Revista Ecos de Asia

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This article was written on 07 Mar 2016, and is filled under Cine y TV, Crítica.

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Crítica: Zombie fight club (Shi cheng, Joe Chien, 2014)

Cartel de Zombie fight club.

Cartel de Zombie fight club.

En Ecos de Asia hemos analizado películas de terror un número considerable de veces, hablando de aportaciones, pero también de defectos. En ocasiones, hemos comentado filmes que de malos eran buenos, simplemente porque consiguen entretener por medio de la parodia o porque son conscientes de sus limitaciones y saben aprovecharlas. Por desgracia, ese no es el caso de la película que traemos hoy, Zombie fight club (Shi cheng, Joe Chien, 2014), un filme taiwanés que explota el popular tema de los muertos vivientes.

Argumentalmente, Zombie fight club se divide en dos partes que se encuentran horriblemente mal vinculadas entre sí, ya que no existe una transición natural de una a otra y casi podrían parecer dos películas diferentes si no fuera porque se repiten personajes que aún no han muerto. La primera parte se desarrolla en un edificio en donde surge un brote zombie. Una extraña enfermedad azota la población de repente y sin explicaciones, y los inquilinos del edificio tendrán que sobrevivir como puedan. Uno de estos personajes es Jenny (Jessica Cambensy), una chica que tendrá que unirse a Andy (Andy On) después de que su novio sea atacado por los muertos vivientes. Como curiosidad, es reseñable la aparición de MC HotDog interpretando a uno de los personajes, Tiger, rapero famoso y amigo del novio de la protagonista. La segunda parte se desarrolla varios años después, cuando, sin mucha explicación, Wu Ming (Jack Kao), el profesor y padre ejemplar que también habíamos visto en la primera parte, se convierte, por diversas circunstancias, en un psicópata desalmado y en una especie de dictador de este reino habitado por zombies. En esta nueva era, existe una especie de club de lucha en el que se enfrentan humanos convertidos en esclavos contra muertos vivientes que intentarán comérselos. Andy y Jenny acaban en este cruento espectáculo de gladiadores modernos.

Nuestra protagonista femenina.

Nuestra protagonista femenina.

Que el lector no se engañe porque podría parecer que esta película tiene algo de Rec (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007) -por la epidemia desatada en un edificio donde los vecinos van cayendo uno a uno- o del cómic convertido en serie de televisión The walking dead -por ese club de lucha con zombies y por el personaje del profesor que tanto tiene en común con el Gobernador; de hecho, ambos tienen una hija zombie que mantienen con vida como si fuera humana-, ya que, salvo en esas ideas argumentales, Zombie fight club no tiene nada que ver. La carencia de medios no es excusa; como decimos, hemos hablado sobradamente de películas de terror de bajo presupuesto que consiguen aprovechar sus limitaciones.

El profesor no asumirá bien la muerte de su hija y se convertirá en un hombre sádico y cruel.

El profesor no asumirá bien la muerte de su hija y se convertirá en un hombre sádico y cruel.

Verla es una pérdida absoluta de tiempo, ya que no hay nada que pueda salvarla. Son tantos sus defectos que no sabemos por dónde empezar. No solo el guión es horrible, como suele pasar en filmes de este calibre, aunque este no sea un elemento que tenga porqué ser indispensable para que nos hubiera podido entretener, es que además los personajes se basan en patéticos estereotipos en los que no hay en absoluto una evolución psicológica y con los que el espectador no conseguirá empatizar. Ya comentábamos que, además, la transición entre una y otra parte argumental está resuelta de una forma penosa, recurriendo al típico “X años después” y una breve explicación por escrito de lo que ha sucedido. Es decir, que como espectadores tenemos que “tragarnos” por las buenas que un hombrecillo llegue a estar al mando de esta nueva sociedad deshumanizada por su sadismo y su locura tras la muerte de su hija.

Andy lucha en la arena por su vida.

Andy lucha en la arena por su vida.

Este tipo de filmes, llenos de incongruencias, suelen salvarse por las escenas violentas o incluso divertidas, y/o por el sexo, pero no es el caso de Zombie fight club, aunque lo intente. Es más, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo peor de la película son sus efectos especiales. La sangre digital en el cine es un elemento que provoca opiniones muy diversas, pero, en este caso, su uso es tan excesivo que afecta con creces al resultado final del filme. No podemos evitar preguntarnos si hubiera ganado más con efectos especiales caseros, incomprendidos muchas veces, pero que son, con seguridad, más realistas que el maquillaje de algunos de los muertos vivientes en Zombie fight club.Verla es una pérdida absoluta de tiempo, ya que no hay nada que pueda salvarla. Son tantos sus defectos que no sabemos por dónde empezar. No solo el guión es horrible, como suele pasar en filmes de este calibre, aunque este no sea un elemento que tenga porqué ser indispensable para que nos hubiera podido entretener, es que además los personajes se basan en patéticos estereotipos en los que no hay en absoluto una evolución psicológica y con los que el espectador no conseguirá empatizar. Ya comentábamos que, además, la transición entre una y otra parte argumental está resuelta de una forma penosa, recurriendo al típico “X años después” y una breve explicación por escrito de lo que ha sucedido. Es decir, que como espectadores tenemos que “tragarnos” por las buenas que un hombrecillo llegue a estar al mando de esta nueva sociedad deshumanizada por su sadismo y su locura tras la muerte de su hija.

En conjunto, la película es un auténtico desperdicio, que, aunque intenta mirar a las producciones occidentales que han triunfado mundialmente (Rec y The walking dead, decíamos) no consigue estar a la altura de las circunstancias. Aburrida hasta la náusea, sin ninguna influencia asiática valorable y carente de interés, preferimos quedarnos con otros filmes, como Big tits zombie (Kyonyû doragon: Onsen zonbi vs sutorippâ 5, Takao Nakano, 2010) o La batalla de los malditos (Battle of the damned, Christopher Hatton, 2013) que, aún con sus muchos defectos, consiguen entretener e incluso divertir.

Para saber más

  • Ficha en Imdb
  • Ficha en Filmaffinity
  • Tráiler en Youtube (para que nadie se engañe, hay que advertir que el tráiler es mejor que la película)
avatar Elísabet Bravo (31 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza en 2013. Terminó el Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte en la misma universidad en 2014, con especialidad en Lenguaje y Cultura audiovisual. Particularmente, le interesa el cine de terror.


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