Revista Ecos de Asia

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This article was written on 02 Nov 2017, and is filled under Crítica, Literatura.

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Un año de amor: “El diario de la dama Izumi”

Este último verano llegó a nuestras librerías, de la mano de la asturiana editorial Satori, una de las últimas contribuciones de la misma al conocimiento y difusión de la literatura medieval japonesa en nuestra lengua: El diario de la dama Izumi. Concebida como parte de la Colección Maestros de la literatura japonesa, esta se trata de una refinada y poco habitual historia dentro del género del nikki –diario- , que se traduce por primera vez directamente del japonés.

Portada del libro editado por Satori.

La autora del mismo es Izumi Shikibu (c. 975-1030), una dama del periodo Heian (794-1185) considerada como una de las mejores voces poéticas del momento.[1] Emparentada con algunas de las principales familias de la nobleza japonesa (fue hija de Ôe no Manamune, gobernador de Echizen, y nieta del gobernador Taira de Etchu), a los veinte años se casó en primeras nupcias con otro importante personaje, Tachibana Michisada, gobernador de Izumi –del que tomó su nombre, como era costumbre en la época- e ingresó en la corte, donde convivió con otras damas escritoras, con las que rivalizó por su talento y belleza. Desde entonces, la dama Izumi se vio envuelta en constantes polémicas, cuando, todavía casada mantuvo una aventura bastante pública con uno de los hijos del emperador, el Príncipe Tametaka; esta le valió un gran escándalo público, que conllevó el divorcio de su esposo y el ser desheredada por su padre. El joven Tametaka, por si fuera poco, fallecería en 1002 como consecuencia de una plaga, dejando a Izumi a su suerte en la recelosa y hermética corte Heian. No mucho después, el hermanastro de Tametaka, el príncipe Atsumichi, le declararía su amor por medio de cartas y poemas – como era habitual entonces-, tras lo que daría comienzo a una nueva relación que causaría un escándalo todavía mayor, ya que la esposa del príncipe le abandonó e Izumi pasó a vivir en la residencia del mismo.[2]

Quizás para explicar sus motivaciones, quizás como demostración de su particular sensibilidad y apasionada técnica narrativa, Izumi escribió este diario, en el que se relata el primer año de amor con el príncipe Atsumichi, y que da comienzo con la melancolía en la que Izumi se encontraba sumida desde la muerte de su anterior amante. Pero, como ya se indica en el soberbio prólogo firmado por Carlos Rubio –que más que tal funciona como un complejo y exhaustivo contexto histórico, tan o más interesante que la obra misma-, el relato que aquí se nos presenta es extremadamente singular. “Son mentira” –nos dice Rubio sobre muchas de las grandes obras de la literatura japonesa-, y es que esta obra es una de muy difícil clasificación: no se trata, realmente, de un diario al uso (está narrado en tercera persona, y seguramente muchos de los hechos que relata son ficticios) y el posible que ni siquiera fuera escrito por la propia Izumi (que, por otro lado, tampoco se llamaba así). Pero, aun con todo, se trata de un extraordinario documento histórico para comprender la intimidad durante la intrigante era Heian, dotado de una inusitada –y, sorprendentemente, poco arcaica- sensibilidad y calidad literaria. Como en otros casos, el libro va acompañado del ya mencionado y egregio prólogo, además de una serie de densas notas aclaratorias y de un par de interesantes apéndices, en los que se incluye la trascripción original de los poemas, para quien desee leerlos en su forma original, y una pauta general sobre el cortejo y el matrimonio en aquel periodo.

A pesar de ser el amor en el periodo Heian tan diferente del de la época actual, es posible percibir y comprender las andanzas y sensaciones de la dama Izumi como mucho más cercanas a las nuestras que las de sus coetáneos europeos. Esta es únicamente una de las múltiples razones por las que Diario de la dama Izumi se erige como una lectura completamente recomendable para adentrarse en el universo íntimo que propone la literatura de la Era Heian, mucho más accesible –en su prosa, tratamiento y extensión- que otros grandes clásicos del periodo como el mismo Genji Monogatari. Por todo ello, no podemos sino felicitar a la Editorial Satori por la edición de este título, una vez más una elección valiente -y no particularmente comercial- que permite dar a conocer una de las voces más singulares de la literatura medieval japonesa.

 

Notas:

[1] Otros grandes ejemplos de la literatura del periodo Heian, que ya han sido abordados en Ecos de Asia son, por ejemplo, el Genji Monogatari de Murasaki Shikibu, el Libro de la Almohada de Sei Shônagon, o el nikki de la dama Sarashina.

[2] Más adelante, asistió a la corte de la futura emperatriz Fujiwara no Shoshi, donde se caso con un comandante de la familia Fujiwara, y abandonó la corte para acompañarle a sus tareas en la provincia de Tango.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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