Revista Ecos de Asia

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This article was written on 05 Dic 2019, and is filled under Cine y TV, Crítica.

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El hombre que pudo reinar: Sacha Baron Cohen se convierte en Eli Cohen en “El Espía” (2019)”

Co-producida entre Canal+ Francia y Netflix, la miniserie El Espía (2019) ha sido una grata sorpresa y plato de buen gusto para los amantes del género de espías. Adaptación en tono realista de la vida del espía israelí Eli Cohen (Alejandría, 1924- Damasco, 1965), uno de los más famosos espías del s. XX, la obra está protagonizada y producida por el actor Sacha Baron Cohen. Aunque Baron Cohen tiene al público acostumbrado a papeles humorísticos y ultraparódicos, en este caso demuestra una sobriedad meritoria que logra hacer que empaticemos con el polémico personaje.

El personaje de Baron Cohen a bordo de un lujoso yate.

El Espía retrata, a lo largo de seis episodios, el auge y caída del famoso espía Eli Cohen, que, bajo el alter ego de Kamel Amin Tsa’abet, entabla amistad con la cúpula del gobierno de Siria a principios de los sesenta, y cuyos hallazgos y filtraciones fueron vitales para el desarrollo de la Guerra de los Seis Días entre Siria e Israel, especialmente, gracias a su infiltración en las bases militares de los Altos del Golán. Si bien durante años, Eli / Kamel interpretó su papel a la perfección y jugó un rol importante en el auge del Baaz como partido dominante en Siria, su identificación (a punto de ser nombrado Ministro de Defensa durante el gobierno de Amin Al-Hafiz) fue un escándalo mundial, saldado con su mediático y público ahorcamiento en la Plaza Marjeh (Damasco, Siria) en 1965.

A lo largo de un intenso y extenso flashback que narra la llegada del protagonista a este corredor de la muerte, la serie nos sumerge en el contexto sociopolítico del Oriente Próximo en los años sesenta mediante un interesante tratamiento formal. Estilísticamente, la producción despliega algunos recursos muy interesantes, como el transformar la escritura en árabe al inglés (aunque no se usa más que en momentos puntuales y se echa de menos en otras escenas), la superposición de la transcripción de algunos mensajes telegráficos que transmite nuestro espía, o el más evidente pero efectivo: el uso de un doble código de colores para diferenciar las escenas ambientadas en el ámbito israelí (o pro-israelí, ya que a estas se suman las escenas de París y Buenos Aires) y europeo, usando respectivamente tonalidades grises/azuladas y ocres.

Ejemplo de diferente utilización de colores según la localización de las escenas.

A pesar de la loable labor actoral y de ambientación, El espía tiene, por supuesto, muchos defectos y elementos que juegan en su contra. En primer lugar, cabe destacar el uso del idioma: ¿por qué se habla inglés con acento de Próximo Oriente en una serie francesa? ¿Por qué habla con acento “árabe” un actor judío londinense acostumbrado a Hollywood que hace de judío árabe israelí? ¿Se trata de un “recurso étnico” para decirnos que incluso en los judíos israelíes siempre ha habido clases (dado que el acento desaparece en algunos personajes visiblemente caucásicos)?

El tema de la raza y la legitimación racial, tratado de forma superficial en la producción, ayuda a comprender un poco mejor las motivaciones de Eli Cohen. Aunque el tema no se menciona explícitamente en la serie, Cohen había nacido en Alejandría (Egipto) en una familia judía de origen sirio. Involucrado desde joven en organizaciones sionistas, cuando su familia emigró al nuevo Estado de Israel, él permaneció en Egipto hasta que las cosas se pusieron complicadas para los judíos bajo el gobierno de Gamal Abdel Nasser.

Aunque la serie presenta un menor “pintoresquismo” que otras producciones como Tirano, tampoco goza ni siquiera de una apariencia de imparcialidad –se trata de una creación del director israelí Gideon Raff–, aunque conforme avanza la producción los claroscuros de los bandos israelí y árabe se van entremezclando. En definitiva, la miniserie El Espía, sin ser, seguramente, un retrato verídico de la Siria de aquel entonces, resulta una aproximación recomendable que no disfrutarán únicamente los aficionados a historias de espionaje gracias a su encomiable labor de ambientación y caracterización, que nos traslada a un Damasco de opulencia y excesos a ritmo de alcohol, minifaldas, y tocadiscos.

Kamel en una de las fiesta con la cúpula gubernamental siria.

 

Para saber más:

  • Traíler de la miniserie en YouTube:

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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