Revista Ecos de Asia

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This article was written on 08 Oct 2014, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Lazos de unión entre Japón y Aragón: la historia de Masako Kimura y el cartero de Alpartir.

En 1963, la pequeña localidad zaragozana de Alpartir protagonizó uno de los episodios más importantes del contacto entre Asia y España durante el franquismo. Desde esta población surgió y se organizó todo un movimiento popular que tenía como única finalidad permitir el viaje de una joven japonesa cuyo sueño era ingresar en un convento de clausura español. Con motivo de este especial que resalta los vínculos entre Asia y Aragón, queremos dar a conocer esta curiosa historia que ha caído en el olvido. Con este afán, también verá la luz en los próximos meses un artículo dentro de las actas del XI Congreso Nacional y II Internacional de la Asociación de Estudios Japoneses en España (celebrado en la Universidad de Sevilla), dedicado a profundizar en el estudio de la película.

La historia de la monja japonesa Masako Kimura (1938, prefectura de Saitama), hija de un sacerdote sintoísta, fue en su momento un auténtico cuento de hadas en la sociedad española tardofranquista. La idea de que una muchacha oriental deseara venir España a profesar la fe católica, fue recibida con los brazos abiertos ya no solo por los ciudadanos españoles, sino por los propios cargos institucionales. Éstos vieron en la historia de la joven japonesa la excusa perfecta para convertir el acontecimiento de su viaje en todo un sello de identidad de la marca España. Desde el momento en el que Kimura expresó su deseo de ingresar en el convento de las Hermanas Clarisas de Arnedo,los vecinos de Alpartir se esforzaron por reunir el dinero necesario para el viaje, no dudando en recurrir para ello a medios nacionales como Radio Madrid o Radio Zaragoza. Enseguida empezaron a llegar cartas desde todos los puntos de la geografía española mostrando su apoyo ante tal iniciativa.La aventura de la joven japonesatuvo un final feliz, llegando ésta a España el 7 de mayo de 1963.Al conocer la desazón experimentada por los padres de Masako tras la marcha de su hija, se animó a que la población enviase postales que indicasen que Kimura sería feliz en España. La acogida de la petición fue masiva, por lo que el cartero de Alpartir partió hacia el país del Sol Naciente para hacer llegar al matrimonio algunas de las misivas.

La repercusión de la historia fue tal que tanto el gobierno español como el japonés supieron sacar partido de la misma. Entre ambos países realizaron una película en relación con la monja japonesa, que llevó por títuloEl Santo llega al Japón (1963) en su versión nipona y El cartero de Alpartir (1967) en España. En el caso español la noticia quedó recogida en diversos periódicos y revistas como Heraldo de Aragón,[1] El Noticiero de Zaragoza, el Diario Vasco, Imperio,[2] YA, Pueblo, ABC,[3] Amanecer, La Vanguardia[4] o La Actualidad Española.

Llegada de Masako Kimura al aeropuerto de Madrid (ABC, 8 de mayo de 1963).

Llegada de Masako Kimura al aeropuerto de Madrid (ABC, 8 de mayo de 1963).

Sin embargo, a pesar de que en su momento la repercusión de la aventura española de la japonesa Masako Kimura fue masiva, lo cierto es que posteriormente se ha prestado poca atención a la misma. Hay que esperar al año 2005 para que por fin se publique un libro dedicado exclusivamente a la historia de la monja japonesa. Éste lleva por título Kimura y el cartero de Alpartir[5]. En él se recogen entre otros  los testimonios directos de los protagonistas, así como de los habitantes de Alpartir que vivieron en primera persona el desarrollo del suceso.

Para comprender mejor esta peculiar historia, debemos atender también al contexto en el que se desarrolló. Los años 60 en España estuvieron marcados por un claro desarrollo económico, el cual continuó durante toda la década siguiente. Sin embargo en estos mismos años lo que más afectó a España fue la política. Con la llegada en 1957 de los tecnócratas del Opus Dei al gobierno de Franco la dictadura tomó un nuevo rumbo. Además, en diciembre de 1963, se llevó a cabo el Plan de Desarrollo Económico y Social, lo que conllevó un crecimiento económico entre 1963 y 1973 sin precedentes (el llamado “milagro español”).[6]

Las consecuencias sociales y culturales de los planes de desarrollo fueron probablemente tan importantes como las económicas. Surgió ya no solo una clase de “nuevos ricos”, sino lo que es más importante, una nueva clase media, hasta el momento inexistente. El establecimiento de ésta vino ocasionado sobre todo por el fenómeno del consumismo y la transformación de las costumbres.[7] De forma paralela se experimentó un evidente desarrollo cultural. La sociedad paulatinamente fue adoptando una nueva mentalidad. La televisión fue, como ya había ocurrido en otros lugares, un formidable instrumento socializador de efectos determinantes para la homogeneización social y para la creación de lazos comunitarios.

No obstante, y a pesar de los cambios económicos y sociales, el inmovilismo y las manifestaciones siguieron caracterizando la política de este periodo.[8]

Por su parte en los años 60 Japón experimenta un desarrollo económico similar a España, llevando a muchos a hablar de nuevo de un milagro, esta vez un “milagro japonés”.

Los inicios de esta pujanza económica derivaron de la situación internacional que emergió de la Guerra de Corea. A pesar de que la guerra había dejado a Japón con graves problemas económicos no todas las consecuencias fueron adversas. Además de hacer uso de las ventajas de las que disponían, Japón contó con la ayuda de los Estados Unidos.

En Japón la economía estaba dominada por un pequeño número de fabricantes a gran escala (Mitsubishi, Fuji). Además había empresas que ofrecían productos relativamente nuevos, relacionados con la electrónica o los automóviles, como Toyota o Nissan.[9]

El desarrollo a su vez tanto de los medios de transporte como del teléfono o el correo hicieron que el nivel de vida fuera más homogéneo entre todos los ciudadanos.

En el ámbito político, en 1965 se restablecieron relaciones diplomáticas con Corea, aunque solo con Corea del Sur. Respecto a China, los primeros acuerdos no llegarán hasta 1972, culminando en agosto de 1978 con la firma de un Tratado de Paz y amistad.

En este panorama se enmarca la historia de la joven japonesa Masako Kimura, una aventura que comienza en 1963. Este año Francisco Zendóquiz envió desde Japón una carta que cambiaría el destino del pequeño pueblo de Alpartir. Zendóquiz era un misionero vasco que mantenía correspondencia con Doña Mari, maestra de Alpartir. En la carta se decía que una joven llamada Masako Kimura, hija de un sacerdote sintoísta, se había convertido al catolicismo y que quería ingresar en el convento de las Hermanas Clarisas de Arnedo, donde la hermana del misionero ejercía de abadesa.

Sin embargo el cometido no iba a ser para nada fácil. Para hacer realidad el sueño de la joven japonesa era necesario reunir 40.000 pesetas, en concepto de gastos del viaje. De inmediato la profesora hizo pública la noticia. El pueblo entero se interesó por la joven Kimura, y enseguida se dispusieron a recoger el dinero señalado. Se realizó una rifa, se enviaron cartas a los periódicos y se puso en conocimiento la noticia a las emisoras de radio.

El locutor Alberto Oliveras lanzó la idea de que se mandase ayuda para poder seguir adelante con la iniciativa, y de inmediato comenzaron a llegar fondos de todos los lugares de España para poder hacer realidad el viaje de Masako Kimura. Como no fueron suficientes, en el mismo programa se subastó un Fiat 500 (“Topolino”) propiedad del párroco de Alpartir.

Con todo el dinero ya recaudado Masako Kimura salió de Tokio el 7 de mayo de 1963, llegando al aeropuerto de Madrid el día 8 de mayo. Cuando finalmente llegó al pequeño pueblo zaragozano de Alpartir se la recibió con una gran alegría y alboroto.

Llegada de Masako Kimura a Alpartir.

Llegada de Masako Kimura a Alpartir.

La comunidad religiosa deseaba que permaneciese en algún convento de Zaragoza con el objetivo de dar clases o ingresar en una orden religiosa para cuidar enfermos. Sin embargo el misionero Zendóquiz mandó una carta al arzobispado de Zaragoza pidiendo que la joven japonesa ingresara en el Convento de clausura de las Clarisas de Arnedo, puesto que ese era el expreso deseo que había motivado la salida de Japón de la muchacha.

Posteriormente, en otro programa de Alberto Oliveras, éste explicó el éxito del viaje, así como la preocupación de los padres de Masako por el viaje emprendido por su hija. Por ello animó a sus oyentes a que enviasen cartas que indicasen que “Masako Kimura será feliz en España”, para poder llevárselas a los padres de la joven. De nuevo la respuesta de los oyentes fue masiva. Las cartas fueron llevadas en mano a Japón por Rafael Barranco, el cartero de la localidad de Alpartir. De nuevo la respuesta de los oyentes fue masiva. Una vez asentado en Japón, Rafael Barranco acudió a entregar las postales a la prefectura de Saitama, a unos 50 kilómetros de Tokio. Allí fue amablemente recibido, y finalmente entregó las misivas al padre de Masako, el sacerdote sintoísta Kaizen Kimura, quien las recibió con una gran alegría.

Rafael Barranco, cartero de Alpartir, y Kaizen Kimura, padre de Masako.

Rafael Barranco, cartero de Alpartir, y Kaizen Kimura, padre de Masako.

Como hemos avanzado anteriormente, ambos gobiernos aprovecharon la popularidad de este episodio para realizar una singular colaboración: una coproducción cinematográfica que mostrase los dos lados de la historia. La película, titulada El cartero de Alpartir, actúa, más que como documento del cine desarrollado en esos momentos, como testigo del modo de vida de la época. Está claro que, al tratarse de una cinta biográfica, cercana al documental, no refleja las tendencias que en esos momentos se estaban desarrollando en el terreno cinematográfico tanto en España como en Japón (Nuevo Cine Español, Nûberu Bagû). En ambos países se trata de un cine más bien urbano, puesto que las nuevas corrientes se generan principalmente en las capitales, algo que también difiere del carácter rural de esta producción.

Sin embargo, si no podemos ligarlo con el cine de la época, sí con el contexto social de esos momentos. Está claro que el desarrollo económico tanto de España como de Japón elevó en cierta medida el nivel de vida de la población. Gran parte de la misma emigró a las ciudades ante el desplazamiento de los principales motores de desarrollo económico. Se pasó del sector agrícola al industrial, del trabajo en el campo al trabajo en la fábrica. No obstante hubo personas que permanecieron en los pueblos, y una visión de la vida en éstos nos la da perfectamente la película El cartero de Alpartir. En la misma se han podido apreciar elementos propios de estas pequeñas localidades, los cuales se reflejan muy bien en el modo de celebrar la llegada de la joven japonesa. Las fiestas en Alpartir, igual que en otros pueblos españoles, estaban amenizadas siempre con la banda de música del pueblo, las bailadoras de jota, la rondalla y las carrozas. Es por ello por lo que, ante la llegada de Masako Kimura, Alpartir sacó sus mejores galas, se revistió de fiesta del mismo modo que hacía en sus mejores festejos. Todo ello demuestra la importancia del evento, y más para este pequeño pueblo zaragozano, que quizá jamásen su historia había visto un acontecimiento de semejantes características (ni probablemente volvió a ver después).

El periplo de Masako Kimura demuestra cómo Aragón ha estado y está mucho más cerca de Japón de lo que podemos imaginarnos. Un intercambio de culturas que sin duda debemos de luchar por seguir manteniendo.

 

Para saber más:

  • ARENALES RUIZ, Félix (coord.) (2005), Kimura y el cartero de Alpartir. Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza.
  • ASIÓN SUÑER, Ana (2014), “El cartero de Alpartir: La entrañable historia de un encuentro”,Actas XI Congreso Nacional y II Internacional de la Asociación de Estudios Japoneses en España,Universidad de Sevilla. (PENDIENTE DE PUBLICACIÓN)
  • SÁNCHEZ JIMÉNEZ, José (1991), La España contemporánea III de 1931 a nuestros días. Madrid, Ediciones Istmo.
  • SECO SERRA, Irene (2010), Historia breve de Japón. Madrid, Sílex ediciones.
  • SOTO CARMONA, Álvaro (2006), “No todo fue igual. Cambios en las relaciones laborales, trabajo y nivel de vida de los españoles: 1958-1975”, Pasado y memoria: Revista de historia contemporánea, nº5, pp.15-44.

Notas:

[1] “Kimura irá a Alpartir”, Heraldo de Aragón, Zaragoza, 9 de mayo de 1963.

[2]LILLO, Juan de, “Los padres de Kimura, nunca habían oído hablar de España”, Imperio: Diario de Zamora de Falange Española de las J.O.N.S, nº 8.382, Zamora, FET, JONS, Año XXVIII- 18 de mayo de 1963, p. 5.

[3] “A un convento de España”, ABC, Madrid, 8 de mayo de 1963, p. 9.

[4] “Una película que será rodada en España y el Japón”, La Vanguardia Española, nº 30.251, Barcelona, Año LXXIX – 8 de septiembre de 1963, p. 24.

[5] ARENALES RUIZ, Félix (coord.) (2005).

[6] COMELLAS,  José Luis (1989), pp. 323-324.

[7] SÁNCHEZ JIMÉNEZ, José (1991), p. 345.

[8] SOTO CARMONA, Álvaro (2006), pp.15-44.

[9] SECO SERRA, Irene (2010), pp. 197-198.

avatar Ana Asión (41 Posts)

Ana Asión Suñer (Zaragoza, 1989). Doctora en Historia del Arte, Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte, Gestión del Patrimonio Cultural y Profesorado por la Universidad de Zaragoza. Su tesis doctoral aborda las especificidades del cine español durante la década de los setenta, y sus líneas de investigación se centran en el ámbito cinematográfico y la historia contemporánea. Ha realizado múltiples aportaciones a la materia, desde publicaciones hasta conferencias en congresos nacionales e internacionales.


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