Revista Ecos de Asia

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This article was written on 27 May 2014, and is filled under Cultura Visual.

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Neil Gaiman, Yoshitaka Amano y los cuentos de hadas del Japón.

Aprovechando la visita de Neil Gaiman[1] a España, queremos acercarnos a una de sus obras que, a nuestro juicio, resulta más bella e interesante: Los cazadores de sueños.

Una de las portadas del primer arco argumental de The Sandman: Preludios y Nocturnos, realizada por Dave McKean.

Una de las portadas del primer arco argumental de The Sandman: Preludios y Nocturnos, realizada por Dave McKean.

En primer lugar, resulta obligado presentar a su autor. Neil Gaiman es un escritor y guionista británico, especialmente célebre por su obra The Sandman, uno de los clásicos indiscutibles del cómic contemporáneo. Además de esta serie (y de todo el universo creado a su alrededor, del que luego hablaremos), ha estado a cargo del guión de gran cantidad de títulos, algunos de los cuales han cobrado gran relevancia: destacan sus participaciones para las grandes editoriales americanas, Marvel y DC, para las que ha creado obras que han resultado icónicas, 1602 y ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?, respectivamente.[2]

Ya en el campo de la novela gráfica se descubrió como un maestro de la narración, con un particular y personalísimo estilo que ha impregnado todas sus creaciones, que no han sido pocas. Sin embargo, a partir de la década de 1990 inició una serie de incursiones en la novela, comenzando a partir de Buenos presagios, escrita en ese mismo año junto a Terry Pratchett (uno de los grandes escritores de fantasía, autor, entre otras, de la saga de Mundodisco, que cuenta en la actualidad con cuarenta títulos).

Cartel de su visita a España, los próximos días.

Cartel de su visita a España, los próximos días.

No obstante, fue con el cambio de siglo y en la primera década del siglo XXI cuando sus novelas más famosas vieron la luz: Stardust (1999), American Gods (2001) y Los hijos de Anansi (2005). Junto a éstas, publicó también obras infantiles, entre ellas posiblemente la más conocida sea Coraline (2002), por su adaptación cinematográfica (Henry Selick, 2009). Su hasta ahora última novela, El océano al final del camino, combina en un equilibrio muy acertado una historia adulta contada desde una perspectiva infantil, al tiempo que cuenta una historia infantil con gran madurez.

Más allá de toda esta labor, Neil Gaiman también ha destacado como guionista para cine y televisión, trabajando tanto en adaptaciones de sus obras (Neverwhere, 1996) como en guiones originales (destacamos los dos episodios de la longeva serie británica Doctor Who: La mujer del Doctor y Pesadilla en Plata), también coescribiendo guiones cinematográficos (MirrorMask, junto a Dave McKean) y dando forma a los diálogos de la versión inglesa de La princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, 1997).

Neil Gaiman (izquierda) con Suranne Jones y Matt Smith, durante el rodaje del capítulo de Doctor Who La mujer del doctor.

Neil Gaiman (izquierda) con Suranne Jones y Matt Smith, durante el rodaje del capítulo de Doctor Who La mujer del doctor.

Hecho este repaso por la trayectoria del autor, debemos detenernos en el universo Sandman antes de poder llegar a Los cazadores de sueños. Sandman cuenta la historia de Sueño, uno de los Siete Eternos (los hermanos Destino, Muerte, Sueño, Destrucción, los gemelos Deseo y Desespero y la menor, Delirio –antes conocida como Delicia), desde que es capturado, a comienzos del siglo XX, pasando por su liberación y sus andanzas para restituir su reino. A lo largo de los 75 números del cómic, se va construyendo un complejísimo universo en el que si bien Sueño es el personaje principal, junto a él se encuentran numerosos secundarios (en cuyas historias, a veces, se recrea Gaiman), pero por encima de ellos está, como protagonista absoluto, el onirismo que transmite toda la obra, un toque mágico en el que todo es posible y todo está permitido, pese a las estrictas normas del mundo de los sueños.

Los Siete Eternos: Destino, Muerte, Sueño, Destrucción, Deseo, Desespero y Delirio.

Los Siete Eternos: Destino, Muerte, Sueño, Destrucción, Deseo, Desespero y Delirio.

The Sandman se publicó en EE.UU. entre 1989 y 1996, con tal éxito que proliferaron series, especiales y spin-off a su alrededor, algunas de ellas a cargo del propio Gaiman, y otras en otras manos (tales son los casos de Muerte, el alto coste de la vida y Lucifer, respectivamente).

Una vez finalizado Sandman, Gaiman se dedicó a otros menesteres, entre ellos recibió, como hemos mencionado, el encargo de los diálogos de la versión inglesa de La princesa Mononoke. Inspirándose para este proyecto, encontró una rara fábula tradicional japonesa, titulada La zorra, el monje y el Mikado de los Sueños de Todas las Noches, una historia que encajaba a la perfección en el universo creado en el cómic. Poco después, se le propuso escribir una nueva historia para conmemorar el décimo aniversario de The Sandman,  acontecimiento para el cual Gaiman decidió aprovechar este cuento… O eso hizo creer. El consistente relato sobre la creación de Los cazadores de sueños, incluido a modo de epílogo, contribuía a dotar de verosimilitud[3] una historia que, si bien estaba profundamente influida por cuentos y leyendas tradicionales japoneses, era en realidad resultado de la prodigiosa imaginación de Gaiman. Su engaño sería reconocido por él mismo años después, en una adaptación de la obra original.

Portada de la edición española de Los cazadores de sueños, publicada por Norma Editorial.

Portada de la edición española de Los cazadores de sueños, publicada por Norma Editorial.

The Sandman: Los cazadores de sueños cuenta la historia de amor entre un monje y un espíritu zorro. Comienza, como otros cuentos del estilo, con una rivalidad entre una zorra y un tejón, que casi a modo de travesura, apuestan que el que primero de los dos que pueda hacer que un monje abandone su templo, se quedará con el edificio y podrá vivir en él. Mientras que el tejón cae en desgracia a causa de su fracaso, la zorra se encariña con el monje, y decide mantenerse cerca. Por otro lado, un rico y malvado señor en Kioto (un onmyôji, maestro del Yin y el Yang, especialistas en magia y adivinación –y algunos de ellos capaces de invocar espíritus protectores o shikigami–), temeroso por su vida, decide acudir a consultar a un oráculo por los peligros que le acechan. Como respuesta, el oráculo le comunica que debe deshacerse del monje, embrujándolo para que quede atrapado en el mundo de los sueños y termine muriendo en vida. La zorra, alertada del peligro, decide sacrificarse por su amado monje, y el monje, al encontrar al animal dormido ante la puerta de su templo, se adentra en el mundo de los sueños para rescatarlo, trazándose una historia de amores y venganzas al más puro estilo japonés, y resultando absolutamente creíble su origen en un cuento tradicional.

Ilustración de Final Fantasy X, de Yoshitaka Amano.

Ilustración de Final Fantasy X, de Yoshitaka Amano.

Cabría presumir que este proyecto, conmemorando el aniversario de uno de los cómics más relevantes de las últimas décadas, compartiría el formato con la obra madre, sin embargo, la publicación de 1999 de Los cazadores de sueños es una novela ilustrada. Y por un artista (como todos los que rodean The Sandman) de primera fila: ni más ni menos que Yoshitaka Amano. Si el lector está familiarizado con el mundo de los videojuegos, el nombre le resultará familiar. Amano comenzó su carrera como dibujante e ilustrador muy tempranamente, con 15 años realizó su primer proyecto: el diseño de personajes para la serie de animación Mach GO GO GO! (Meteoro en su versión en español). Posteriormente, ilustraría también la serie de novelas Vampire Hunter D (algunas de las cuales han sido adaptadas a otros medios, entre los que cabe destacar una película de animación para la que Amano realizó también los diseños de personajes). Sin embargo, como adelantábamos, el trabajo por el que Yoshitaka Amano ha sido más conocido ha sido la ilustración y el diseño de personajes y logotipos para la que posiblemente sea la saga de videojuegos más famosa de la historia: Final Fantasy.

Amano ya había sido tanteado para participar en la celebración del décimo aniversario de The Sandman, así que la ocasión era propicia. Gaiman le propuso la idea de escribir esta fábula, y Amano aceptó, aunque acordando que no sería un cómic, ya que él era ilustrador, no dibujante de cómics. Así fue como nació Los cazadores de sueños.

Las ilustraciones de Amano, que están en la línea estilística habitual del autor, resultan tremendamente poderosas y encajan a la perfección en el relato, incluso, en algunas ocasiones, parecen apoderarse del mismo. Sus trazos finos y su aspecto, muchas veces abocetado, resulta más que adecuado para una historia ambientada entre la bruma del mundo de los sueños.

Los cazadores de sueños, páginas 12 y 13.

Los cazadores de sueños, páginas 12 y 13.

Sueño. Página 99.

Sueño. Página 99.

Si bien esta historia habla de sueños, Morfeo/Sueño, el protagonista de Sandman, tiene un papel secundario. A pesar de ello, Amano logra captar toda la melancolía que el personaje destila durante su propia saga, caracterizando a Sueño con la personalidad que los fans estaban acostumbrados a conocer, y no de manera aislada.

Las texturas, las neblinas, la irrealidad del mundo de los sueños, son captadas a la perfección por las acuarelas y tintas de Amano, que consigue, mediante combinaciones de colores (generalmente, tonos pastel y colores translúcidos, siempre muy matizados) un efecto inquietante y en constante movimiento. Los colores, mezclados y difuminados, son por lo general suaves, empleando gamas más oscuras para crear la opresiva sensación de una pesadilla, no obstante, no tiene una paleta limitada, y no duda en emplear colores más agresivos y tintas más planas cuando la situación lo requiere y la narración exige transmitir tensión.

Otro aspecto de gran importancia en las ilustraciones de Amano es la luz. Si bien se trata de una obra sombría, que se mueve entre los mundos de las pesadillas y del sueño profundo, la luz juega un papel importante, ya que para crear las atmósferas en movimiento de las que hablábamos hace un momento, es tan necesario el color como la luz, una luz que baile de un lado a otro y que fluya y se derrame sobre los escenarios reales e imaginados del relato. Una luz que irradia de los protagonistas, de la pureza del monje y de la sensualidad de la chica-zorro, una luz blanca de amor y una poderosa luz naranja de fuego y destrucción.

Los cazadores de sueños, páginas 118 y 119.

Los cazadores de sueños, páginas 118 y 119.

Pero The Sandman no acabó aquí, y aunque solamente la sinergia Gaiman-Amano constituye una auténtica obra de arte, recomendable e imprescindible, para el vigésimo aniversario del cómic original se decidió recuperar esta aventura de Morfeo, esta vez, realizando una adaptación a cómic, que corrió a cargo de P. Craig Russell.

Viñeta de The Sandman: Ramadan.

Viñeta de The Sandman: Ramadan.

Russell ya había trabajado en The Sandman, en Estación de Nieblas[4] y en el arco argumental Ramadan, incluido en el tomo recopilatorio Fábulas y Reflejos. Su estilo de dibujo, de líneas bien definidas, tintas planas y colores vivos, contrasta enormemente con los dibujos de Amano. Este contraste, lejos de desmerecer a una u otra versión, consiguió dotar a la narración de un nuevo enfoque, menos dramático e intimista, que quizás encajaba mejor con el tono de las historias secundarias que se habían desarrollado como arcos argumentales dentro de la publicación original de The Sandman. A este respecto, debemos tener en cuenta que, de los diez volúmenes recopilatorios de la serie regular, dos de ellos están dedicados a historias paralelas, secundarias, que contribuían a profundizar en el universo Sandman pero que no constituían en sí mismas un avance en la historia del personaje de Morfeo.

Viñeta de Los cazadores de sueños, volumen 2, página 20.

Viñeta de Los cazadores de sueños (2008), vol. 2, página 20.

Esta segunda versión, publicada a partir de 2008, consta de cuatro capítulos repartidos en cuatro tomos de poco más de treinta páginas. A nivel gráfico, como hemos avanzado, se inserta a la perfección en el estilo de Russell, pero debemos destacar también las influencias asiáticas en el dibujo. Más allá de la iconografía, obvia y necesariamente japonesa, plasmada con trazos firmes y colores vivos (con reminiscencias modernistas en el tratamiento de las imágenes), existen algunas secuencias, como la de los sueños del monje, que tienen una aproximación conceptual a la abstracción de las pinturas a la tinta (quizás más chinas que japonesas, en este caso) en las que los elementos del paisaje, tales como árboles o rocas, surgen repentinamente pero con fluidez de un fondo neutro, efecto que resulta muy adecuado para un pasaje onírico.

No podemos despedirnos sin recomendarles antes muy encarecidamente que, si disfrutan de la cultura japonesa, escojan alguna de éstas, o ambas, como parte de sus lecturas veraniegas. Les aseguramos que no se arrepentirán.

Portada del último volumen de Los cazadores de sueños (2008).

Portada del último volumen de Los cazadores de sueños (2008).

Notas:

[1] El polifacético escritor hará una visita fugaz a España, pasando por Barcelona y Madrid. En Barcelona estará pasado mañana, jueves, 29 de mayo, firmando ejemplares de 17:00 a 18:00 en Fnac Triangle y a las 19:00 protagonizará “Una velada con Neil Gaiman” en el CCCB; y el viernes, 30 de mayo, firmará ejemplares en la conocida librería Gigamesh, de 11:00 a 12:30. El mismo viernes se desplazará a Madrid, para protagonizar “Una velada con Neil Gaiman” en la Sala Negra de los Teatros del Canal (a las 19:30) y finalmente, el sábado 31 de mayo participará en la Feria del Libro de Madrid, firmando ejemplares en la caseta de Fnac (de 12:00 a 14:00) y por la tarde en la de El Corte Inglés (de 19:00 a 21:00).

[2] Estrictamente hablando, en un sentido empresarial, sus participaciones con DC han sido mucho más numerosas, puesto que a esta editorial pertenece el sello Vértigo, en el que se publicó Sandman y las historias pertenecientes a este universo. Sin embargo, en este momento en concreto utilizamos esta división para referirnos a los principales conjuntos superheróicos que pueblan el imaginario popular. Así, 1602 trasladaba a los principales personajes marvelitas (Nick Furia, el Doctor Extraño, Daredevil, Peter Parker, los X-men, Thor, Hulk, el Capitán América, Viuda Negra…) cuatrocientos años antes de su existencia canónica, desarrollando una historia alternativa que combina acontecimientos históricos con la adaptación de los personajes más o menos conocidos a una época pasada. Por otro lado, ¿Qué le sucedió al Cruzado Enmascarado? constituye todo un homenaje al personaje y al universo de Batman.

[3] Particularmente, al citar entre sus fuentes a Yei Theodora Ozaki (1871-1832), traductora y compiladora de cuentos tradicionales japoneses, cuya obra más famosa es Japanese Fairy Tales (1903), disponible en ebook de libre distribución (puede descargarse, por ejemplo, en archive.org, o leerse en la web del Proyecto Gutenberg). Como puede comprobarse, ninguna de las fábulas allí recogidas coincide con la historia de Los cazadores de sueños.

[4] En Estación de Nieblas se narra el segundo descenso de Sueño a los infiernos y la rivalidad de los distintos dioses por conseguir las llaves del Inframundo. Entre los dioses que aparecen se encuentran Odín, padre de la mitología nórdica, la egipcia Bastet, y también Susanoo-no-Mikoto, deidad sintoísta que enlaza también con la historia japonesa narrada en Los cazadores de sueños.

avatar Carolina Plou Anadón (272 Posts)

Historiadora del Arte, japonóloga, prepara una tesis doctoral sobre fotografía japonesa. Autora del libro “Bajo los cerezos en flor. 50 películas para conocer Japón”.


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