Revista Ecos de Asia

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This article was written on 26 Sep 2018, and is filled under Literatura.

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Lafcadio Hearn: ciento catorce años después

Hoy 26 de septiembre es una fecha perfecta para conmemorar la figura cosmopolita y creativa de Patrick Lafcadio Hearn. El escritor, periodista, maestro, traductor y corrector de texto de origen greco irlandés fallece en el  año 1904. De este hecho nos separan más de diez mil kilómetros de distancia, ya que, como no podía ser de otra manera, su muerte acontece en la capital nipona, donde verdaderamente siente su hogar. Sus veinticuatro últimos años de su vida transcurren en Japón, durante los cuales queda fascinado por las gentes y costumbres del país que lo acoge.

 

Fotografía de Lafcadio Hearn.

Lafcadio Hearn se encuentra dentro del compendio de occidentales que en época Meiji (1868-1912) cruzaron una buena parte del globo para residir en el archipiélago asiático, donde su recuerdo se mantiene con cariño entre los locales. Su inmersión en Japón motivó incluso la adopción de un nuevo nombre, Yakumo Koizumi (小泉八雲), abrazando para siempre la cultura nipona como suya. Sin embargo, sus orígenes se encuentran lejos del país del sol naciente, y no fue precisamente un camino de rosas o flores de cerezo lo que le separó de este destino.

Fotografía de Lafcadio Hearn con su tía abuela Sarah Holmes Brenane en Dublin (1858).

Lafcadio nace en 1850 en Léucade, una de las Islas Jónicas del Mar Egeo. Solo vive en Grecia durante dos años, puesto que se traslada a Dublín, donde comienza una importante retahíla de desdichas. La desgracia familiar que le rodea durante sus primeros años de vida arranca con su único hermano, que fallece a los pocos días  del nacimiento de Hearn. Su padre Charles Bush Hearn, un médico militar anglo-irlandés, muere cuando su hijo tiene solo siete años, si bien anteriormente ya había renunciado a su esposa e hijo. Su madre Rosa Antonia Kassimati, una campesina griega rechazada por la familia de su marido, abandona a su pequeño cuando éste tenía cuatro años.

Lafcadio acaba su educación secundaria a duras penas entre Irlanda, Inglaterra y Francia bajo la tutela de su estricta y ferviente católica tía abuela Sarah Holmes Brenane. Esta empuja a Hearn, con escaso éxito, hacia la vía eclesiástica. Aunque careció de un núcleo familiar estable, obtuvo un bagaje cultural y lingüístico que le permitirá desenvolverse con soltura laboralmente en lo venidero.

A la edad de dieciséis años queda accidentalmente tuerto, acarreando así un complejo físico que explica los retratos de Hearn, en los cuales evita una postura frontal a fin de plasmar siempre su perfil más agraciado.

Fotografía de Lafcadio Hearn (1873).

Sin embargo, la pérdida de la visión de su ojo izquierdo y la miopía del derecho no impiden que el joven Lafcadio se convierta en un absoluto apasionado de la lectura. Esta afición que despuntó tempranamente da lugar a la vía profesional que desarrolla más adelante.

Los altibajos en su vida no cesan tras la adolescencia. Con diecinueve años se aventura a probar suerte en los Estados Unidos pasando por todo tipo de empleos precarios. Parte de un humilde puesto como mozo de cocinas, pero poco a poco se va adentrando en el mundo de la escritura. En su periplo recorre Cincinnati, Nueva Orleans, Nueva York e incluso el Caribe, empapándose de una enriquecedora diversidad cultural. No todos lo entienden de este modo; su boda con la afroamericana Alethea Foley en 1874 supuso un escándalo en el periódico The Cincinatti Enquirer. Esto le cuesta el puesto de trabajo, ya que las leyes locales prohibían los matrimonios interraciales. Sin embargo, esta primera unión no llega a prosperar más de tres años.

¿Y cuándo se cruza Japón en su camino? Será en 1890 cuando decide abandonar los Estados Unidos y el mundo occidental definitivamente. Por fin llega el turno del archipiélago asiático, adonde inicialmente acude a probar suerte con motivo de la redacción de unos artículos para la revista Harper’s Weekly acerca de Japón. El proyecto no prosperará, pero un afortunado contrato como profesor de inglés de instituto guiará sus pasos hasta Matsue. Este lugar le descubrirá un mundo nuevo que denominará “paraíso terrenal” y figurará en su literatura recurrentemente.

A pesar de su amplia trayectoria como viajero, el día a día en su nuevo destino le fue revelando una cultura por la que queda absolutamente fascinado. Así, conoce el Japón antiguo que se extinguía entre la acelerada modernización, hallando con ello la tranquilidad y su definitivo hogar.

Imagen de Lafcadio Hearn con su esposa y su primer hijo. Fotografiados en Kobe por Sota Ichida (1896).

Por si fuera poco, durante esta breve estancia en Matsue conoce a Koizumi Setsuko, hija de samurái con la que contraerá matrimonio. La base de los cuentos de fantasmas orientales sobre los que Hearn escribirá con gran talento se encuentra en las historias populares que le narraba su esposa. Esta supone un trampolín para zambullirse en la cultura nipona, abrazando poco después el budismo y adoptando el nombre de Koizumi Yakumo a partir del apellido de su nueva familia política. La pareja tiene cuatro hijos, formando por primera vez parte de una auténtica familia. Este hecho, por supuesto, condiciona su permanencia en Japón, pero en este país le aguarda un devenir laboral nada desdeñable.

Gracias a sus contactos Lafcadio Hearnacude a la Universidad Imperial de Tokio en 1896 para trabajar como docente de Literatura Inglesa. Sin embargo, sigue escribiendo, y en ese mismo año publica una de sus obras más famosas entre la treintena que llega a realizar, Kokoro: Ecos y Nociones de la Vida Interior Japonesa.

Fotografía de los hijos de Lafcadio Hearn en edad adulta.

Mantiene su empleo hasta el año previo a su fallecimiento. El 19 septiembre de1904 le sorprende un ataque de angina de pecho que se repite nuevamente el día 26 del mismo mes, fecha en la que fallece con 54 años. Poco antes de su muerte había realizado otra de sus grandes publicaciones, cuyo título se ha traducido como Kwaidan: Cuentos fantásticos del Japón.

Al parecer, Lafcadio Hearn era una persona solitaria, sencilla, atraída por lo efímero y por el Japón tradicional. Se sentía plenamente un ciudadano japonés, habiendo hallado en estas tierras su auténtico lugar. Así, deja plasmado en sus títulos su eterno agradecimiento al archipiélago nipón, que le había arrancado el sentimiento de desarraigo que le perseguía.

La obra y figura de Hearn han envejecido admirablemente bien, y a sus casi ciento setenta años de vida se le esperan otros tantos gozando de buena salud. Su amor por la tierra nipona es correspondido por el recuerdo de los locales como gran mediador occidental de su cultura. No en vano, la localidad de Matsue honra actualmente su memoria dedicándole el Lafcadio Hearn Memorial Museum (小泉八雲記念館). Su construcción se ubica junto a su antigua residencia, y es heredera de The Hearn Society, fundada por estudiantes y otras figuras del círculo del escritor. Al otro extremo del globo el recuerdo de Lafcadio Hearn también sigue vivo. Así lo manifiesta su literatura que sigue siendo traducida y difundida en Occidente, como es el caso de El romance de la Vía Láctea reseñado en 2015.

Sello postal decorado con la imagen de Lafcadio Hearn.

avatar Raquel Monteagudo Jimeno (2 Posts)

Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. Actualmente está realizando un Máster de Museología y Museos por la Universidad a Distancia de Madrid, y un diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Interesada en las artes fuera de Europa, especialmente en las Artes Decorativas.


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