Revista Ecos de Asia

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This article was written on 08 Abr 2014, and is filled under Música y escenarios.

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Los nuevos sonidos japoneses de fin de siglo: la psicodelia, la música progresiva y el noise II (1977 – 2000).

Para entender la esencia del rock psicodélico-progresivo nipón debemos partir de la importancia de la experimentación y la improvisación, los dos factores más determinantes.

Muchas de las bandas japonesas harán de la experimentación la piedra angular de su sonido mezclando instrumentos eléctricos con otros tradicionales acústicos, sin renunciar al sonido tradicional japonés. De esta manera, algunas bandas combinarán pasajes de una delicadeza bellísima, herencia de la tradición del teatro Kabuki y la música tradicional Gagaku.[1] En la tradición musical japonesa, la música constituye una unión inseparable con la poesía y el teatro, algo que estará presente también para el fluir de la psicodelia.

Conforme a ello, la improvisación será forma de llevar a cabo la experimentación. Casi todas las bandas dan una importancia esencial a la improvisación, ya sea dentro del rock más occidental (Blues Creation, Strawberry Path, Love Live Love + One…) o dentro del progresivo más experimental (Rallizes Dénudés, Taj Mahal Travellers o los proyectos de Haino), de manera que todos los grupos de este periodo se destacan como formaciones de excelentes instrumentistas, muchos de los cuales tienen sus raíces en la música clásica y el jazz.

La psicodelia japonesa de los años 60-70 tiene una originalidad única, el antecedente directo de los que luego se etiquetó como noise rock.

En Japón, la música de los años ochenta comienza como en Occidente, como una continuación de la década anterior: el punk. El punk tiene mucho éxito entre los jóvenes de finales de los años setenta como consecuencia lógica de la idea de que el rock progresivo y sinfónico parece convertido en ‘música culta’, demasiado seria y ritualizada. Anteriormente nos referíamos al rock como música aclamada por los jóvenes porque estaba hecha por ellos y para ellos, es accesible; el rock progresivo, y más aún el sinfónico, se alejaba de esta idea. Ahora para hacer rock parece que hay que saber música y esto aleja a los jóvenes. En 1976-1977, un buen número de bandas americanas y británicas se levantan contra esta idea bajo el ideario punk, que esconde tras de sí toda una filosofía de vida, el no future, unido a una ideología política: el anarquismo, que hace del punk algo realmente atractivo para los jóvenes del post-Vietnam.

Si en Occidente bandas como King Crimson, Pink Floyd, Zappa, Emerson, Lake & Palmer y Yes se están haciendo con un lugar relevante en el mercado, en Japón ocurre algo similar. Las bandas que tienen más peso dentro del rock nipón son bandas realmente complejas, rock progresivo, pero también avant-rock, experimental y casos vinculados al sinfonismo, principalmente de música contemporánea, Bartók o Stravinski;  o al jazz, más concretamente al free jazz.

El punk en Japón tendrá un éxito enorme, de forma que la gran mayoría de las bandas nacidas en los últimos años de los setenta y el primer lustro de los ochenta, serían bandas de punk. Tal es la influencia, que incluso el punk influirá a algunas bandas relevantes de la psicodelia aparecidas algunos años después.

Durante los ochenta, al margen de los grupos de rock más clásico o de punk, encontraremos dos corrientes fundamentales y diferenciadas: la música progresiva, un fenómeno típicamente nipón, y la psicodelia.

Como hemos dicho antes, Japón es un país con una tradición de rock progresivo importante, sorprendentemente está más interesado en promover conciertos y discos “raros” de bandas occidentales que en favorecer su propio rock. Como consecuencia, la mayor parte de los grupos nacionales se convierten en bandas de culto, desconocidas por los propios japoneses.

La nueva corriente psicodélica nacida a mediados de la década de los ochenta, eminentemente underground, tiene un aire común con otras escenas anteriores, como la sudamericana, al menos en las condiciones en la que los grupos deben grabar y editar material, pero sobre todo con el grado de experimentación del krautrock, lo que hace que la psicodelia japonesa esté al margen de la industria y del gran público. La juventud nipona, desde mediados de la década de los ochenta, prestará más atención a las bandas de rock más comercial, basadas en modelos occidentales, y posteriormente a las potentes formaciones de punk rock que ocuparían el mercado japonés hacia mediados de los noventa. Llama la atención que cuanto más interese desmarcarse de los valores musicales occidentales por parte de las bandas japonesas, más interés tendrán para el oyente europeo y americano.

El enorme abanico de posibilidades de la psicodelia japonesa será muy amplio, hay más cosas que las separan que las que las unen, incluso con más claridad que en la década de los 60 y 70, y sin poder establecer divisiones en cuanto a radicalidad y experimentación como ocurría entonces. Si bien la experimentación está presente en todas estas nuevas bandas, la forma de entenderla es diferente, aunque hereden los preceptos de los grupos anteriores: si aquéllas eran radicales en todas las facetas (política, musicalmente y en cuanto a su puesta en escena), estas nuevas bandas serán radicales musicalmente hablando, a través de la saturación sonora, dando un protagonismo casi absoluto a las distorsiones de guitarra y las bases rítmicas muy cargadas. Además, heredarán una obsesión por ir en contra del consumo de drogas.

Unido a lo anterior, serán frecuentes las colaboraciones entre músicos, que aumentan la producción de discos hasta lograr una ingente lista de proyectos, algo similar a lo que ocurría en la escena jazz de los años cincuenta y sesenta.

Un pilar fundamental será P. S. F. Records, la discográfica que logrará el desarrollo de la escena psicodélica. Fundada en Tokio por Hideo Ikeezumi, que regentaba una tienda de discos en Tokio llamada Modern Music, su creación se debe al interés particular de Ikeezumi por editar material de los músicos más inquietos de la escena. Modern Music estará frecuentada por los propios músicos que iban a comprar material, y con los que Ikeezumi compartía una visión de la psicodelia similar a la de las grandes bandas niponas de los años setenta: noise rock, free jazz, krautrock. El otro pilar sobre el que se asienta la escena sería la sala de conciertos Minor, un pequeño local que resultará la cuna de la mayor parte de las grandes bandas de Japón.

Ikeezumi trabajando en el interior de  P. S. F. Records.

Ikeezumi trabajando en el interior de P. S. F. Records.

Uno de los músicos que acudirán asiduamente a la tienda será Ashaito Nanjo, bajista y líder de High Rise, el primer disco editado por P. S. F., que abanderaría todas las grabaciones a partir de este momento.

Izqda.: Portada del primer disco de High Rise, P.S.F. P. S. F. Records, 1986. Dcha.: Portada del primer disco homónimo de Toho Sara, P. S. F. Records, 1995.

Izqda.: Portada del primer disco de High Rise, P.S.F. P. S. F. Records, 1986.
Dcha.: Portada del primer disco homónimo de Toho Sara, P. S. F. Records, 1995.

High Rise sería la primera gran banda de los ochenta. Su sonido versará entre Blue Cheer y MC5, pero también Hendrix y los grupos de psicodelia japoneses de los setenta, como los Rallizes o Taj Mahal Travelers.

En su primer disco editado por P. S. F., Psychedelic Speed Freaks (1984), marcan características de su sonido, gran frenetismo que aumentará en su segundo LP II (1986), donde la intensidad y la velocidad alcanzan cotas absolutas. Nanjo será uno de los músicos más prolíficos de la escena japonesa. Abandona la banda tras este álbum para iniciar otros proyectos y no retomará las riendas de High Rise hasta 1992 para grabar Dispersion (1992),  con un sonido controlado al milímetro gracias a una guitarra wah-wah, de gran  intensidad. Repetirá y ampliará este sonido en Live (1994), probablemente uno de los mejores directos de las últimas décadas. High Rise editarán discos hasta el 2001, siendo la banda clave de la psicodelia nipona, y cuidando cada vez más sus producciones.

Toho Sara, uno de los proyectos de Nanjo, se adentrará en la psicodelia folk influenciada por sonidos y armonías chinas, gracias  a instrumentos tradicionales, chinos y japoneses.

Musica Transonic, formados por Makoto, Nanjo y el batería Tatsusha Yoshida, intentarán llevar  la intensidad y el noise rock de High Rise a sus últimas consecuencias.  Introducing To (1995) es un frenético ensayo de ruido llevado al infinito, unido a distorsiones monumentales de la guitarra de  Makoto, más  agresivo que nunca. Sería injusto considerarlos como un proyecto paralelo de High Rise, pues, aun bebiendo de su esencia, son mucho más arriesgados y radicales en sus planteamientos que dicha banda. Su disco Orthodox Jazz (1997) supondrá tanto una renovación en planteamiento como un desafío para los oídos por estridente y complejo, aunque le seguirán obras  accesibles, como Second CD (1997), Alkimya Uptight (1999) o Incubation (1998), en el que se unirá Keiji Haino.

Izqda.: Portada del primer disco de Musica Transonic, P. S. F. Records, 1995 Dcha.: Imagen de Mainliner durante un concierto en la Blade Factory, Liverpool, el 19 de septiembre de 2013.

Izqda.: Portada del primer disco de Musica Transonic, P. S. F. Records, 1995
Dcha.: Imagen de Mainliner durante un concierto en la Blade Factory, Liverpool, el 19 de septiembre de 2013.

Mainliner serán la versión hard rock de Musica Transonic, con la que compartirán formación. Sus planteamientos varían, pues Mainliner se vinculan más a la potencia que al mero noise rock; pese a ello, mantendrán la experimentación con el sonido en trabajos como Mellow Out (1995).

Haino, amigo de juventud de Mizutani Takashi, de los Rallizes Dénudés, había fundado, hacia 1978, la banda Fushitsusha, oscuro y salvaje grupo de noise rock que pasa a usar el silencio como elemento más en sus composiciones a través de largas improvisaciones, con protagonismo de la guitarra y la importancia fundamental del directo, a través del que componen sus elepés.

Las tres personalidades que marcan la escena a título individual serán, además de Nanjo, los guitarristas Kawabata Makoto y Michio Kurihara.

Michio Kurihara, nacido en Tokio, participará en diferentes bandas hasta que a mediados de los ochenta conoce a You Ishihara y juntos fundan White Heaven, que junto con Ya-Za-Ma basan su sonido en las influencias de la Costa Oeste californiana. Con estos últimos Kurihara grabaría cuatro discos.

Dos imágenes de White Heaven en directo.

Dos imágenes de White Heaven en directo.

En nuestro recorrido, White Heaven son quienes resultan más interesantes en su propuesta, suponiendo una mezcla entre el rock ácido californiano de Quicksilver, y el punk neoyorkino de Television, unido a The Doors. Sus guitarras tendrán el mismo sonido de la Costa Oeste, y la voz de Ishihara es similar a la de Verlaine. Su primer álbum, Out (1989, aunque editado posteriormente por P. S. F. en 1991), muestra una amalgama de influencias entre el  hard punk psicodélico, grandes bases rítmicas y unas guitarras entrecruzadas. Este disco será la cima de su carrera y el resto de su obra quedará bastante en el olvido, siendo menos enérgica.

En directo darán especial importancia a los desarrollos instrumentales, nuevamente con el desarrollo de las guitarras, sobre todo la de Kurihara, destacando discos como  Electric Cool Acid, (grabado en 1987, aunque editado en 1995), y Levitation (grabado en 1988, aunque editado en 1997).

En 1993 Kurihara es sustituido como guitarrista por Souichirou Nakamura durante la grabación del disco Strange Bedfellow.

Michio Kurihara compaginaría sus trabajos con White Heaven con otras bandas de similar temática, siendo la más importante la banda de psicodelia folk Ghost, liderada por Masaki Batoh, que  fusionaría Oriente y Occidente, recurriendo a todo tipo de influencias e instrumentaciones de diferentes culturas. A partir de 1994, Kurihara se hará miembro estable y guitarra principal del grupo, orientando a la banda hacia el folk progresivo y la temática más política en discos como Tune In, Turn On, Free Tibet.

También colaborará con Cosmic Invention, de vertiente de rock duro psicodélico y que tan sólo grabarán un LP, Help Your Satori Mind (1997), pilar básico de la neopsicodelia japonesa, que recuerda por momentos a los pasajes más excelentes de Pink Floyd. Excelentes.

Kurihara no formará parte de la banda, pero colaborará, de forma relativamente habitual, con Yura Yura Teikoku y Overhang Party, a su vez interconectados con Cosmic Invention.

Yura Yura Teikoku.

Yura Yura Teikoku.

Yura Yura Teikoku, serán los más vanguardistas, liderados por el guitarra Sakamoto Shintaro, que retoma las propuestas de  Les Rallizes Dénudés y la Velvet Underground junto al pop más pegadizo y comercial, influido por el garage-pop de los sesenta. Sus dos álbumes más importantes serán Taiyou No Shiroikona (1999) y el directo NA.MA.SHI.BI.RE.NA.MA.ME.MA.I (2003), ambos con Michio Kurihara a la guitarra.

Overhang Party acusarán, en cambio, un sonido más psicodélico emparentado con White Heaven, y en ocasiones con estructuras tomadas del punk, como en  Overhang Party (1993), 2 (1994), 4 (1998), o su directo Live At Show Boat 8-22-1994 (publicado en 1995).

Kurihara también colaborará con el primer guitarrista de White Heaven, Ken Matsutani,  en el grupo Marble Sheep, la versión japonesa de los Grateful Dead, que con el tiempo se acercaría a planteamientos  krautrock. Sus primeros discos serán los más interesantes,: citaremos como ejemplo Marble Sheep & The Run-Down Sun’s Children (1990) y  Big Deal (1992), este último editado por el sello de distribución internacional Captain Trip.

El tercer nombre fundamental en la escena será  el guitarrista Kawabata Makoto, fundador de  Acid Mothers Temple. Grupo difícil de digerir, alternan krautrock y el rock progresivo, traspasando las normas de la propia psicodelia. Llevarán  a cabo varios proyectos, entre los que destaca Acid Mothers Temple & The Meeting Paraíso U. F. O., tras el que aparece una autentica comuna nipona que, del mismo modo que el hipismo heredado de los 60, pero más de veinte años después,  profundizaría en propuestas de sonido muy avanzadas, como Acid Mothers Temple & The Meeting Paraíso U.F.O. (1997), Pataphysical Freak Out MU!! (1998) o Wild Gals A Go-Go (1999). Fusionarán el krautrock y el rock progresivo a través de la experimentación con desarrollos muy largos que aúnan la belleza, sacada de la tradición más oriental, con la estridencia más vanguardista, que taladra los oídos del oyente y se  entremezcla con el silencio. No podemos dejar de citar la influencia de John Cage unido a Hendrix, The Grateful Dead, o Zappa, entre otros, elaborando texturas muy densas, con una gran habilidad para pasar en un mismo tema del reposo a la absoluta esquizofrenia.

Izqda.: Acid Mothers Temple en los años 70. En el centro, sosteniendo una calavera, Kawabata Makoto.  Dcha.: Formación de Acid Mothers Temple & The Meeting Paraíso U. F. O.

Izqda.: Acid Mothers Temple en los años 90. En el centro, sosteniendo una calavera, Kawabata Makoto.
Dcha.: Formación de Acid Mothers Temple & The Meeting Paraíso U. F. O.

Otros proyecto paralelo será Acid Mothers Temple & The Cosmic Inferno, más vinculado al space rock.

Pero Makoto orquestará también proyectos al margen de Acid Mothers, entre ellos Nishinihon, un trío con el que colaborará entre 1999 y 2000 a base de composiciones de puro hard rock psicodélico, destacando el papel de la secuenciación de ritmos empastada con las guitarras. Su álbum homónimo del año 2000 ofrece la mejor muestra de la música psicodélica del momento en Japón.

Splendor Mystic Solis será otro más de sus proyectos, ramificación de Mainliner. Lo grabará durante su gira por los EEUU, naciendo el directo Heavy Acid Blowout Tensions Live (1999), con Nanjo en la guitarra. Una demostración de space rock en toda regla.

En definitiva, tenemos una compleja escena que se remonta a los años 60 y que llega hasta la actualidad, ramificada por distintas formaciones.  Desde los mismos años 60, la cultura musical japonesa partirá de evidentes influencias occidentales, pero sobre todo de motivaciones sociales y políticas, y pretendiendo alejarse de convencionalismos estrictos. Logrará crear unas manifestaciones sonoras propias e inclasificables, que denotan la maestría de la cultura nipona, no sólo por la creación, sino también por la fusión con las influencias externas y la imitación, llevándolas a su terreno.

Como hemos visto, del mismo modo que la cultura japonesa es capaz de absorber el legado de otras culturas en el resto de las manifestaciones artísticas, lo hace en su música, pero en un campo tan poco conocido como el underground. Éste en un principio puede parecer habitado por jóvenes desubicados de la sociedad, pero, contrariamente, se conforma por una masa de la población que ya en los 60 reniega de lo establecido. Conforme a eso, mantiene un espíritu de rebeldía frente a los cánones, crea estructuras musicales nuevas, conoce a los herederos de esa rebeldía y también la tradición de su país.

Lejos de formar guetos, el ámbito nipón rediseña su propia estructura musical, crea sellos independientes, crece sin límites y se expande por barrios claves, donde el “boca a boca” es fundamental. El directo se alza como comunión exorcizante y el máximo respeto se mantiene como sello de una sociedad que ve en la música una forma de trasponer sus ansias de libertad y de creación, las cuales, nacidas del desasosiego y el descontento, fructifican en una forma de expresión liberadora, original, comunicativa, en constante flujo y crecimiento en la actualidad.

 

 

Notas:

[1] Gagaku es la música cortesana de Japón, y la tradición orquestal más antigua del mundo. El término Gagaku significa literalmente  “música elegante”; Ga: elegante, Gaku: música.

avatar Ana Baena (10 Posts)

Ana Baena Tedó es Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Máster en Cine y Audiovisual Contemporáneos por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Especializada en Arte Contemporáneo Audiovisual, sus áreas de investigación actuales se centran en las derivas fílmicas desde la segunda mitad del s. XX hasta la actualidad, con especial atención al cine underground americano y al cine marginal español encuadrado dentro de la Transición.


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