., p. 66.

[14] Acerca del Discurso de la navegación… op. cit., p. 10.

[15] Díaz, J., La China imperial en… op. cit., p. 75.

[16] Acerca del Discurso de la navegación… op. cit., p. 1.

[17] Casado, J. L., Discursos de Bernardino de … op. cit., pp. 68-9.

[18] Ibid. pp. 61.

avatar Fernando Romeo (1 Posts)

Licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza.


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