Revista Ecos de Asia

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This article was written on 28 Ene 2015, and is filled under Cultura Visual.

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“Persépolis” o El evangelio según Satrapi.

Volumen integral que reúne los cuatro tomos en español, editado por Normal Editorial.

Volumen integral que reúne los cuatro tomos en español, editado por Normal Editorial.

La iraní Marjane Satrapi (Rahst, 1969) publicó su autobiografía gráfica Persépolis en suelo y lengua francesa a través de cuatro tomos aparecidos entre 2000 y 2003, que narran los acontecimientos vividos por la autora entre 1979 y 1994.[1] Llevada en 2007, en colaboración con Vincent Paronnaud, a la gran pantalla, tanto la novela gráfica original como su versión cinematográfica alcanzaron un éxito inesperado y recibieron toda una lluvia de premios,[2] lo que ha contribuido a instaurar de idea de la narración de Satrapi como un objetivo y verídico relato de los acontecimientos que vivió su país natal durante una de las épocas más turbulentas de su historia: la Revolución Cultural y el establecimiento de la República Islámica de Irán.

Persépolis es un bildungsroman,[3] o novela de aprendizaje, que narra la abrupta pérdida de la inocencia de la protagonista, una Marjane de apenas nueve años, cuando su país –Irán- sufre un radical cambio político y social y su mundo conocido se vuelve hostil. A través de los cuatro tomos, conoceremos las aventuras y la evolución de Marjane durante la Revolución Cultural, el Irán en guerra contra Iraq, el exilio en Viena y la descorazonadora vuelta a la madre patria.

Probablemente por su agradecido formato narrativo, por la facilidad para narrar con humor toda la serie de catastróficas desdichas que a los personajes les suceden tanto dentro como fuera de sus hogares y por haberse convertido en un símbolo de denuncia y resistencia femenina, tanto la novela gráfica como la película se han ido generalizando en los currículos escolares de países como Francia, España o Estados Unidos, en cuyas clases de materias como ética o Historia Universal se ha convertido en todo un clásico reciente.

Sin embargo, no debemos olvidar que la obra de Satrapi ha sido criticada e incluso censurada en países como Irán, Líbano o Emiratos Árabes Unidos, [4] e incluso, en los Estados Unidos: en unos casos, estas críticas se han debido a los “valores anti-islámicos” de la misma, aunque en el caso norteamericano se ha hecho referencia al tono crudo de algunas escenas de tortura, considerándose que no eran indicadas para ser mostradas en clase.[5]

Fragmento de viñeta de la novela.

Fragmento de viñeta de la novela.

Partiendo de que ninguna historia ni relato puede ser, por su propia definición, objetivo, el hecho de aceptar el relato de Satrapi como válido implica conocer la parcialidad desde la que se escribe, que se manifiesta explícitamente en numerosas ocasiones a lo largo de la novela, y que sin embargo ha sido percibida como normativa por buena parte de sus lectores.

Es decir, que para poder juzgar justamente tanto la explicación de los hechos relatados por Satrapi como su intervención en los mismos, es necesario intentar recomponer el universo familiar e ideológico en el que la autora se forma –o dice formarse-.

Al principio de la novela conocemos como Marjane, hija única, nace en una familia religiosa pero “muy moderna y vanguardista”[6] y asiste a una escuela laica francesa de Teherán. Aunque no conocemos la profesión del padre –se aduce que ocupa un puesto como ingeniero en una compañía de gas- (ni la de la madre, a la que en ningún momento se le atribuye empleo), se trata indudablemente de una familia de clase privilegiada y contenta de que su hija tenga nobles aspiraciones educativas y laborales en la vida;[7] de hecho, puede presumirse que el padre tiene un trabajo bien remunerado, ya que los Satrapi cuentan con una criada-niñera, se desplazan en Cadillac y más adelante, dan dinero a Marjane para caprichos de importación como zapatillas Nike o cintas de Iron Maiden, realizan viajes a países lejanos de Europa[8] y sobre todo porque no considerarían una ocupación adecuada el ser taxista y criada en Europa.[9] Más adelante en la novela aprenderemos como uno de los abuelos de Marjane, el difunto marido de la abuela que aparece en la novela, era “hijo del emperador derrocado”[10] –es decir, de Ahmad Shah Qajar (1898-1930)-, y que más tarde sería ministro bajo el nuevo gobierno de Reza Pahlevi. Esta piedra de toque, que llama tanto la atención del lector como de la propia Marjane, sirve para ejemplificar de forma sencilla algunos de los elementos de la narración de Satrapi.

Viñeta que ejemplifica la imaginación de la joven Satrapi, con la imagen de un príncipe montado en elefante, acompañado de los símbolos del emblema persa, utilizados hasta 1980: el león con la espada y el sol.

Viñeta que ejemplifica la imaginación de la joven Satrapi, con la imagen de un príncipe montado en elefante, acompañado de los símbolos del emblema persa, utilizados hasta 1980: el león con la espada y el sol.

Si uno revisa la Historia, verá cómo el único hijo legítimo de Ahmad Shah Qajar nunca ocupó un cargo político relevante durante el gobierno de Pahlevi; en algunas entrevistas Satrapi indica que este abuelo-ministro sería en realidad hijo de Mozaffar al-din Shah Qajar (1853-1907), que sí que tuvo un hijo ministro (pero únicamente en 1922, fuera de los límites del gobierno Pahlevi y de la coherencia temporal con el relato de la autora). Si su abuelo fue realmente hijo de un sah, desde luego lo fue de manera ilegítima y sin ningún reconocimiento nobiliario.[11]

Sea como sea, debemos recordar que Satrapi es, en realidad, el apellido materno de Satrapi, que se apellida realmente Ebrahimi; sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo por la web iran-resist.org reclaman que ni sus apellidos paternos ni maternos aparecen de alguna manera vinculados a una descendencia Qajar relevante, ni en puestos importantes del Partido Comunista (el Partido Tudeh, o Partido de las Masas de Irán) o relacionados con la empresa de gas que poseería su padre; ninguna niña de su edad y de apellido Satrapi o Ebraihimi aparece tampoco como alumna de la Escuela Francesa de Teherán, a la que sostiene que asistió, y que por otra parte no era tan cara como parecía y a la que acudían muchos hijos de la clase media.[12]

Escena de la película.

Escena de la película.

Más adelante, cuando la autora explica su marco ideológico e intelectual, lo hace tomando como referencias principales a reputados autores soviéticos y europeos, algo por otra parte lógico si aceptamos como cierta su educación francesa. En el primer tomo de la novela, relata cómo en época de la Revolución, sus padres la proveyeron de libros para que despertase intelectualmente,[13] mientras que con sus amigos jugaba a unas guerrillas en las que aspiraban a ser Trotsky, Che Guevara o Fidel Castro[14].

Viñeta de la novela.

Viñeta de la novela.

Será en este primer momento cuando el personaje lea a autores como Descartes o Marx (del cual además indica como es curioso que se pareciera a Dios) y señala como referentes a varios disidentes iraníes (Fatemeh Rezai (1942-1972), Hossein Fatemi (1928-1958) y H. Ashraf (1938-1972).[15] Más adelante, en su estancia vienesa, señala sus lecturas de Bakunin, Sartre (a los que, respectivamente, no comprende y encuentra irritantes)[16]  y Simone de Beauvoir (El segundo sexo, del que nos dice que era el libro favorito de su madre)[17] y su asistencia a “fiestas anarquistas” –de cuya definición queda notablemente decepcionada.

A lo largo de toda la novela, la autora se muestra consciente de saberse en un entorno privilegiado de intelligenstia y liberalismo, incluso cuando estos actos de rebeldía la alejan de los ideales que supuestamente dice mantener. Las mismas contradicciones, aunque presentes en la sociedad liberal iraní del momento, se mantienen en su manera de relatar la historia de su país.

Escena de la película, antes de ser sorprendidas por unas guardianas de la Revolución.

Escena de la película, antes de ser sorprendidas por unas guardianas de la Revolución.

Sin embargo, Satrapi juega inteligentemente con una doble estrategia que le permite instaurar su verdad –o su mentira– como universal, y asimismo, disculparse en el caso de ser identificados sus errores.[18] Por una parte, por motivos más que evidentes, consigue proclamarse como un icono de la disidencia entre los ambientes de centro e izquierda occidentales, sus potenciales lectores, tanto por la temática como por el estilo gráfico y formato de la narración, aprovechando el tirón de obras como Maus (1980) o La Ascensión del gran mal (1996-2003) –influencia declarada-.

El deificado tío Anouche, comunista y preso político.

El deificado tío Anouche, comunista y preso político.

Vitales para ello, resultan tanto la enumeración de toda esa serie de actos de rebeldía llevados a cabo antes y durante la Revolución que la identifican como parte de la contracultura –verdadero punto fuerte del relato-, la idealización de su comunista y desafortunado tío Anouche, o el ya mencionado trasfondo literario intelectual, que sirve de excusa a las acciones y decisiones de la protagonista.

Sin embargo, al relatar las partes más controvertidas de la novela – las que se refieren a la historia de Irán en el siglo XX-, en boca de su padre, se exculpa con ello de los posibles errores cometidos; asimismo, ubicando el recuerdo de esta narración en la memoria de una niña de nueve años, el dulcificado y romantizado relato justifica con ello tanto sus generalizaciones como sus hipérboles. Asociando la dosis de ingenuidad a una expresión plástica híbrida y deliciosamente rica en iconografías y diferentes estilos plásticos históricos –a los que se suma una buena dosis de orientalismo-, el relato histórico de Marjane se configura como un acogedor cuento de hadas abruptamente interrumpido por la Revolución y sus consecuencias.

La historia de Irán, según el padre de Satrapi.

La historia de Irán, según el padre de Satrapi.

En las siguientes entregas nos ocuparemos de las diversas maneras en las que Satrapi articula el discurso histórico y de la memoria tanto en la versión en papel de Persépolis como en su contrapunto cinematográfico.

Para saber más:

Notas:

[1] Sin embargo, a lo largo de la novela se hacen numerosas referencias y explicaciones a la Historia de Irán, especialmente a los acontecimientos del siglo XX.

[2]La novela gráfica recibió numerosas condecoraciones como el Prix du Lion (2000), varios premios en el Festival Internacional de la Historieta de Angulema (mejor autor revelación en 2001 y mejor guion en 2002), Primer premio de la paz Fernando Buesa Blanco (2003) o el Premio Harvey a la mejor obra extranjera (2003). Por su parte, el film fue nominado a los Oscar en la categoría de Mejor película animada y como Mejor Película en Lengua Extranjera en los Globos de Oro, sin llegar a ganar. Sin embargo, recibió dos premios César (en los que acumuló un total de seis nominaciones), ganó el Premio del Jurado en Cannes (donde también fue nominada como mejor película) y recibió otras distinciones en festivales de cine de Londres, Manila, Sao Paulo, Vancouver, Berlín y Buenos Aires.

[3] Un bildungsroman es un subgénero de novela que narra la evolución física y psicológica de su protagonista, habitualmente desde su niñez a su época adulta, o desde su juventud hasta su madurez.

[4] El gobierno iraní ha criticado en incontables ocasiones tanto la novela como la película, advirtiendo contra su exhibición en Cannes, aunque una versión recortada de la película –en la que se eliminaron las escenas con referencias sexuales- fue eventualmente exhibida en algunas salas de cine de Teherán en 2008; también sería retirada de exhibición en un festival de cine en Tailandia para no herir sensibilidades. Originalmente, la película fue censurada en Líbano por ser “ofensiva con Irán y el Islam”, aunque más tarde se levantó la censura. La televisión tunecina Nessman, un canal privado que pasó la película en 2011, sufrió ataques y manifestaciones al día siguiente; su propietario, Nabil Karoui, fue condenado a pagar una multa por alterar el orden público y por la “violación de valores sagrados”.

[5] “Marjane Satrapi’s Persepolis censored in Chicago schools.” Disponible en: http://ibloga.blogspot.com.es/2013/03/marjane-satrapis-persepolis-censored-in.html

[6] Satrapi, Marjane. Persepólis (volumen integral). Barcelona, Norma Editorial, 2007.p. 12.

[7] Ibíd, p. 15.

[8] Ibíd, p. 86.

[9] Ibíd, p. 70.

[10] Ibíd, p. 28.

[11] En una entrevista, Satrapi incluye una especie de disculpa y explicación que suaviza la idea principesca:

“Mi tatarabuelo era un Qajar, esto es, la dinastía anterior al Shah. Pero tienes que saber algo. En la familia Qajar, cada hombre tenía cientos de esposas. Así que imagina cuantos hijos tenía. Multiplica esto por el número de generaciones, hay miles de ellos. La razón por la que escribí eso es porque a principios de siglo, las únicas personas que tenían dinero para enviar a estudiar a sus hijos al extranjero…eran los príncipes Qajar. Fueron a Europa a principios del último silgo, y la ideología dominante era el Comunismo, el Socialismo, el Marxismo… Eso es lo paradójico del asunto. Mi abuelo vino de esta familia y terminó siendo un comunista” en “Satrapi’s personal look at Iran in ‘Persepolis’”, Today, 20 de diciembre de 2007, disponible en: http://www.today.com/id/22346716/ns/today-today_entertainment/t/satrapis-personal-look-iran-persepolis/#.VLlwqfl5NUU

[12] El mismo artículo sugiere, basándose en una serie de elementos como su asistencia –esta sí, demostrada- al carísimo Liceo Francés de Viena (que según el autor del texto, únicamente altos cargos del régimen serían capaces de pagar) o el que promocionase la novela gráfica en los Estados Unidos viajando con un pasaporte iraní –expedido por las autoridades religiosas que tanto critica-, que la identidad pública de Satrapi es en realidad un fraude. Para más información, véase http://www.iran-resist.org/article3590

[13] Satrapi, Persepólis, op. cit. p. 18.

[14] Ibíd, p. 15.

[15] Ibíd, pp. 19-20.

[16] Ibíd, p. 186.

[17] Ibíd, p. 187.

[18] Tal y como manifiesta en el extracto de entrevista previamente mencionado.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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