Revista Ecos de Asia

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This article was written on 17 Nov 2014, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Patimah, mártir, princesa y empresaria.

Ya hemos comentado en alguna ocasión cómo durante el periodo de entreguerras, la indonesia isla de Bali se erigió como un importante destino turístico y artístico, verdadero punto de encuentro de celebridades. Pero además de acoger a importantes personalidades, Bali también exportó las suyas: esta es la historia de Patimah, una mujer que consiguió acaparar páginas de libros y diarios de varios continentes.[1] Son muchos los viajeros que mencionan a esta particular princesa, algunos de ellos particularmente célebres.[2]

Según la información general, que dependiendo del autor del texto adquiere curiosos y ricos matices, la “Princesa Patimah”[3] –llamada en realidad Mah, o Mak, Patimah- sería una de las figuras más ricas e imponentes de la isla, éxito que habría alcanzado a pesar de su trágica historia.

Patimah fotografiada por Clairellen. Como puede observarse, nada que ver con las habituales bailarinas de legong o campesinas balinesas de pechos desnudos que tan habitualmente aparecían en la prensa.

Patimah fotografiada por Clairellen. Como puede observarse, nada que ver con las habituales bailarinas de legong o campesinas balinesas de pechos desnudos que tan habitualmente aparecían en la prensa.

Dewa Agung Jambé II, último raja de Klunkung.

Dewa Agung Jambé II, último raja de Klunkung.

Un elemento principal en su popularidad es el de sus novelescos inicios: casada, en teoría, muy joven, con el último rajá de Klungkung –el último de los reinos de Bali en someterse a dominio holandés-, habría sido obligada a la muerte de este a inmolarse junto a él en su pira funeraria, como parte del célebre satí[4] que escandalizaba sobremanera tanto a autoridades como a escritores. Pero, y aquí comienza su singularidad, todos los narradores coinciden en señalar que la joven Patimah se negó, pues esta “ambiciosa mujer tenía un ansioso deseo de vivir y probar las alegrías de la vida”[5]; entonces, consiguió escapar huyendo entre el humo y escondiéndose en el bosque, y tras correr toda la noche llegó a la sede holandesa –aún no se había completado la conquista- donde pidió protección e imploró que salvaran su vida. “Desde entonces, los holandeses han sido sus mejores amigos”[6] –añadía simplemente Yates-. Otros autores, se prodigaron en describir con todo lujo de detalles la huida de la joven.[7]

Representación de un satí balinés en la obra de Cornelis de  Houtman  (1597)

Representación de un satí balinés en la obra de Cornelis de Houtman (1597)

Relieve de un templo balinés a un grupo de turistas a bordo de un coche/taxi; posiblemente, el representado fuera uno de los de la flota de Patimah.

Relieve de un templo balinés a un grupo de turistas a bordo de un coche/taxi; posiblemente, el representado fuera uno de los de la flota de Patimah.

Después de ello, Patimah habría rehecho su vida casándose con “un árabe muy ahorrador”, tras lo cual había conseguido convertirse en una importante empresaria de la artesanía local. Pionera en ese campo, se habría dado cuenta de lo atractivas que esta resultaba para los turistas al percibir el dineral que le ofrecían por una de sus alhajas. Así, reunió a un grupo de jóvenes artesanos de ambos sexos –ellas tejedoras y ellos orfebres– y desarrolló la industria de la plata en Singaradja[8] -la capital colonial-, que se convirtió en un negocio pujante en el periodo de entreguerras. Se relata también que tiene empleados a cientos de trabajadores, ya que al progresar en la industria compró muchos terrenos[9] y abrió varios talleres en diferentes zonas de la isla, en los se cuales favoreció el uso de los diseños originales de cada región[10]; autores como Yates mencionan ha adoptado a varias de sus trabajadoras, ofreciéndoles unas mejores condiciones de vida –pues incluso les hace construir templos para que se sientan como en casa-.[11] En fechas más cercanas a los relatos –que datan de entre 1924 y 1937- se nos cuenta que Patimah ha ampliado su negocio comprando una flota de coches americanos que alquila como taxis y vehículos turísticos al Bali Hotel, siendo también pionera en este campo.

Yates, junto a algunas de sus piezas de artesanía balinesa que probablemente compró vía Patimah.

Yates, junto a algunas de sus piezas de artesanía balinesa que probablemente compró vía Patimah.

¿Qué más sabemos de Patimah? Basándonos en los relatos, podemos aventurar su edad[12] y nivel de educación,[13] mientras que sobre su apariencia contamos tanto con varias descripciones[14] como con una fotografía; también varios autores describen con minucia su casa-galería de Buleleng[15] y sus talleres de Singaradja.[16]

El “ritual” empleado con los potenciales compradores –o al menos con los autores- parece ser siempre el mismo: Patimah se acerca, imponente y regia, a los extranjeros mientras que estos todavía están atracando en el muelle de Buleleng, y portando consigo muestras de la artesanía de sus talleres, les invita a visitarla en su casa o en los mismos, a lo cual los visitantes acceden, quizás más curiosos que con ánimo de compra. Sea como sea, el transporte es fácil, pues será uno de los coches azules de la flota de Patimah los que los lleve hasta el lugar.[17]

Y esta es, precisamente, el esquema que siguen las narraciones de los viajeros. La actitud es clásica: en primer lugar, se presenta al imponente personaje, para después relatarnos una historia con gancho; en este, caso un relato de superación que denunciase las costumbres locales más crueles y que hiciese quedar bien a las autoridades coloniales. ¿Qué debemos pensar del relato de la historia de Patimah? ¿Un relato de lucha de clases o folletín de celebridades de aquellos que tanto se estilaban durante los años dorados del cine?[18] ¿Una cenicienta nativa, colonial, o un ejemplo de emancipación femenina? ¿Elaboración de un relato corte naturalista o puro morbo contemporáneo por historias sobre noblezas perdidas y recobradas –como la de Anastasia Romanov, tan de moda entonces-?

Lo único que queda claro es que Patimah era en aquel momento una de las caras más visibles y llamativas de Bali, tanto entre los propios nativos[19] como entre los turistas (“es llamada la Reina de Plata de la isla”[20] , “tiene la reputación de ser la mujer nativa más rica y la mejor mujer de negocios”[21]); su fama fue tal que su nombre llegó a ser utilizado en Estados Unidos con intenciones publicitarias.[22]

Como conclusión podemos añadir que el caso de Patimah es especialmente significativo, puesto que por mucho que se destaque su exotismo y dramático pasado, la balinesa es en todo momento retratada como empresaria y autosuficiente[23] –no se atribuye ningún mérito al marido si es que se le menciona-, resultando muy extraño el encontrar un tratamiento similar hacia las mujeres empresarias en la época; esto adquiere especial relieve pues se trata además de una mujer asiática, que habitualmente es representada como grácil y sumisa en las creaciones orientalistas occidentales.

Para saber más:

Peiró Márquez, Marisa. “Helen Eva Yates: una aproximación a la construcción literaria de Bali.”, Actas del VI Congreso virtual sobre Historia de las Mujeres. Jaén, Asociación de Amigos del Archivo Histórico Diocesano de Jaén, 2014. Disponible online aquí.

Notas:

[1] En esta ocasión utilizamos información proveniente de los libros del mexicano Miguel Covarrubias (Covarrubias, Miguel. La isla de Bali. Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, 2012; edición original de 1937) y de la estadounidense Helen Eva Yates (Yates, Helen E. Bali: Enchanted Isle. Londres, Allen & Unwin, 1933), dos importantes viajeros de la época, y de varios diarios australianos (‘AN ISLE OF ENCHANTMENT.’, The Advertiser (Adelaide), 31 de mayo de 1924, p. 14;  “Mah Patimah, Princess of Bali. Picturesque Personage a Motor User”, The Brisbane Courier, 22 de Julio de 1930, p. 6; Clairellen, “TOURING BALI. Wonderful Mountain Scenery”, Western Mail (Perth), 10 de junio de 1937, p. 42; “THE “SILVER QUEEN” OF THE EAST.”, The Port Macquarie News and Hastings River Advocate, 21 de abril de 1934, p. 7.; “BALI.” The Queenslander (Brisbane), 27 de abril de 1933, p. 2). Debemos advertir que aunque Covarrubias se sirve de la curiosidad de Patimah introducir su obra, para Yates la que le otorga una mayor importancia, concediéndole un capítulo de su libro

[2] Miguel Covarrubias fue un artista y antropólogo mexicano que durante la década de los 30 viajó dos veces a Bali, pasando un largo tiempo en la isla, resultado de lo cual escribió unos de los libros que aún a día de hoy se consideran como esenciales sobre la cultura balinesa; Helen Eva Yates fue una viajera, escritora, editora y docente estadounidense que escribió famosos libros sobre viajes, haciéndose muy célebre por sus libros con consejos sobre qué y cómo comprar en diferentes partes del Mundo. Para más información sobre la misma, véase Peiró Márquez, Marisa. “Helen Eva Yates: una aproximación a la construcción literaria de Bali.”, Actas del VI Congreso virtual sobre Historia de las Mujeres. Jaén, Asociación de Amigos del Archivo Histórico Diocesano de Jaén, 2014. Disponible online aquí.

[3] Únicamente algunos autores ponen en duda su origen real: aunque Covarrubias narra la historia popular, después sostiene que Patimah en realidad se encontraba por casualidad en Buleleng en el momento del pupután – suicidio masivo ritual- de Klungkung 1908, y que logró salvar su vida al someterse a los holandeses y permanecer en Buleleng (Covarrubias. op. cit. p. XX), mientras que sin embargo, otros dudan de su estatus real y la sitúan como una mera esclava al servició del rajá (Mah Patimah,… op. cit.).

[4] El satí es un acto religioso hinduista en el cual una mujer se inmola en la pira funeraria del marido, para acompañarle en el más allá. Aunque fue abolido por las autoridades coloniales británicas y holandesas siguió practicándose de manera clandestina. En Occidente fue algo muy comentado, consecuencia de su inclusión en La vuelta al Mundo en ochenta días (1873), de Julio Verne, y el El último satí (1899), de Rudyard Kipling.

[5] Yates, op. cit. p. 24.

[6] Ibíd. p. 24.

[7] Descripciones más ricas y vívidas sobre su dramática historia se encuentran en Clairellen, op. cit., ‘AN ISLE OF ENCHANTMENT.’, op. cit.; “THE “SILVER QUEEN” OF THE EAST.”, op. cit.; “BALI.”, op. cit.

[8] Yates, op. cit. p. 24.

[9] Ibíd. p. 25.

[10] Ibíd. p. 25.

[11] Ibíd. p. 25.

[12] Aunque desconocemos la fecha de nacimiento de Patimah, se trataba de una mujer de mediana edad en su momento de mayor popularidad; en 1937, Covarrubias la describe como “de edad madura” (Covarrubias, op. cit. p. XX) mientras que Clairellen la sitúa en la “mediana edad” (Clairellen, op. cit).; en 1933 se afirma que tiene unos 45 años. (BALI, op. cit.). Fuera como fuere, todos coinciden en que se casó muy joven con el rajá de Klungkung, lo que, teniendo en cuenta que el satí fue abolido en 1909, hace que Patimah tuviera que nacer seguramente a principios de la década de 1880.

[13] Sabemos que apenas hablaba inglés (Covarrubias, op. cit. p. XX; Clairellen,  op. cit.), aunque parece haber recibido una gran educación: Clairellen se sorprende de la cantidad de título y diplomas que Patimah tiene en su casa, afirmando que es una dama muy educadas. Clairellen, op. cit. p. 42.

[14] Por ejemplo, Yates nos dice que (“su atractiva vestimenta despertó mi admiración”), la cual describe minuciosamente: “Una mujer nativa de apariencia regia, vestida con un brillante baju (pequeña chaqueta) de fina seda, cerrada por delante con botones con piedras preciosas. Su sarong tenía un estampado de orquídeas sobre un fondo crema.”  Después pasa a referirse a sus modales: “un refinado ejemplo de una perfecta dama balinesa (…) muy amable y sonriente”; Yates, op. cit. pp. 23-26

[15] Esta es descrita con detalle en Clairellen, op. cit.; Yates añade que esta la decepciona por seguir el modelo arquitectónico holandés (Yates, op. cit., p. 27).

[16] Se estos se nos dice que son un bello palacio con mucha gente empleada, con bellas jóvenes tejiendo seda con hilos de oro y plata en muchos “deliciosos colores orientales” o algunos de los mejores orfebres de Bali, que hacen boles y bandejas, de oro y plata, algunas ornamentadas con gemas. Mah Patimah, Princess of Bali… op. cit. p. 6.

[17] Este es, por ejemplo, el caso de Yates (Yates, op. cit. p. 23.) o Clairellen, mientras que Covarrubias parece  no haber llegado a la última parte a pesar de contratar uno de sus coches. (Covarrubias, op. cit. p. XX.).

[18] En este sentido, puede considerarse que la historia de Patimah encaja dentro de un nuevo modelo de celebridad norteamericana que se asienta en la sociedad de entreguerras: el personaje de éxito ya no es necesariamente un aristócrata –aunque se agradece el origen misterioso- sino una persona educada y hecha a sí misma, habitualmente un pionero u un emprendedor de un campo poco habitual, que cosecha grandes logros sociales y económicos gracias a su astucia y saber hacer.

[19] Algunos textos afirman que Patimah “tiene mucha influencia entre los gobernantes holandeses de la isla, ocupando una posición intermedia entre ellos y los balineses.”

[20] Yates, op. cit. p. 24.

[21] Ibíd. p. 24.

[22] Un anuncio titulado “Conoce a la Princesa Patimah”, de la compañía de cruceros Cunard Line nos invita lo dicho en palabras muy evocadoras.

[23] Esto es especialmente destacado e interesante en el caso de Yates, que la utiliza como introducción a su descripción de la mujer balinesa, en vez de centrarse en arquetipos más repetidos en la literatura previa, como la bailarina, o la bañista, más atractivas al público general.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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