Revista Ecos de Asia

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This article was written on 08 Ago 2015, and is filled under Cine y TV.

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Aproximándonos a Lava II: de historias de amor, hawaianismo y homenaje.

Poster promocional de Lava.

Poster promocional de Lava.

En una pasada entrega repasamos algunas de las claves de Lava, el último corto de la factoría Pixar, estrenado cinematográficamente como prólogo al largometraje Inside Out. En esta ocasión, vamos a revisar en qué manera entronca el mismo con una larga tradición, tanto de producciones que trataron de forma nostálgica el ambiente hawaiano como de historias de amor musicadas, siempre dentro de una tendencia vintage que Pixar ha venido intensificando durante los últimos años.

Póster de Cars realizado por Eric Tanner.

Póster de Cars realizado por Eric Tanner.

Tal y como se aprecia en buena parte del material producido durante los últimos años, parece ser que una corriente de recuperación estética y –como veremos más adelante- narrativa de las décadas de los 40 y 50, se ha implantado en muchos de los productos de Pixar. Por una parte, películas como Cars (2006), Aviones (2013) y sus secuelas, se han decantado por una elegante estética prebélica, característica que comparten con buena parte del material promocional de muchas de las últimas producciones, en especial el realizado por artistas como Eric Tanner;[1] por otro, la estética de los años 50 parece ser una tendencia más reciente, aparecida de forma decidida a través del corto Día y Noche (2010) –de gran similitud formal con el llamado Cartoon Modern[2], y mantenida hasta el presente con algunos de los carteles de Inside Out.

A la izquierda, fotograma de Día y Noche; a la derecha, cartel promocional de Inside Out. En ambos puede apreciarse gran deuda (u homenaje formal) con algunas de las animaciones más punteras y características de la década de los 50 en Estados Unidos.

A la izquierda, fotograma de Día y Noche; a la derecha, cartel promocional de Inside Out. En ambos puede apreciarse gran deuda (u homenaje formal) con algunas de las animaciones más punteras y características de la década de los 50 en Estados Unidos.

En cuanto a la temática, no es la primera vez que el binomio Disney-Pixar se encuentra con el formato hawaiano. El ejemplo que goza de más popularidad y que ha generado toda una franquicia de secuelas[3] fue el largometraje Lilo & Stitch (2002), en el que una pequeña niña hawaiana con problemas de adaptación adoptaba a un fallido experimento alienígena con un inusitado apetito por la destrucción; en el mismo, se recurría a la época hawaiana de Elvis Presley como significativa de las tradiciones locales y esto demostraba, sumado al resto de la banda sonora, un declarado apego por la estética y la música hapa-haole más conciliadora.

Fotograma de Lilo & Stitch, en que la pequeña Lilo enseña al alienígena la importancia de Elvis Presley.

Fotograma de Lilo & Stitch, en que la pequeña Lilo enseña al alienígena la importancia de Elvis Presley.

De tono muy diferente, aunque igualmente nostálgico, fue la primera incursión de Pixar en el tema hawaiano, dentro de la animación en tres dimensiones; se trató del corto Hawaiian Vacation (2011),[4] protagonizado por los personajes de Toy Story 3 (2010), y que narraba unas ficticias vacaciones de Barbie y Ken en Hawái. La ensoñación tradicional del norteamericano medio por unas vacaciones paradisíacas en las islas se ve reflejada en el personaje de Ken, muy decepcionado tras no poder ir con su dueña y su pareja, Barbie, a Hawái durante las vacaciones de invierno. Para no decepcionar a la tan querida pareja, el resto de juguetes de la habitación recrearán toda una serie de actividades estereotípicas de los turistas en Hawái: desde el submarinismo y la observación de la fauna hasta el clásico luau con comida y música local.

Diferentes escenas del corto Hawaiian Vacation (2011).

Diferentes escenas del corto Hawaiian Vacation (2011).

Cartel del corto Hawaiian Holiday (1937).

Cartel del corto Hawaiian Holiday (1937).

Sin embargo, estas aproximaciones recientes –cuyo sentido global puede verse drásticamente afectado cuando en se estrene Moana (2016)[5], que se convertirá en la primera Princesa Disney polinesia-, continúan una de la que fue una de las tendencias principales del periodo de la animación clásica: el cartoon animado sobre los vagos e indefinidos mares del sur. Como sucede en el caso de Lava, estos cortos fueron concebidos para ser exhibidos como antesala cinematográfica otras producciones, por lo que su recepción y percepción –no exclusiva de un público infantil- adopta un carácter similar. Durante el periodo que aconteció entre la llegada del sonido y la implantación de la serialidad televisiva, todos los estudios animados relevantes se sumaron a la moda polinesia, que, como ya hemos comentado en alguna ocasión, inundaba por igual las salas de espectáculos y las películas de imagen real. Así, la mayoría de personajes memorables del periodo, como Betty Boop, Popeye, Bugs Bunny, o en el caso de Disney, Mickey Mouse y Goofy, además de innumerables personajes anónimos, aparecieron en cortos de inspiración hawaiana.[6]

Fotograma del corto Pagan Moon (1932).

Fotograma del corto Pagan Moon (1932).

El formato musical de Lava guarda además especial relación con uno de los más exitosos e imitados esquemas de la animación clásica: el seguido por las Silly Symphonies de Disney y, especialmente, por las Merrie Melodies de la Warner Brothers, un tipo de corto musical en el que el argumento se creaba a partir de una pieza musical –habitualmente, ya de moda en la época, aunque muchas veces contribuyeron a popularizarlas-. Dentro del furor general por la música de ambientación isleña, existieron notables ejemplos que, como Pagan Moon (1932), presentaron el romance y aventuras de atractivos isleños por medio de una canción.

Carl y Ellie en Up.

Carl y Ellie en Up.

Si bien todo el ambiente sensual y escapista de los Mares del Sur fue presentado de manera diferente tras la Segunda Guerra Mundial -cuando fue convertido en un espacio conciliador de divertimento familiar-, la debacle bélica sirvió para la popularización de un género romántico musical del que Disney presentó algunos notables ejemplos. Si en época reciente Pixar nos presentó cortos y secuencias de intensas y emotivas historias de amor (sirvan como ejemplo el los memorables primeros minutos de Up! (2009), resumen la historia de amor entre una pareja de ancianos, o el corto Azulado (2013), que narra el flechazo entre dos paraguas), este último es especialmente deudor de uno de los segmentos cantados de mayor éxito de la historia de la compañía.

Johnny Fedora y Alice Bluebonnet profesándose su amor en pleno escaparate.

Johnny Fedora y Alice Bluebonnet profesándose su amor en pleno escaparate.

The Andrews Sisters interpretando el tema Hula-ba-Luau en la película Marineros Mareados (1941).

The Andrews Sisters interpretando el tema Hula-ba-Luau en la película Marineros Mareados (1941).

Historia de un idilio, llamado originalmente Johhny Fedora & Alice Bluebonnet, se trata de un corto animado que fue estrenado dentro de la película de segmentos musicales Música Maestro (1942), una suerte de secuela anticlásica a Fantasia (1940) y que, como esta, era enteramente musical. Contando con la presencia de diversos estilos musicales a la moda y con la colaboración de reputados artistas y bailarines, el corto que nos ocupa fue protagonizado de forma estelar por The Andrews Sisters, por aquel entonces el conjunto más exitoso del momento, y quienes tenían ya una peculiar y larga experiencia en la temática hawaiana y hapa-haole,[7] que ejercían de narradoras absolutas de una melindrosa historia de amor entre dos sombreros. Ambientada a finales del siglo XIX, la balada armónica del trío norteamericano relataba, sin relajación ni interrupción posible, los devenires del romance entre un fedora y un sombrerito azul, que se conocían en el escaparate de la tienda en la que los exhibían y planeaban un futuro juntos, pero que eran separados cuando ella era comprada en primer lugar y que no volverían a encontrarse hasta mucho más tarde.

Portada del single Ukulele Anthem, de Amanda Palmer.

Portada del single Ukulele Anthem, de Amanda Palmer.

Como puede apreciarse, las similitudes son más que evidentes. Por una parte, Pixar realiza una manifiesta declaración de intenciones de estética retro al volver al formato enteramente musical, quizás en consonancia, por una parte, del auge de una suerte de “neoswing” tanto a nivel independiente como más mainstream,[8] como de la recuperación y reivindicación del ukelele desde posiciones más o menos indies;[9]por otra, retoma el tradicional carácter amoroso de la temática hawaiana, cuyo inagotable atractivo nunca parece haber pasado definitivamente de moda.

En unos momentos como estos, en los que la cultura tiki bascula ostensiblemente entre su obtenido statu quo contracultural –no nos olvidemos, además de las mareas indies, del papel de numerosas agrupaciones de rock‘n’roll, garage, surf o punk (entre otros géneros) en la difusión del tiki– y el entretenimiento familiar para todos los públicos -en el que se ha venido convirtiendo en las últimas décadas-, que Pixar, mediante Lava, dedique a Hawái y a la música hapa-haole, a las historias de amor y a la música tradicional, uno de sus cortos más esperados, constituye toda una declaración de intenciones que, a pesar de haber dejado insatisfechos a muchos, se explica dentro de toda este serie de precedentes históricos y tendencias actuales, y que, el tiempo dirá, podría constituir un nuevo punto de inflexión y encuentro en la construcción de una estética hawaiana.

Momentos felices de Hawaiian Holiday (1937), Azulado (2013), Historia de un idilio (1942) y Lava (2015).

Momentos felices de Hawaiian Holiday (1937), Azulado (2013), Historia de un idilio (1942) y Lava (2015).


Notas:

[1] Muchos ejemplos del artista pueden contemplarse aquí.

[2] El historiador Amid Amidi se refiere con Cartoon Modern a un estilo gráfico y de animación que surgió en la década de los 50 como reacción al realismo casi decimonónico de estudios como Disney. El Cartoon Modern, utilizado en estudios como la UPA, rozaba peligrosamente la abstracción y estaba protagonizado por personajes de formas geometrizadas y colores sobresaturados. Un buen ejemplo de este estilo, dentro de las historias completamente musicadas, es Rooty Toot Toot (1951), de John Hubley, que puede verse aquí.

[3] Tras el filme original llegaron los largometrajes La película de Stitch (2003), Lilo y Stitch 2: Stitch en cortocircuito (2005), Leroy & Stitch (2006) y dos series, Lilo & Stitch: La Serie (2003-2006) y Stitch! (2008-2010) –esta última en anime y ambientada en Okinawa.

[4] El corto completo puede verse, en inglés, en la web: http://video.disney.com.au/hawaiian-vacation-toy-story-toons

[5] Ficha de la película, todavía en producción, en IMDB.

[6] En el caso de Disney, no son tan abundantes los ejemplos como en otros estudios: los casos más relevantes son The Castaway (1931), en el que Mickey Mouse naufraga en una isla desierta, y Hawaiian Holiday (1937), en el que Mickey, Minnie, Gooffy, Donald y Pluto pasan unas divertidas y plenamente estereotípicas vacaciones en Hawái.

[7] Las que hoy son consideradas como las mujeres más escuchadas de todos los tiempos cantaron numerosos canciones de temática hawaiana (como The cock-eyed major of Kaunakakai, Hula Ba-Luau o Mele Kalikimaka), lo que demuestra que, dentro del auge tropicalista y escapista del periodo, este fue de los más candentes en la música popular americana durante las décadas centrales del siglo XX. Muchos de estos temas (que ellas llevaban al gran público, pero que no escribían) representan además, una visión tremendamente irónica sobre algunos de los aspectos más arquetípicos del auge tropicalista, demostrando con su éxito que también a nivel popular existían ciertas reticencias a las teorías estéticas y culturales impuestas desde los medios de comunicación de masas. Asimismo, The Andrews Sisters se convertirían en 1938 en protagonistas de la primera campaña radiofónica nacional realizada por una compañía hawaiana (The Hawaiian Pïneapple Company, hoy Dole Inc), a través del programa de radio Honolulu Bound.

[8] Durante los últimos años, a la par que se han popularizado los cursos y colectivos de baile de géneros como el swing y el lindy hop entre sectores jóvenes de la población, se ha asentado el éxito de músicos como Parov Stelar y grupos como Caravan Place, que combinan ritmos y estilemas propios de la música de baile de la década de los 40 con electrónica; un ejemplo de la aceptación del electro y neoswing a niveles menos específicos fue, por ejemplo, la propuesta de Reino Unido a la edición de 2015 del Festival de Eurovisión, de parte del conjunto Electro Velvet.

[9] No debemos olvidar que, además de diferentes conjuntos y cantantes que se han apropiado del ukelele por su teórica facilidad y por su sonido suave, se ha hecho una reivindicación de su sonido desde una perspectiva más punk; en 2010, la polifacética artista Amanda Palmer publicada un disco de versiones de Radiohead en clave de ukelele (Amanda Palmer Performs the Popular Hits of Radiohead on Her Magical Ukulele), mientras que en 2011 editaba Ukulele Anthem (“Himno al ukelele”).

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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