Revista Ecos de Asia

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This article was written on 14 Ene 2022, and is filled under Cine y TV, Cultura Visual.

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Caminos de ida y vuelta. Adaptando a anime el manga de Jujutsu Kaisen – Parte IV

Tras los análisis en las anteriores entregas de los tres primeros episodios, Ryomen Sukuna, Hitoku Shikei y Tekkotsu Musume, a continuación examinamos de manera conjunta los episodios cuatro y la mitad del cinco, Jutai Taiten y Jutai Taiten II, que abarcan la pelea contra la maldición que se manifiesta en un reformatorio y se corresponde con los capítulos seis al nueve del manga, por lo que entramos ya en lo que es el segundo volumen de la serie.

La saga empieza de la misma manera en los dos medios, con una explicación de la situación por parte de Ijichi Kiyotaka, aunque en el anime ha sido ampliada con información sobre la evacuación de civiles e incluye una interjección de Itadori que da pie a que Ijichi explique lo que son las “ventanas”, ayudantes de los hechiceros, en el manga se relega esta aclaración a una nota al pie. El anime también pone más énfasis en la escena donde aparece la madre de Tadashi, uno de los jóvenes desaparecidos dentro de la institución, añadiendo varias escenas donde queda patente su desasosiego y haciéndola interactuar más con los guardias de la entrada, dándole más peso a la resolución de Itadori y conecta posteriormente con cómo está adaptada la escena de la visita a su casa por parte de Megumi tras el incidente. Una vez entran en el reformatorio, es destacable cómo las escenas cómicas que incluye el manga (el desconcierto de que haya desaparecido la puerta, las interacciones con Gyokuken – Blanco) están cuidadosamente reproducidas en el anime, que con la inclusión de música y el cambio radical de la paleta de colores ayuda aun más a aligerar la tensión de esta parte introductoria. Aunque suele pasar desapercibido en un primer visionado, hay dos ocasiones (antes de entrar y después de que Itadori agradezca su ayuda a Megumi) donde la cámara se para unos segundos de más en la cara de Fushiguro, una manera de traducir a la pantalla los puntos suspensivos que aparecen en ambas escenas en el manga y que reflejan el malestar que le causa esta misión al joven hechicero.

A continuación, el anime añade algunos planos extra de su paso por el recinto, que permiten contextualizar mejor la acción y justificar el cambio radical de la paleta de colores en el escenario: mientras que en la entrada predominan los tonos rojos, lo que resalta es el elemento sobrenatural del incidente en el que están implicados y aporta una sensación de inquietud, el paso a una coloración más naturalista permite desviar el foco del ambiente y volver a ponerlo en la situación y los personajes. Es entonces cuando se encuentran los restos de los jóvenes desaparecidos, horriblemente deformados por el ataque de las maldiciones. Mientras que el manga incluye tres “cadáveres”, el anime lo limita a dos, eliminando el que queda más cerca del espectador; el director de la serie, Seong-Hu Park, ya ha comentado en alguna entrevista que uno de los aspectos difíciles de llevar a la pantalla el manga de Akutami Gege es la adaptación de sus partes más grotescas, por lo que es probable que esta sea una de las modificaciones inevitables del material original para evitar una subida indeseada del rating de la serie.

Comparación entre los cambios de colores en cada uno de los escenarios.

 

Las víctimas del reformatorio en el manga (izquierda) y en el anime (derecha).

Seguidamente, en la escena donde Megumi confronta a Itadori, aclarando que no tiene ninguna intención de arriesgar la vida por alguien que no cree que merezca la pena, en la versión del manga Yûji parece estar enfadado, mientras que el anime opta por darle una expresión más dolida, una interpretación que resulta válida ya que en esos momentos no entiende el razonamiento de su compañero, y se deja que sea al final, en el clímax de la discusión, cuando muestre su enfado, permitiendo una mayor progresión de la escena.

Distinta expresión de Itadori cuando le pregunta a Megumi a qué se refiere con que no quiere salvarlos, en el manga (izquierda) y en el anime (derecha).

La aparición de la maldición de grado especial está adaptada de manera similar en los dos medios, y su súbita llegada está representada con el cambio a una viñeta de gran tamaño (horizontal y a doble página) aprovechando el cambio de página en el manga y con efectos de sonido en el anime. Tenemos que remarcar el buen trabajo del seiyû de Itadori, que es capaz de dar una sensación de urgencia a cada una de las repeticiones de la palabra “ugoke” (“muévete” [t.a.]), un recurso utilizado de manera recurrente por Akutami y que volverá a aparecer más adelante, así como la atención al detalle de los animadores, que hacen aparecer en diferido gotas de sudor que luego le resbalan por la cara. Tras unos momentos de duda, Itadori desenvaina la tozama para atacar a la maldición y, una vez más, el anime elige expandir al máximo la tensión, eligiendo primero un plano largo en el que no se ve bien el daño causado por el contraataque, luego la mano cortada y ya finalmente a Itadori sin el brazo, mientras que el viñeteado del manga es más funcional, transmitiendo lo que ha pasado, pero sin infundirle especial dramatismo.

Adaptación literal de la viñeta del manga (arriba) al anime (abajo) cuando aparece la maldición.

Intento de Itadori de acabar con la maldición y su contraataque en el manga.

Intento de Itadori de acabar con la maldición y su contraataque en el anime.

Tras una secuencia en la que se utiliza con habilidad el 3D para dotar de dinamismo la huida de Megumi, el anime pasa directamente a mostrar el diálogo entre Itadori y Sukuna, obviando el intento de ataque previo que aparece en el manga, lo que da mayor fluidez a la escena. Por otra parte, en el anime se insiste en mostrar el lado derecho de Itadori cuando habla él, y el izquierdo cuando habla Sukuna, ya que es en esa mejilla donde suele manifestarse, mientras que el manga no se preocupa tanto por este detalle para ahorrar viñetas, puesto que mostrando el lado izquierdo de la cara del protagonista puede dibujar a la vez a Itadori y a Sukuna. Tras una escena añadida de Kugisaki peleando contra las maldiciones en forma de máscara, el anime vuelve a enfocar a Itadori, donde se ha adaptado el diálogo para ser coherente con el hecho de que tras perder la mano no ha intentado volver a atacar a la maldición, cosa que sí intenta en el manga antes de ponerse a negociar con Sukuna. El anime también le dedica más planos a la caída de Itadori tras recibir el ataque de la maldición, además del sonido de huesos rotos, y es curioso cómo el hueco que deja tras de sí es distinto en los dos medios, principalmente por mantener la coherencia con la forma en la que es lanzado Itadori, algo que es menos visible en el manga.

La forma en la que Itadori recibe el ataque de la maldición es muy similar en ambos medios, y simplemente en el anime se alterna algo más entre el daño que está recibiendo el protagonista y su expresión, a la vez que incluye escenas pasadas sobre el ataque a la escuela y su relación con los otros hechiceros. La mayor diferencia está en la adaptación de las palabras de su abuelo. El anime sólo incluye la frase al final, después de haber expresado su resentimiento hacia la situación en la que se ha visto forzado a vivir y justo cuando sale despedido, por lo que se enfatiza el sentimiento de impotencia de Itadori, y parece indicar que va a ser incapaz de cumplir la última voluntad de su abuelo. En el manga, sin embargo, las palabras están presentes como fondo mientras Itadori se resiente de sus decisiones, y conforme va pensando los caracteres se van deformando, por lo que más que impotencia parece indicar que, en esos momentos, la voluntad de su abuelo está perdiendo importancia ante la desesperación de enfrentarse a una situación que considera injusta. Así, el “kangaeruna” (“no pienses”) en el anime se dice antes de las palabras de su abuelo, y se dirige por tanto solamente a sus sentimientos negativos, mientras que en el manga lo dice mientras las palabras de su abuelo se deforman, por lo que están incluidas en la expresión, dando a entender que, si siguiera pensando en ellas, seguramente acabaría por maldecir a su abuelo como predijo el director de la escuela, Yaga Masamichi.

Itadori recibiendo el ataque de la maldición en el manga (izquierda) y en el anime (derecha). Las palabras de su abuelo en el anime se dicen con el fondo en negro.

Después de desahogarse brevemente, Itadori decide volcar todas sus emociones negativas en energía maldita para poder contraatacar. Su odio, así como su arrepentimiento, tienen como fondo las mismas escenas en ambos medios (la muerte de civiles como Tadashi y cuando eligió comerse el dedo de Sukuna, respectivamente), pero cuando habla de su “miedo” el manga enfoca la maldición actual, mientras que el anime prefiere enfocar a la que se enfrentó en el tejado de la escuela en el primer episodio, lo que nos permite entender que, aunque Itadori estaba luchando valientemente en esos momentos, estaba aterrado, dotando de mayor dramatismo ese enfrentamiento pasado. Es tras la aparición de Sukuna que el anime elige dar el salto publicitario, lo que una vez más nos muestra la atención al detalle del equipo desarrollador durante todas las etapas de la producción de la serie. Durante su “conversación” con la maldición del reformatorio, el anime elige añadirle algunas líneas extra a Sukuna: “Kono ore wo kanzen ni nameteyagaru” (“me está subestimando completamente”, justo después, antes de insultar a Itadori al principio de la escena), “Dô sureba ano kozô kôkai saserareru ka no na” (“qué debería hacer para que ese mocoso se arrepienta”, justo después de palmear el hombro a la maldición), “Ôe, dôshita? Mô owari dewanai darô na” (“Eh, ¿qué te pasa? ¿No será eso todo lo que tienes, no?”, después de lanzar a la maldición contra el suelo tras regenerarse el brazo), “Iizo, tokkyû, ganbare, ganbare” (“muy bien, clase especial, dalo todo, dalo todo”, después de que la maldición deje el muro tras regenerarse los brazos y las piernas). El objetivo de estas inclusiones puede ser darle una mayor naturalidad al diálogo, pero dado que en general suelen adaptarse sin muchos cambios, suponemos que una razón más lógica es alargar el tiempo de Sukuna en pantalla, no sólo para que el episodio acabe en el momento que el equipo de producción quiere, sino también porque Sukuna es un personaje que no aparece demasiado a pesar de lo popular que es, por lo que hay que aprovechar las pocas ocasiones en las que sale.

Seguidamente, se enfoca a Megumi fuera de la institución hablando con Ijichi, encargándole a Kugisaki y pidiéndole que vaya a buscar refuerzos. Mientras que en el manga Megumi le confiesa a Ijichi su responsabilidad de encargarse de Itadori si ha sido poseído por Sukuna, en el anime se deja que reflexione sobre este hecho cuando se queda ya solo, transicionando de manera más natural hacia la siguiente aparición de Sukuna.

Pasando al episodio cinco, este continúa donde lo había dejado el final del cuatro cuando Itadori es incapaz de retomar el control de su cuerpo, provocando que Sukuna vaya a enfrentarse a Megumi, que le está esperando fuera del reformatorio. El anime se recrea más en la escena en la que Sukuna se arranca el corazón aunque, por otra parte, está compuesta de tal manera que la parte más sangrienta, el momento en la que se saca el órgano del cuerpo, suceda fuera de la pantalla y quede sólo sugerida por los efectos de sonido. Asimismo, prefieren no adaptar de manera literal la estructura de viñeta partida con los dos lados enfrentados de la que es tan partidario Gege antes de duelos importantes entre sus personajes, algo que sí hace el estudio MAPPA por ejemplo en la reciententemente estrenada película basada en la precuela de esta serie. Por otra parte, adelanta ligeramente la aparición de Tsumiki, que en el manga se retrasa hasta el final del capítulo nueve. Durante el monólogo interno de Megumi, donde debate la mejor manera de enfrentarse a la situación, el manga alterna entre viñetas que muestran un plano general, el propio Megumi y el Rey de las Maldiciones, mientras que el anime se centra exlcusivamente en el hechicero, e incluso cuando enfoca a Sukuna, lo hace desde el punto de vista de Megumi, permitiendo al espectador establecer una mayor conexión con el personaje y evitando empatizar con quien en estos momentos es el enemigo, una amenaza incomprensible de poder desconocido.

Megumi disponiéndose a atacar a Sukuna en el manga (izquierda) y en el anime (derecha).

Como ha ido sucediendo hasta ahora, y como seguirá ocurriendo más adelante en esta primera temporada, la pelea está ampliada en el anime: al inicio de la misma, Sukuna se dedica a esquivar (algo que no ocurre en el manga) y cuando llegan a las manos, sigue limitándose prácticamente sólo a esquivar los golpes, excepto cuando decide contraatacar agarrándole el brazo a Megumi después de un giro. En suma, la coreografía está prácticamente diseñada desde cero para la serie. Lo mismo sucede con la parte aérea de la pelea, donde además, se destruyen más edificios que en el manga, aunque se mantiene el puñetazo a dos manos típico de Sukuna que volverá a aparecer posteriormente en el Incidente de Shibuya. La primera parte del episodio acaba cuando Itadori muere justo después de recuperar el control de su cuerpo.

Ataque característico de Sukuna en el manga (izquierda) y en el anime (derecha) que, una vez más, opta por tomar el punto de vista subjetivo de Megumi.

En este artículo hemos analizado la adaptación de la saga del reformatorio en el manga y en el anime, poniendo de relieve las formas en las que cada medio saca partido de sus herramientas para contar la historia. En la siguiente entrega pasaremos a analizar los siguientes dos episodios, que actúan de transición, pero no son por ello menos dignos de atención.

avatar Claudia Bonillo (77 Posts)

Graduada en Ingeniería Informática con mención en Computación (2016, Unizar), Diploma de Especialización en Estudios Japoneses (2017, Unizar) y Máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte (2018, Unizar), actualmente es doctoranda del área de Asia Oriental en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza especializada en la transmisión de la historia medieval japonesa, periodo Sengoku (1467/1477-1603), a través de la cultura popular nipona (videojuegos, manga y anime). En el año 2020 ganó la Beca del Gobierno Japonés (MEXT/ Monbukagakushô) para Graduados Españoles para poder hacer una estancia de investigación en la Universidad de Kioto.


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