Revista Ecos de Asia

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This article was written on 07 Ene 2015, and is filled under Historia y Pensamiento, Varia.

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Las rutas de la moda. Conexiones e influencias de los textiles orientales en Occidente a través de la Historia I. La Antigüedad.

Constantemente  estamos hablando de interrelaciones en esta revista como  los caminos en los que la cultura y las artes orientales u occidentales encuentran una vía para desarrollarse en países de la otra punta del mundo.  Si observáis los artículos dedicados a estas relaciones veréis que, en su mayor parte, se desarrollan en el marco histórico del siglo XIX o XX y que los mestizajes culturales de tiempos anteriores apenas están representados en Ecos de Asia, como si estos no fueran igualmente importantes (aunque hay honrosas excepciones como el número dedicado al Siglo Ibérico japonés). Nunca ha sido esa nuestra intención y por ello vamos a empezar esta serie en la que podréis ver cómo, desde tiempos remotos, la conexión entre Occidente y Oriente siempre ha transcurrido con bastante naturalidad, por lo menos en el ámbito que vamos a desarrollar aquí, el de la moda.

La indumentaria de las culturas puede parecer un elemento frívolo y superficial, sobre todo si se observa desde una perspectiva frívola y superficial, pero este es el medio por el cual las sociedades definen sus cuerpos, sus percepciones sobre la carnalidad de sus integrantes y la posición social de los mismos. Así, el intercambio de elementos textiles y estilos es, a nuestros ojos, un canjeo de modos de ver y construir el cuerpo humano y la relación de este con su entorno.

Recreación fílmica de 2004 en la que se refleja el uso trajes orientales por parte de Alejandro Magno, en este caso interpretado por Colin Farrel.  Aquí vemos como lleva la diadema imperial persa por corona, una amplia faja dorada y túnica de seda.

Recreación fílmica de 2004 en la que se refleja el uso trajes orientales por parte de Alejandro Magno, en este caso interpretado por Colin Farrel. Aquí vemos como lleva la diadema imperial persa por corona, una amplia faja dorada y túnica de seda.

El uso de modas, textiles y motivos orientales por parte de Europa es antiguo, muy antiguo, ya que desde la época griega se registran intercambios textiles. Aunque podríamos hablar de las conexiones anteriores llevadas a cabo por comerciantes fenicios, el mejor, y más documentado ejemplo de este fenómeno, son algunos de los relatos que nos han llegado sobre Alejandro Magno donde se cuenta cómo el joven macedonio, en su búsqueda de caracterización divina, adoptó modos y modas persas, lo que no fue recibido con simpatías entre sus congéneres, que no podemos olvidar eran bastante “grecocéntricos”,  por no decir llanamente xenófobos.

“A los macedonios, que veían que Alejandro los trataba ahora con menosprecio, les molestaba su vestimenta persa. Ante esto y otros comportamientos no pudieron ya permanecer en silencio, sino que le rogaron que les diera de baja de su ejército. Al oír esto Alejandro, que por entonces estaba más tenso con los macedonios a causa de la veneración a que le habían acostumbrado los bárbaros, saltó del estrado y dio órdenes de que detuvieran a los cabecillas que habían soliviantado al resto del ejército; y después ordenó que fueran ejecutados ”[1]

Arquero persa representado con el atuendo contemporáneo de época helenística en una pieza cerámica griega que representa a los ejércitos persas que luchaban para Alejandro Magno.

Arquero persa representado con el atuendo contemporáneo de época helenística en una pieza cerámica griega que representa a los ejércitos persas que luchaban para Alejandro Magno.

Las diferencias principales entre las ropas griegas y las persas radicaba en que mientras los griegos se envolvían en telas sin costuras, ya que su cosmovisión se centraba  en el cuerpo humano, algo lógico en la sociedad antropocéntrica en la vivían; los persas preferían prendas con un ligero patronaje como pantalones, complicados zapatos y grandes cinturones dando prioridad a las ropas por encima de las formas propias del cuerpo, poniendo por delante lo mental y lo construido, sobre “lo natural”.

Sin embargo el ejemplo de Alejandro no fue seguido por muchos y no podemos hablar de un mestizaje fructífero, quizás, hasta la llegada de la República Romana, cuando los europeos conocen y toman un objeto central en este intercambio: la seda, tejido chino que aparece ya durante la Dinastía Shang (siglos XVII-XI a.C.) y que se muestra, si bien tímidamente, en algún pasaje del Antiguo Testamento, lo que nos hace pensar que el Oeste de Asia ya la conocía y usaba. Esto viene ratificado por algún intento de producir seda por parte de la Grecia Helenística en el Mediterráneo oriental, por lo que los griegos sí pudieron usarla, pero no se produce una integración consistente hasta la época romana.

Es en el Compendio de la Historia Romana  cuando el historiador Lucio Aenio Floro narra cómo en el año 53 a.C. ven los romanos la seda por primera vez, y como mueren por ella: En el campo de batalla de Carres en plena Persia, siete legiones romanas conducidas por el triunviro Marco Craso emulando las huellas de Alejandro Magno marchan por el desierto hasta encontrarse con jinetes partos con los que combaten bravamente hasta el mediodía, momento en el que el ejército nativo ante sus ojos parece cubrirse en llamas brillantes y tornasoladas. Eran en realidad banderas ondulantes de seda, sorprendidos y aterrorizados los legionarios son masacrados y capturados. Tras este primer y fatal encuentro, los romanos vuelven a encontrarse con la seda, según cuenta Dion Casio el cual comenta cómo este tejido se convirtió en sinónimo de riqueza y elegancia, siendo traído y mostrado por Julio César con el resto de los tesoros y fastos de los territorios conquistados y saqueados sin piedad.

Se decía que estas sedas eran usadas para los vestidos personales de la gran Cleopatra y que era un tejido creado por los llamados “seres”, un pueblo situado en el otro extremo del mundo que vivía donde salía el sol, más allá del Éufrates y del Imperio Persa y de los que apenas se sabía nada, salvo que hacían llegar sus mercancías a los soberanos de los territorios de Asia Menor a través de los comerciantes persas. Puesto que esta tela venía de los “seres”, empezaron a llamarla serica. Tampoco sabían cómo podría fabricarse semejante tejido, fino, brillante y suntuoso que parecía haberse hecho para la púrpura,  lo que aumentaba su esplendor y su precio. La razón de su elevadísimo valor era el largo camino que recorría pues, desde las manos de los productores chinos, habían de tocarla: kuchanes, persas, árabes, sirios…tanta fue la inflación de precios que empezó a portarse enmarcada en oro y se llevaba como colgante incluso en los tiempos de Aureliano (270-275 d.C.).

Escenificación pompeyana del matrimonio de Alejandro y Statira como Ares y Afrodita. 69 d.C.

Escenificación pompeyana del matrimonio de Alejandro y Statira como Ares y Afrodita. 69 d.C.

Los romanos consiguieron hacerse con la técnica del tejido y a partir del reinado de Tito (79-81 d.C.) comienzan a aparecer tejedores en las orillas orientales del Mediterráneo: Antioquía, Jerusalén, Alejandría, Tiro, Sidón… lugares en los que se teñía y tejía la seda.

Naturalmente, la llegada masiva y la popularización entre las clases más altas de la seda, no fue recibida por todas las personalidades romanas por igual, de hecho Plinio y otros insignes romanos tenían sus objeciones. La seda era una tela cara y demasiado reveladora, comparada con las bastas fibras vegetales usadas, las matronas romanas que las usaban eran acusadas de frívolas,  acusación  que no hizo mella en el consumo por parte de estas, ya que incluso aparecieron nuevos oficios entre los romanos, los sericarii negociatores y nuevas tipologías de esclavos: las sericariae, esclavas encargadas de velar por las piezas de seda de sus dominas. La incursión de la seda en la moda no sólo fue cosa de mujeres, Tacito nos cuenta que Augusto tuvo que prohibir su uso entre hombres, prohibición que no fue precisamente exitosa. Con posterioridad a su muerte, grandes emperadores como Calígula, o el oriental y fascinante Heliogábalo vestían con pura seda.

Según pasaron los años y el Imperio se fue hundiendo y, especialmente con el cambio de capital a Constantinopla, la seda y el lujo se dispararon. Constantino (306-337) imitaba a los sátrapas asiáticos sobre los que pretendía imponerse. En la corte de Constantinopla se difunden ahora las sedas labradas que incluyen los motivos no solamente bordados como hasta la fecha, sino ya labrados en el propio entramado del tejido.

Y con el auge del Cristianismo incluso aparecen temas cristológicos en diversos tejidos, hasta la época iconoclasta cuando se retoman los temas profanos, especialmente los dedicados a la flora y fauna.

En el siglo IV la dinastía sasánida, que gobernaba Persia, había aprovechado su victoria sobre el Imperio para hacer venir de Siria a tejedores que crearon una industria superior, a la altura de la china, que creó unos tejidos de una calidad y belleza apreciadísima por todo Occidente. Es la gran época de las telas sasánidas y así sus famosos motivos recorrerán todo el ámbito Mediterráneo, llegando a influir incluso en las telas altomedievales hispanas del siglo VII.

Pero eso ya pertenece a la entonces recién estrenada Edad Media, que veremos en otro artículo.

Para saber más:

  • Toussaint-Samat, Maguelonne Historia técnica y moral del vestido, Alianza Editorial, Madrid, 1990.
  • Arriano, Anábasis de Alejandro Magno, Libro I-III, Gredos, 2006.

Notas:

[1] Arriano, s. I d. C., “Anábasis de Alejandro” III, 2

avatar María Galindo (40 Posts)

Estudió la Licenciatura de Historia del Arte y un Máster de Estudios Avanzados especializándose en Arte Extremo Oriental en la Universidad de Zaragoza. Trabaja como profesora de Historia del Arte, cronista, divulgadora y conferenciante. Actualmente, sigue formándose en la Universidad Complutense de Madrid cursando un Máster de Gestión del Sector creativo y cultural.


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2 Comments

  1. María García
    01/11/2016
    avatar

    Qué buen artículo! incluyendo todos los dedicados a la Ruta de la Seda para mi trabajo de Diseño de moda. Gracias!

    • María Galindo
      07/12/2016
      avatar

      Gracias María, es genial que se vayan incluyendo temáticas asiáticas en otras disciplinas. Mucha suerte y dale duro!

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