Revista Ecos de Asia

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This article was written on 08 Oct 2018, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Von Siebold, un viajero alemán en el Japón Tokugawa

La imagen del alemán Philipp Franz Balthasar von Siebold ha quedado íntimamente asociada a la figura de los viajeros occidentales que entraron en contacto con el Japón de la era Tokugawa (1603-1868). Fue un gran estudioso de la flora y la fauna japonesas, poco conocidas en Occidente, así como de la cultura y la sociedad de aquella época. Siebold, además, dejó otro legado relevante: fue padre de la primera doctora japonesa especializada en medicina occidental, Kusumoto Ine.

Inicios y formación

Philipp Franz Balthasar von Siebold nació en 1796 en la ciudad alemana de Wurzburgo, en el seno de una conocida familia con tradición en la medicina.[1] Su padre, Georg Christoph Siebold, era profesor de cirugía.

Sello alemán sobre von Siebold.

Durante su infancia y juventud vivió los agitados años de las Guerras Napoleónicas (1803-1815), tras los cuales su ciudad natal pasó a quedar integrada en el Reino de Baviera. Realizó estudios de medicina, fisiología y anatomía en la Universidad de Wurzburgo, obteniendo en 1820 el título de doctor en medicina. Además de su formación académica en este campo, durante este período Siebold también entró en contacto con los trabajos del geógrafo y viajero prusiano Alexander von Humboldt.

Unos años después de obtener su título se trasladó a los Países Bajos, donde realizó una solicitud para servir como médico militar. Fue aceptado como tal, y entró en el servicio en junio de 1822, siendo destinado como cirujano en la fragata «Adriana». Este navío zarpó de Róterdam hacia la ciudad colonial de Batavia, en las Indias Orientales Holandesas (actualmente Yakarta, en Indonesia).

Siebold llegó a Batavia a comienzos de 1823, donde fue destinado a una unidad de artillería. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que sus superiores lo propusieron para ser destinado a Japón.

Estancia en Japón

A finales de junio de 1823, tras una estancia de pocos meses en las Indias Orientales Holandesas, Siebold fue destinado como médico residente a Dejima, un pequeño establecimiento cercano a Nagasaki. Llegó a tierras niponas el 11 de agosto de 1823. Previamente, las autoridades coloniales holandesas de Batavia le dieron todo tipo de facilidades y ayudas económicas para su estancia en Japón.

Bahía de Nagasaki, en un grabado de la época.

Dejima era una isla artificial anexa a Nagasaki que había sido establecida por el shôgunato en 1634 para acoger a los comerciantes portugueses. Sin embargo, después de la Rebelión Shimabara (1637-1638), los portugueses y españoles fueron expulsados del Japón para evitar la difusión del cristianismo. Y al mismo tiempo, los comerciantes holandeses fueron transferidos desde Hirado a Dejima, convirtiéndose así en los únicos occidentales que podían comerciar con Japón.[2] En aquel angosto espacio (que constituía un microcosmos europeo) coexistían los mercaderes y funcionarios holandeses con los pocos japoneses que tenían permitida la entrada a la isla.

En el invierno de 1823-1824 von Siebold conoció Kusumoto Taki, una cortesana (o prostituta, dependiendo de la fuente consultada) que tenía permitida la entrada en Dejima.[3] A partir de ese momento el alemán mantuvo relaciones sentimentales con ella, once años menor que él. Como resultado de ello ambos tuvieron una hija, Kusumoto Ine, que nació en 1827. Llegados a este punto, es interesante remarcar el hecho de que von Siebold nunca llegó a hablar japonés de forma fluida.

Kusumoto Taki (izq.) y Kusumoto Ine (der.)

Como botánico, realizó numerosos estudios de la flora y fauna nipona, lo que también incluyó el acopio de una gran colección de plantas autóctonas. También se dedicó al ejercicio de la medicina, tratando a pacientes nipones. Llegó incluso a abrir una pequeña escuela de medicina en Nagasaki, donde llegó a tener a varias decenas de estudiantes nativos que aprendían de sus enseñanzas y técnicas europeas. A su vez, estos lo ayudaron con sus estudios botánicos y naturalistas.

Sus descubrimientos se extendieron fuera del área de Nagasaki, ya que cada vez que realizaba un viaje a otros puntos del país no perdía la ocasión para añadir nuevos hallazgos a su inventario. Durante los años que residió en tierras niponas llegó a viajar a Edo, la sede central del shôgunato. Dada su condición de extranjero, estos viajes no eran tan habituales y debían realizarse bajo una autorización del Sogún. Sus intereses, no obstante, no se limitaron exclusivamente a la flora y fauna autóctonas, sino que también se interesó por las costumbres y la cultura niponas.

En esta vasta labor von Siebold iba contar con la colaboración en Japón de otros europeos. Dos años después de su llegada, en 1825, la administración de las Indias Holandesas envió a Dejima al boticario Heinrich Bürger y al pintor Carl Hubert de Villeneuve, quienes actuarían como sus asistentes. Ambos le serían de una gran ayuda en la documentación de todas sus investigaciones de carácter etnográfico y botánico. También se sirvió de las habilidades de un artista japonés, Kawahara Keiga, para reflejar pictóricamente la flora y la fauna japonesas que estudiaba, así como las costumbres o la topografía del país.[4]

En el Japón de la década de 1820 von Siebold se convirtió en una relevante personalidad pública, destacando en su faceta como médico y ávido coleccionista.[5] En determinados casos también actuaría como una suerte de diplomático ante las autoridades niponas, a pesar de no tener experiencia en este campo.

Expulsión de Japón y vida posterior

Si bien desarrolló una gran actividad durante su etapa en tierras niponas y tuvo un papel público notorio, ello no impidió que su estancia acabase abruptamente.

Grabado Ukiyo-e de la era Edo.

En 1826 realizó un viaje a Edo, la capital del shôgunato. Durante el largo trayecto que realizó desde Dejima obtuvo varios mapas detallados de Japón y Corea que le proporcionó un astrónomo nipón.[6] Como parte de la política de aislamiento que habían impuesto los sogunes desde el siglo XVII, los occidentales que residían en tierras niponas no tenían permitido el acceso a mapas sobre el país, y mucho menos su posesión. Pasaron dos años hasta que en 1828 el asunto llegó a conocimiento de los japoneses. En un momento dado los oficiales del shôgunato descubrieron accidentalmente que Siebold tenía en su poder un mapa del Japón septentrional, lo que provocó que las autoridades consideraran que era un espía al servicio del Imperio ruso.

Acusado de un delito de alta traición, fue  puesto bajo arresto domiciliario y permaneció aislado durante algún tiempo. Finalmente, las autoridades no tomaron medidas drásticas y el incidente no tendría graves consecuencias para el propio Siebold. A pesar de ello, en octubre de 1829 se le comunicó que debía abandonar las tierras japonesas.[7] El 2 de enero de 1830 salió de Japón a bordo de un buque holandés.

Se trasladó a Batavia, y posteriormente a Europa, llevando consigo la inmensa colección de objetos que había ido reuniendo durante los años anteriores. En su poder se hallaban miles de plantas y animales disecados, así como libros, ilustraciones y mapas. Siebold regresó a Europa relativamente satisfecho, confiando en que su labor en Japón sería continuada por sus antiguos colaboradores.

Situación muy distinta fue la de su amante Kusumoto Taki, que no le acompañó y permaneció en Japón. Tampoco lo hizo la hija de ambos, Kusumoto Ine, que había nacido en 1827, mientras su padre todavía se encontraba en Dejima. Ine mantuvo el contacto con su progenitor, quien le enviaría por correspondencia varios libros sobre gramática neerlandesa. No hay que olvidar que durante el período Edo el único contacto del Japón con el exterior se producía a través del enclave holandés en Nagasaki, y el neerlandés, por tanto, constituía la lengua franca.

Sus conocimientos de Japón hicieron de von Siebold una autoridad en lo que a estudios japoneses se refería. Siguió trabajando para el gobierno holandés, al tiempo que se convirtió en un importante asesor del Imperio ruso, el cual buscaba la firma de un tratado diplomático que abriera el shôgunato al comercio con Rusia.

Tras la reapertura de Japón al mundo exterior, Siebold volvió al país en 1859 y llegó a reencontrarse con su hija. Regresaría a Europa tres años después, en abril de 1862, siendo esta la última vez que pisó tierra nipona.

Philipp Franz von Siebold falleció en Múnich el 18 de octubre de 1866.

Legado posterior

Von Siebold realizó una importante labor de estudio y documentación de la flora y fauna de Japón, que hasta entonces eran poco conocidas en Occidente. De hecho, tras su salida consiguió exportar un gran número de plantas a Europa, donde pudieron ser estudiadas de primera mano. Inicialmente estas estuvieron en Amberes, si bien tras la independencia de Bélgica se trasladarían a la ciudad universitaria de Leiden.

A su regreso de Japón publicó varios trabajos en los que recogía sus investigaciones naturalistas o sus estudios de carácter social y cultural. Junto al botánico alemán Joseph Gerhard Zuccarini escribió algunas monografías especializadas, como Fauna Japonica (dedicado a la zoología) y Flora Japonica (sobre las especies vegetales).

Interior de la SieboldHuis, en Leiden.

En la actualidad la mayor parte del legado material que dejó se encuentra en la SieboldHuis («Casa Siebold») y en el Museo Nacional de Etnología de los Países Bajos. Ambas instituciones, que tienen su sede en la ciudad holandesa de Leiden, poseen una importante colección que va desde plantas y animales disecados hasta kimonos, mapas u objetos cotidianos.

En el ámbito familiar también dejó un importante legado. Su hija Kusumoto Ine, que fue educada por los antiguos estudiantes de Siebold, se acabaría convirtiendo en la primera mujer doctora de Japón especializada en medicina occidental.[8] Entre otros hitos, fue también la primera mujer japonesa que presenció la disección de un cadáver humano, llevada a cabo por el médico holandés Pompe van Meerdervoort.[9]

Para saber más

  • Effert, Rudolf. Royal Cabinets and Auxiliary Branches. Leiden, CNWS Publications, 2008.
  • Franz, E., Philipp Franz von Siebold and Russian Policy and Action on Opening Japan to the West in the Middle of the Nineteenth Century. Múnich, Iudicium Verlag, 2005.
  • Goodman, Grant K., Japan and the Dutch 1600-1853. Richmond, Curzon Press, 2000.
  • Lenz, Ilse; Mae, Michiko, Getrennte Welten, gemeinsame Moderne? Geschlechterverhältnisse in Japan. Opladen, Leske und Budrich Verlag, 1997.

Notas:

[1] Effert, Rudolf. Royal Cabinets and Auxiliary Branches. Leiden, CNWS Publications, 2008, p. 118.

[2] Los portugueses habían estado establecidos en la propia ciudad de Nagasaki, donde tenían instalado su centro de operaciones. Tras la transferencia de los holandeses a Dejima, esta quedó bajo jurisdicción de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (en holandés, Vereenigde Oostindische Compagnie, o VOC).

[3] Lambourne, Lionel. Japonisme: Cultural crossings between Japan and the West. Phaidon Press, 2005, p. 5.

[4] Guth, Christine, El arte en el Japón Edo. Madrid, Ediciones Akal, 2009, p. 147.

[5] Goodman, Grant K., Japan and the Dutch 1600-1853. Richmond, Curzon Press, 2000, p. 188.

[6] Takahashi Kageyasu fue quien proporcionó los mapas, aunque estos en realidad eran obra del cartógrafo japonés Inô Tadataka. Otras fuentes señalan que quien le habría proporcionado a Siebold los mapas fue Kawahara Keiga, hecho que habría acabado suponiendo su caída en desgracia y el fin de su carrera artística.

[7] Goodman, Grant K., Japan and the Dutch 1600-1853. Richmond, Curzon Press, 2000, p. 186.

[8] Gerteis, Christopher; George, Timothy S., Japan Since 1945: From Postwar to Post-Bubble. Londres, Bloomsbury, 2013, p. 39.

[9] Lenz, Ilse; Mae, Michiko, Getrennte Welten, gemeinsame Moderne? Geschlechterverhältnisse in Japan. Opladen, Leske und Budrich Verlag, 1997, p. 164.

avatar Manuel de Moya Martínez (4 Posts)

Licenciado en Historia por la Universidad de Granada. Doctor/PhD (Universidad de Córdoba). Me interesa la Historia contemporánea, y en especial España, Alemania y Japón.


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