Revista Ecos de Asia

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This article was written on 03 Abr 2019, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Mujeres jugando al polo en la China medieval

El juego de polo tiene sus orígenes más probables en Persia,[1] aunque hay teorías que establecen sus inicios en el Tíbet, relacionado con el vocablo “pelota” que le da nombre. No nos equivocaremos si decimos que fueron pueblos nómadas de las estepas asiáticaslos que empezaron a practicarlo varios siglos antes de nuestra era, por lo que es uno de los juegos de equipo más antiguos de los que se tiene constancia.

Es indudable que una de sus épocas doradas fue durante la dinastía Tang (618-907), en China. Precisamente nos detendremos en esta etapa al posibilitar la participación de la mujer en dicha competición, algo que nos resulta admirable al dotarlas de una inusual libertad en el lejano siglo VIII. A través de una representación de la feminidad, se nos habla de los valores de una sociedad oriental que no tiene parangón en los estrechos parámetros del mundo conocido por aquel entonces. Todo ello a partir del análisis de una terracota que como novedad damos a conocer en esta publicación.

Jugadora de Polo (Colección privada)

El juego de polo como adiestramiento para el combate

Este deporte servía de entrenamiento militar a los jinetes de la caballería que llevaban un taco con el que golpear la pelota. El uniforme solía ser un abrigo o túnica con bufanda y siempre llevaban botas y el cabello recogido. Montados sobre poderosos y raudos caballos, con la mano izquierda asían  la brida y con la derecha golpeaban con una delgada vara que  terminaba en forma curvilínea[2] o en una cabeza de madera.

Sobre el juego en sí, en sus inicios, sabemos poco; desconocemos el número de jugadores por equipo, en algunos textos se mencionan 14 y en otros 8 componentes,[3] igual ocurre con el tamaño de las canchas y su señalización, imaginamos que habría algún tipo de postes,  la bola rodaría entre los participantes hasta conseguir introducirla en ellos. Creemos que el juego comenzaría cuando el jinete que se encontraba al frente de los demás con el brazo levantado la golpeaba hacia atrás.

Sí estamos seguros que las habilidades que adquirían, en cuanto a destreza como jinetes: fortaleza, técnica, golpeo, pugna y espíritu bélico, eran consideradas como un ejercicio fundamental dentro de la instrucción militar de los caballeros y sus caballos. El grado de inclinación que llegan a conseguir, la ejecución y requiebros, el acierto al golpear a gran velocidad, se alcanzaba a base de constante entrenamiento y no todos lograban destacar.

La Dinastía Tang (618-907).

Al principio de la dinastía, con el fundador Gaozu cuyo linaje, el de los Li, procedía del norte fundamentalmente de etnia turca, la guerra seguía siendo la principal función del juego del Polo, ya que este imperio, que contaba con extensos territorios, tenía que preservarlos manu militari. Con el tiempo la finalidad fue cambiando, lo que nos habla de una consolidación de su expansión y de una época de relativa paz en sus fronteras. En el siglo VIII el propio Emperador y su Corte lo practicaban ya con un fin lúdico. Posiblemente fue entendido como un pasatiempo antes que como una actividad deportiva.

Llegó a ser muy popular entre la oligarquía, que asistían como espectadores y aplaudían enfervorecidamente cuando el Emperador marcaba o realizaba una jugada de mérito. Algunos alcanzaron gran destreza adquirida por una práctica asidua. El mismísimo palacio imperial pudo contar con varios campos, en la que era su capital, la antigua Changʹan, actualmente Xiʹan, famosa por sus guerreros de terracota. Entre quienes más practicaban el Polo estaba la guardia real, por lo que se convirtió en la gran cantera de los más afamados jugadores.

El campo de Polo no solo esel terreno donde se realizaba una actividad física, fue un lugar donde hacer negocios, tomar decisiones políticas, conspirar, llevar a cabo intrigas palaciegas, todo ello dentro del restringido ámbito del poder.Podemos empatizar e imaginarnos un ambiente festivo, con el emperador y su corte ataviados con sus mejores galas, la nobleza y los funcionarios acompañando y mostrándose ante sus iguales en privilegios. Lo que estaba en juego era algo más que una bola golpeada por intrépidos jinetes.

El arte de esta época a través de unas bellísimas estatuillas nos muestra a la mujer jugando al Polo, una posible explicación de esta relativa emancipación femenina la podemos encontrar en el contexto político del imperio Tang, su vasto territorio exigía mantener un equilibrio a base de un sistema de alianzas con las tribus nómadas del norte. La falta de caballos se había convertido en un problema militar y los pueblos de la estepa se van a constituir en el grueso de la nueva y potente caballería. El medio empleado va a ser una política matrimonial que tejió una tupida red entre la aristocracia y las princesas de los pueblos vecinos, sus costumbres y modos de vida las equiparaban  a los hombres, eran grandes amazonas que van a influir decisivamente en los hábitos de la élite imperial.

Se habían puesto las bases de una expansión hacia el oeste, conquistando zonas de Asia central y también del norte, que permitieron restablecer el comercio con occidente, con rutas tan conocidas como la de la seda. Changʹan pasa a ser una de las ciudades más importantes del orbe. El desarrollo de la economía, el aumento de la población, tienen como consecuencia directa el florecimiento de las artes, en un modelo de sociedad confuciano, en el que el emperador ocupa un lugar preeminente.

Las estatuillas del Museo Nacional de Artes Asiáticas – Guimet (MNAAG)

Este museo parisino conserva una de las más ricas colecciones de Arte de Asia a nivel mundial. Inaugurado por Emile Guimet en Lyon en 1879, fue conocido como el museo de las religiones. Sería en 1889 cuando se traslada definitivamente a París a la place d’léna y, poco a poco, va enriqueciéndose con donaciones y aportaciones múltiples, en 1945 acoge las colecciones del Departamento de Arte Asiático del Louvre.[4]

Entre las piezas de la colección del Museo Guimet destaca la gran sensibilidad reflejada en los Mingqi “utensilios brillantes”, que formaban parte del mobiliario funerario que, como en otras culturas, pretendía asegurar la inmortalidad. La arqueología los ha localizado en los grandes mausoleos de la dinastía Tang, como el de Qianling. Concretamente nos interesa un conjunto de seis terracotas de mujeres jóvenes cabalgando a galope  en la inconfundible posición de jugar al Polo. Están datadas en la primera mitad del siglo VIII y son muy importantes porque reflejan una actividad inusual para la mujer de esta época y porque nos hablan por sí mismas de la vida en esta sociedad.

Se conservan en un magnífico estado, miden entre 30 y 35 cm. de altura y  todas son distintas, tres con el brazo derecho elevado y otras tres con dicha extremidad mucho más baja, incluso una de ellas completamente caído. La postura del cuerpo viene condicionada por ello, y porque se inclinan sobre el caballo de forma diferente. El color de sus túnicas también varía, destaca una que la lleva en rojo, otras en verde con tonalidades diversas, y algunas parecen haber perdido la policromía. Sus peinados también difieren, con moños simples y dobles.

El realismo se denota en los rostros que parecen verdaderos retratos que aportan una marcada individualidad; la expresividad la encontramos en la escena que representan,  con unos caballos exhaustos por el esfuerzo, la tensión de la musculatura, un galope que se ha llamado “volador” por la posición in extremis de sus patas delanteras y traseras, uno de ellos alcanza una horizontalidad materialmente imposible.

Estas terracotas están decoradas con engobe, es decir, están cubiertas de una capa fina de una pasta de arcilla diluida en agua y coloreada por óxidos y pigmentos de una amplia gama cromática, lo que le da textura y volumen.

La jugadora de Polo

Pertenece a una colección privada a la que he tenido el privilegio de acceder, sus propietarios me han proporcionado todas las facilidades posibles para realizar el reportaje fotográfico que ilustra este trabajo.[5]

Jugadora de Polo. Dinastía Tang (618-907)

Datación tipológica: 1ª mitad del siglo VIII d.C.

País: China

Material: terracota

Policromía: engobe

Medidas: 30 x 35 cm.

Ficha técnica

Se trata de una jugadora de Polo, a lomos de un caballo en pleno galope, tiene el brazo derecho levantado con el que sujetaría un palo de madera en miniatura y con el otro las riendas, estos elementos ya han desaparecido.  Ambas extremidades superiores componen una perpendicular en forma de –S- . La figura femenina está inclinada para poder golpear la bola que estaría en juego.

El caballo es fuerte y en proporción con la figura femenina no muy grande, aunque de poderoso torso y cabeza. Sus patas en el denominado “galope volador”, proporcionan un gran dinamismo a toda la composición.

Jugadora de Polo. Parte delantera.

Jugadora de Polo. Parte trasera.

La vestimenta era conocida comohufu[6], consistía en una chaqueta hasta la rodilla e incluso más abajo, de mangas largas, puños y solapas tibetanas, atada con un cinturón, debajo llevaría los pantalones al ir montada a horcajadas, no se aprecian los estribos, el conjunto se complementa con unas botas altas. La parte inferior de la prenda tiene marcados toscamente tres pliegues.

El rostro de la amazona.

La delicadeza de su rostro está conseguida por su forma redondeada, con unas cejasfinas y perfectamente delineadas, sus ojos rasgados con pupilas de intenso color negro, la boca pequeña y los labios pintados de rojo. Su cara aniñada nos transmite que es una mujer joven, casi adolescente. El pelorecogido está muy marcado, más bien parece un tocado o una cofia, incluso un casco coronado por un moño simple con un trenzado partido en forma hexagonal.

La cabeza del caballo.

Las bridas.

El bocado del caballo está compuesto por tres correas, son tres líneas negras dibujadas: la muserola, las carrilleras y la frontalera. La cabeza del animal nos recuerda a la que Picasso plasmó en el Guernica. Con ojos saltones y mechones bordeando sus orejas, el caballo en su extenuante galope lleva la boca abierta, mostrándonos su lengua, al igual que los abiertos ollares necesitados de oxígeno.

Las crines

Las crines parecen rapadas o más bien trenzadas hasta llegar a la parte superior de la cabeza.En lasimágenes podemos apreciar como tiene rota una de las orejas, y la maravillosa policromía formada por manchas, de diversos tamaños y formas, del cuello. El sentido de este recorte es para que no interfiriera con las riendas o el palo.

La montura

La silla de montar conserva parte de su policromía, destaca el cuerno o pomo, zona  que mantiene más restos del polvo arcilloso original. A esta terracota no se le ha practicado la prueba de termoluminiscencia, para certificar su época de elaboración-cocción,[7] pero por tipología y por estas adherencias pensamos que estamos ante una pieza auténtica.[8] La decoloración de los pigmentos ha repercutido más en la parte delantera que en la trasera. Está dividida en franjas con trazos negros y rojos, con formas curvilíneas de motivos vegetales, frisos continuos que se repiten en paralelo adaptándose al marco de la montura.

Perspectiva centrada en la cola del caballo.

Detalle de la cola trenzada

La cola del caballo está trenzada y adornada con una cinta de color verde. Desde la perspectiva que aportamos en la imagen anterior se aprecia perfectamente la muy acusada inclinación de la jinete. La cola tiene un trenzado pequeño, pues posiblemente ha sido cortada. Si las crines están trenzadas la cola también ha de estarlo, y se vuelve a repetir una razón de índole práctica, tampoco debían entorpecer en los veloces movimientos que exige el juego.

Elementos decorativos en la grupa

El caballo está engalanado, cuenta con una serie de cintas que además de mantener la montura en su lugar, podían servir de atadura de la cola. No apreciamos el pretal que rodea el pecho de la cabalgadura. El caballo está vestido con arreos para una  ocasión especial, como las borlas verdes con flecos que cuelgan de los cordones negros.

Esta pieza de terracota tiene un orificio necesario para su cocción en el horno, al estar situado en el vientre del animal no es visible sino se voltea la figura.

Esta escultura es una imagen  de la civilización China en la edad media. No hay duda del género de la figura, el moño, las facciones del rostro, los labios pintados nos dice que existían mujeres que jugaban al polo en pleno siglo VIII, y que era una actividad permitida, una escena  de la vida real que tiene el poder de asombrarnos en la actualidad.

Para saber más:

  • Colburn Clydesdale, Heather. “The Vibrant Role of Mingqi in EarlyChineseBurials.” In Heilbrunn Timeline of Art History. New York: The Metropolitan Museum of Art, 2009. Disponible aquí.
  • Jarrigue, Jean-François et al., Album Musée national des Arts asiatiques-Guimet. París, Editions de la Réunion des musées nationaux, 2001.

Notas:

[1] Christophersen, Pedro Fernando., Teoría y práctica del Juego del Polo. Buenos Aires, Maizal Ediciones, 2011, pp.264.

[2] Estos detalles los conocemos a través de una pintura que se encuentra en una de las paredes de la tumba del Príncipe Zhang Huai, enterrado en el 706 d.C., durante la Dinastía Tang de China.

[3] Babaahmady, Ebrahim., “El caballo y su importancia en la historia del deporte de polo”,Historia Digital, XV, 26, 2015, p. 152.Disponible aquí.

[4] Jarrigue, Jean-François et al.,Musée national des Arts asiatiques-Guimet. París, Editions de la Réunion des musées nationaux, 2001, p. 7.

[5] Desde estas páginas quiero expresar mi agradecimiento por la inestimable ayuda y colaboración que de esta familia he recibido, no dejo constancia de sus nombres por su expresa voluntad de permanecer en el anonimato.

[6] Ribas Balls, Nuria. “Atuendos femeninos e influencias extranjeras en ámbito cortesano durante los primeros Tang (618-756) a través del ajuar funerario”, Entremons. UPF Journal of World History, 2,  2011, p.10. Disponible aquí.

[7] He aconsejado a sus propietarios que la realicen en algún laboratorio de reconocida solvencia.

[8] Existe garantía de reintegro de la cantidad pagada por ella si tras la mencionada prueba la antigüedad no correspondiese con la dinastía Tang.

avatar Isidoro Otero Cabrera (1 Posts)

Profesor de Historia en el Instituto Luis Barahona de Soto de Archidona, Málaga. Conferenciante del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga. Ha sido asesor del centro de profesores “José Rodríguez Galán” y es académico correspondiente por la Sección de Letras de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.


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