Revista Ecos de Asia

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This article was written on 17 Sep 2014, and is filled under Arte.

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Paz inquietante. Interpretaciones personales de las ilustraciones de Kouzou Sakai.

“Mis ilustraciones se basan en la paz y están enriquecidas con elementos como la belleza, la nostalgia, la felicidad”

Los hombres grises de Kouzou Sakai. Obra extraída de la serie The Mind World.

Los hombres grises de Kouzou Sakai. Obra extraída de la serie The Mind World.

En su serie The Mind World, el ilustrador de origen japonés Kouzou Sakai presenta a una serie de personajes grises en distintas actitudes y en contextos totalmente surrealistas: pescando peces luminosos, tratando de capturar la luna, o creando aperturas en ésta. Hombres que Sakai muestra formados por estrellas en una de sus imágenes. La luz brillante contrasta sobre el negro de sus perfectos trajes de corbata en un motivo que, como en tantas otras ocasiones, parece remitirnos directamente al subtítulo de la novela Momo: Los caballeros de gris o Los hombres de gris. El escritor Michael Ende pintó un universo tremendamente particular, en el que unos seres sin personalidad aparecían de repente ante la humanidad para robarle su bien más preciado: el tiempo. Hombres sin escrúpulos, que se movían en base al egoísmo personal y que carecían de todo tipo de sentimiento o empatía. Una carta de presentación como ésta parece contradecir las palabras con las que Kouzou Sakai define sus obras, “basadas en la paz” y poseedoras de “belleza”, “nostalgia” o “felicidad”. En todo caso, aportarían, cuanto menos, “sordidez” e “inquietud”. Parece que la ilustración parafrasee a nivel plástico el título de la obra del astrónomo estadounidense Harlow Shapley, De hombres y estrellas – sin que tenga nada que ver con su contenido -. Pero, insisto, con una carga un tanto siniestra y poco placentera. Al resultado final colabora especialmente, entre otros elementos, el color negro.

Kouzou Sakai. Obra extraída de la serie definida como The mind world of color, realizada en distintas escalas de azul y amarillo, que acaban formando verdes.

Kouzou Sakai. Obra extraída de la serie definida como The mind world of color, realizada en distintas escalas de azul y amarillo, que acaban formando verdes.

Esto es algo que no resulta del todo extraño: si observamos otras propuestas del ilustrador, podemos comprobar cómo ejerce una clara tendencia a lo monocromático, a la utilización de un mismo color pero en distintas escalas y tonalidades. El color es la base de la pintura y, por sí mismo, bien usado, puede indicar mucho más que el propio tema. En muchas ocasiones, colabora para lograr esa ansiada “paz” a la que se refiere continuamente: en la serie definida como The mind world of color utiliza distintos tonos de azul y amarillo (colores primarios al fin y al cabo) para acabar plasmando colores verdosos que otorgan una cierta sensación de tranquilidad. Es una calma surrealista, extraña, parecida a la que impregna las pinturas del realismo mágico. Lo irreal se introduce en el ámbito de lo cotidiano, y eso provoca zozobra en el espectador. Resulta mucho más sutil – y naíf – que – por citar un ejemplo rápido -, artistas coetáneos como Howard David Johnson (donde brillan desde una estética de parque temático hasta ecos prerrafaelitas), con un aire que recuerda a las obras de Henri Rousseau, ambientadas en parajes extraños, con animales de miradas perdidas o con comportamientos que parecen recordar a los de los humanos. Animales que transitan y se comunican con el espectador, ocupando normalmente el centro de las composiciones.

Obra de Henri Rousseau, conocido como “el aduanero” por su vida y obra a camino entre dos siglos, el XIX y el XX. El animal que centraliza la parte inferior de la composición, parece proyectar una sombra que correspondería a un ser humano. No deja claro si juega con ella, lucha, o se aproxima a una persona que la proyectaría, ilógicamente, desde el otro lado.

Obra de Henri Rousseau, conocido como “el aduanero” por su vida y obra a camino entre dos siglos, el XIX y el XX. El animal que centraliza la parte inferior de la composición, parece proyectar una sombra que correspondería a un ser humano. No deja claro si juega con ella, lucha, o se aproxima a una persona que la proyectaría, ilógicamente, desde el otro lado.

Kouzou Sakai, obra realizada para la exposición Bird realizada en Koenji (Japón).

Kouzou Sakai, obra realizada para la exposición Bird realizada en Koenji (Japón).

Como podemos ver en su página web, Kouzou Sakai comenzó estudiando en el Departamento de Ciencia Animal y Biotecnología y acabó abrazando la ilustración como free lance a partir del año 2002. Su relación con la naturaleza es obvia y muy personal. Gabriel García Márquez, uno de los grandes adalides del realismo mágico en literatura, solía destacar que, en sus novelas, no hay “una línea que no esté basada en la realidad”, y lo mismo sucede con las obras del ilustrador japonés y su remisión al realismo mágico: la imaginación es tan sólo un elemento más necesario en la configuración de lo real. La comparación con grandes narradores del contexto japonés como Hayao Miyazaki (muy influenciado además por la obra del botánico Sasuke Nakao) surge casi sin querer, al igual que los vínculos con la narrativa infantil y juvenil o, en algunos toques, con la estética cyberpunk. Pero lo más interesante continúa siendo ese enlace con un realismo mágico o surrealista – presente en multitud de manifestaciones artísticas y visuales actuales e irradiado por la fuerza de Internet – que parece tener los ecos, especialmente, del belga René Magritte. Algunas de sus obras y series que toman como protagonistas a hombres grises, son verdaderas muestras de tacto hacia lo surreal: pequeños objetos tomados como gigantes, con mecanismos interiores y sombreros hongos y manzanas, por citar superficialmente a lo más mediático de la obra del artista belga.

Obra del fotógrafo español Chema Madoz, que crea un interesante juego visual.

Obra del fotógrafo español Chema Madoz, que crea un interesante juego visual.

También resulta característica la jaula, objeto un tanto inquietante: llena, en especial con un ser vivo, causa sensación de congoja. El encierro, la separación del mundo, desagrada. Vacía, proporciona una sensación de soledad: falta algo que dé sentido a ese espacio cerrado. La simbología de sus puertas abiertas o cerradas podría hacer correr muchos ríos de tinta, y la cuestión radica en que, en definitiva, Magritte las mantenía abiertas mientras que Kouzou Sakai las cierra. Introduce en ellas elementos imposibles de limitar, paisajes enteros, barcos, desiertos o pequeños pueblos. Personalmente, me evoca a la conocida nube de Chema Madoz, que trata de ser atrapada por una jaula de la que dista kilómetros en la realidad. La obra del ilustrador japonés es en ese sentido, y sin establecer comparaciones más allá de lo superficial, semejante: con aires naíf transmite toda una poesía interior que el espectador trata de captar. Estaremos atentos al desarrollo futuro de ilustradores como Sakai, que Internet o amplios compendios de ilustración, nos traen día a día a nuestra retina occidental.

avatar Julio Andrés Gracia (38 Posts)

Investigador y gestor cultural. Doctor en Historia del Arte con la tesis “Intermedialidad en el cómic adulto en España (1985-2005). De la historieta a la pintura, el audiovisual y la ilustración”. Ha trabajado sobre temas relativos al manga y el anime en congresos especializados y en artículos, tanto científicos como de carácter divulgativo.


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