Revista Ecos de Asia

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This article was written on 17 Sep 2018, and is filled under Cultura Visual.

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“Los Suzuki en París”, la cotidiana aventura de una familia japonesa en Francia

Una de las más recientes publicaciones de Letrablanka ha sido Los Suzuki en París, un título que anunciaron en el pasado Salón del Manga de Barcelona con gran ilusión como una de sus apuestas más fuertes para este 2018.

Portada de la edición española de Los Suzuki en París

Su autora, la mangaka Junko Kawakami, reside en Francia desde hace años, y en 2008 realizó una historia en dos volúmenes que publicó la editorial francesa Kana, narrando las peripecias de una familia japonesa que se traslada a Francia acompañando al padre en su trabajo. Posteriormente, It’s your world se editó en Japón de la mano de East Press, en el año 2010, recibiendo el título de Paris no Suzukike. Letrablanka la ha incorporado a su catálogo manteniendo este segundo título, Los Suzuki en París, y agrupando los dos volúmenes en un único tomo de unas trescientas páginas.

Los Suzuki en París cuenta la historia de la familia Suzuki, formada por el padre, un salaryman que es destinado a Francia en su nuevo puesto de trabajo, la madre, una ama de casa enamorada de Francia (llegó a cursar estudios franceses en la universidad), y los dos hijos, Lumi, una adolescente que sigue al pie de la letra la última moda japonesa, y Hiroya, el protagonista, a través de cuyos ojos viviremos todo el traslado y el proceso de adaptación.

Para Hiroya, el cambio resulta al principio demasiado radical. Es un chico tímido que desconoce el idioma, con lo que los problemas para comunicarse se multiplican, impidiéndole integrarse con facilidad. Sin embargo, en su nuevo instituto pronto entabla relación con Fátima, una compañera de clase procedente de una familia numerosa de inmigrantes musulmanes que comienza a darle clases de francés, a partir de lo cual pronto se hacen buenos amigos.

Poco a poco, el tiempo va pasando, mostrando cómo Hiroya y su familia se adaptan a su vida en Europa. En un primer momento, el choque cultural tiene un valor humorístico, causando malentendidos idiomáticos y con las costumbres más básicas, sin embargo, conforme los Suzuki se van estableciendo en Francia este choque disminuye y se transforma en la apreciación de su nuevo hogar mediante una comprensión más profunda del mismo.

Conforme avanza el tiempo también van cambiando los temas que se tratan en el tebeo, centrándose en el proceso de madurez de Hiroya y en las relaciones que establece con las personas de su entorno.

Más allá de su argumento, una de las premisas subyacentes en Los Suzuki en París es la atracción que la cultura nipona ha sentido por Francia desde el siglo XIX. Hay que tener en cuenta que Junko Kawakami lleva años viviendo en Francia, por lo que en cierto modo esta atracción es su propia experiencia. Sin embargo, no es el único ejemplo de mangas ambientados en Francia: es el caso de clásicos absolutos como La Rosa de Versalles de Ryoko Ikeda, que comenzó a publicarse en 1972, y de obras recientes como Innocent, de Shinichi Sakamoto, que ha publicado recientemente Milky Way Ediciones. Aunque la principal diferencia entre estos mangas y Los Suzuki en París es el carácter histórico de los dos primeros, el conjunto evidencia el interés que despierta la cultura francesa, ya que es escogida como tema en variadas ocasiones y diversas fechas.

Para entender esta fascinación debemos remontarnos al siglo XIX. En 1854, Japón abrió sus puertas a Estados Unidos, y a partir de aquel momento, se sucedieron los contactos con otras naciones. Francia no quedó atrás, y firmó un primer tratado de amistad y comercio en 1858, por lo que se convirtió en una de las principales naciones en estrechar lazos con el archipiélago que se abría al mundo.

A partir de aquel momento, ambas naciones establecieron relaciones diplomáticas, artísticas y culturales. Francia colaboró con Japón en algunos asuntos militares, mientras que Japón enviaba una delegación a París para la Exposición Mundial de 1867. Ya en el Periodo Meiji (1868-1912), Francia fue uno de los países que el gobierno nipón tomó como modelo para su rápida modernización. Paralelamente, debe tenerse en cuenta también que fue en Francia donde surgió la corriente del japonismo en las últimas décadas del siglo XIX, por lo que este vínculo abarcaba también ámbitos no institucionales.

La relación entre ambos países sería cordial hasta 1941, momento en el que Japón comienza a presionar la Indochina francesa en su expansión colonialista durante la Guerra del Pacífico, ocupando y tomando control de la colonia en 1945. No obstante, durante la segunda mitad del siglo XX se recuperó la buena relación entre las dos naciones, que en la actualidad goza de muy buena salud. Quizás uno de los responsables más visibles de esto fuese el presidente francés Jacques Chirac, declarado admirador de la cultura japonesa y promotor de los intercambios culturales y comerciales con el País del Sol Naciente.

Por parte de Japón, la idealización de la cultura francesa es similar a la que sufren los nipones en su propia cultura por parte de numerosos sectores occidentales. Esta visión distorsionada y favorable de la cultura francesa motiva a muchos japoneses a viajar a Francia para conocerla de primera mano, lo cual da lugar habitualmente a una gran decepción al comprobar las diferencias entre la realidad y sus ideas preconcebidas. Sin embargo, a diferencia de la decepción común, existe un síndrome, diagnosticado por primera vez en 1986 por el psiquiatra Hiroaki Ota, que puede generarse tras esta experiencia, en cierto modo, traumática. Se trata del denominado Síndrome de París, un desestabilizador emocional que se caracteriza por una serie de síntomas muy variados (desde la desilusión hasta la ansiedad, pudiendo llegar incluso a provocar alucinaciones, así como otros síntomas puramente psicosomáticos) que se manifiestan tras el choque cultural.

El Síndrome de París es una dolencia anecdótica en lo que respecta a las cifras de afectados, pero significativa de una especial sensibilidad de la sociedad nipona. Suele compararse con el Síndrome de Jerusalén o el Síndrome de Stendhal, aunque a diferencia de estos dos ejemplos, el Síndrome de París afecta fundamentalmente a japoneses.

Las causas que llevan a esta situación extrema son variadas. Por supuesto, la idealización de la cultura francesa, materializada en la ciudad de París, y la decepción de descubrir que la realidad no coincide con las ideas preconcebidas sobre la ciudad es uno de los motivos principales, pero influyen considerablemente otros factores. Las diferencias culturales que afectan también a los usos más cotidianos influyen en esta afección, puesto que suponen una constatación de la diferencia y un choque continuo. Dentro de estas diferencias destaca especialmente la del idioma, considerada una de las causas principales del Síndrome de París, ya que impide la comunicación entre los turistas y los guías, orientadores culturales y otras figuras que podrían paliar el shock mediante formación y explicaciones. Por otro lado, también debe tenerse en cuenta que, por lo general, los turistas japoneses suelen viajar con paquetes organizados con un ritmo frenético, un cansancio que, unido al jet lag del desplazamiento, debilita enormemente la salud mental de las potenciales víctimas, propiciando que puedan surgir patologías en los más sensibles.

En Los Suzuki en París no se alcanzan estos extremos patológicos, pero sí nos permite comprender, especialmente a través del personaje de la madre, cuál es este espíritu de idealización de Francia que puede provocar este trastorno.

avatar Carolina Plou Anadón (272 Posts)

Historiadora del Arte, japonóloga, prepara una tesis doctoral sobre fotografía japonesa. Autora del libro “Bajo los cerezos en flor. 50 películas para conocer Japón”.


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