Revista Ecos de Asia

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This article was written on 23 Dic 2016, and is filled under Arte.

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Oi Katsushika III. Análisis iconográfico de “Cortesanas mostrándose a los paseantes a través de la rejilla” (década de 1850)

Tras haber conocido en el primer artículo de la serie la vida y la primera obra de Oi Katushika, titulada Mujer componiendo un poema bajo los cerezos en flor en la noche, en la cual se profundizó en el segundo análisis sobre la misma –centrado en la técnica que emplea y realizando una comparativa con otros grabados que también utilizan el juego de la luz y la sombra–, el presente estudio versa sobre en la estampa Cortesanas mostrándose a los paseantes a través de la rejilla, la última de Oi Katsushika que se fecha en la década de 1850, de la que también se analiza su iconografía.

Cortesanas mostrándose a los paseantes a través de la rejilla.

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-Iconografía:

Esta estampa gira de nuevo en torno a la noche. En ella, Oi Katsushika representa un burdel del barrio Yoshiwara, en el actual Tokio. Las prostitutas se exhiben como objetos de muestra al público, detrás de la estancia abierta mediante rejas. Entretanto, hombres y mujeres curiosean el luminoso interior desde la calle.

Shinzo en Cortesanas mostrándose a los paseantes a través de la rejilla (década de 1850)

Shinzo en Cortesanas mostrándose a los paseantes a través de la rejilla (década de 1850)

Algunos ya están acompañados de prostitutas, destacando la shinzo o cortesana joven en formación, que normalmente estaba bajo la tutela de una oiran, es decir, la meretriz de más alto rango en Japón hasta el fin del periodo Meiji.

Oiran y su kamuro, en la misma estampa. Detalle de la mujer ensombrencida.

Oiran y su kamuro, en la misma estampa. Detalle de la mujer ensombrecida.

 

Estas últimas tenían un peinado mucho más elaborado y cargado de kanzashi o adornos para el cabello. Su barroquismo también está presente en la riqueza ornamental de su kimono, como el que viste la oiran situada al fondo derecho de la composición, que se está retirando de la escena. Teniendo en cuenta el peinado y la vestimenta, podría hablarse de que en el cuarto exterior del prostíbulo solamente se exhiben este tipo de cortesanas. La mujer va acompañada de una kamuro o asistenta infantil que, al alcanzar la pubertad, solía comenzar a ofertar servicios sexuales. Las kamuro de la escena no sólo se identifican por su obvia estatura baja, sino también gracias al peinado adornado con flores que frecuentemente las caracteriza. Finalmente, la prostituta situada en el eje de la composición –ligeramente más hacia la izquierda del centro– resalta al permanecer completamente en la sombra, pues se asoma entre las vallas para interactuar con uno de los viandantes.

Escena en la calle de Yoshiwara en Edo, de Hishikawa Moronobu (finales del siglo XVI)

Escena en la calle de Yoshiwara en Edo, de Hishikawa Moronobu (finales del siglo XVI)

El tema del burdel, propio del género ukiyo-e, comienza a representarse en los primeros años del periodo Edo, y conforme pasan las décadas, los testimonios artísticos se amplían notablemente. Hishikawa Moronobu (1618-1694) ya concibió una escena en los burdeles de Yoshiwara a finales del siglo XVI, cuando el ukiyo-e aún era monocromo. Se trata de una composición bastante similar a la de Oi Katsushika, si bien más simple y con muchos menos personajes. Las mujeres son más interactivas que las presentadas por Oi, y se acercan a los transeúntes para hablar con ellos y deleitarles con música, en este caso, además de otras actividades de ocio como era habitual. Se desvela que los clientes son samuráis, aunque el más evidente se ubica a la izquierda, cubierto con una capucha para no desvelar su identidad, y portando un par de katanas o sables japoneses. En esta época, cualquier tipo de cliente podía beneficiarse del negocio de la prostitución si tenía los recursos económicos necesarios, mas el estereotipo del samurái surge por la sociedad militar imperante, y la posibilidad que tenían estos importantes individuos de mantener relaciones extramaritales. El hecho de que el samurái encapuchado de Moronobu evite ser descubierto, puede ligarse a una cuestión de dignidad, o tal vez no quiera ser visto por el caminante que está a su lado. En todo caso, hay que llamar la atención sobre la joven situada de perfil que contempla curiosa la escena. Además debe resaltarse su rostro figurado totalmente de perfil, no demasiado común en estos años, posiblemente pueda hablarse de una kamuro, pues una de sus funciones era atraer a los clientes hacia el burdel donde trabajaban las cortesanas que las regían.

Escena en Yoshiwara, de la serie sin título sobre la visita a Yoshiwara, de Okumura Masanobu (1686-1764?)

Escena en Yoshiwara, de la serie sin título sobre la visita a Yoshiwara, de Okumura Masanobu (1686-1764?)

En Yoshiwara también se desarrollan los acontecimientos de Escena en Yoshiwara, de la serie sin título sobre la visita a Yoshiwara, de Okumura Masanobu (1686-1764). Las numerosas obras que representan este barrio, atendiendo comúnmente a los burdeles y ochaya o casas del té, donde trabajaban las geishas, atestiguan la trascendencia del lugar durante varias centurias. Yoshiwara se fundó en la segunda década de 1600 con el propósito de aglutinar una zona de entretenimiento y prostitución que no se clausuró oficialmente hasta 1958, pese a que su apogeo fue disminuyendo paulatinamente desde el comienzo de la era Meiji.

El salón del burdel, de Utagawa Toyokuni I (1769-1825?) y Noche durante los cerezos en flor: Observación de los barrios de placer, de Utagawa Kunisada (1854)

El salón del burdel, de Utagawa Toyokuni I (1769-1825?) y Noche durante los cerezos en flor: Observación de los barrios de placer, de Utagawa Kunisada (1854)

Muchas escenas en burdeles resultan pobladas de personajes, en ocasiones acompañadas de cierto caos y dinamismo, como el ejemplo de Utagawa Toyokuni I (1769-1825) o bien se sitúan en ambientes dulcificados que recrean idílicos lugares de cortejo, como Noche durante los cerezos en flor: Observación de los barrios de placer, de Utagawa Kunisada. Sin embargo, la apreciación que hace Oi de los barrios de placer resulta bastante más fría. Las mujeres son meros objetos de exposición dentro de una metáfora del escaparate, y sólo una de ellas, la fémina en la sombra, se acerca a los paseantes. Es interesante también compararla con Escena en la calle de Yoshiwara en Edo, de Hishikawa Moronobu y Escena en Yoshiwara, de la serie sin título sobre la visita a Yoshiwara, de Okumura Masanobu para destacar la quietud de las prostitutas que refleja Oi Katsushika. Es un universo clandestino, por lo que el juego de luces y sombras deja patente la ambigüedad moral del ambiente, realizando un especial énfasis en la mujer como sinónimo de artículo de compraventa.

-Cómo se representa la sombra:

Kage-e o pinturas de sombras, de la serie Trucos de las manos, perteneciente a las Cuatro Estaciones, de Koryusai Isoda (1735-1790?)

Kage-e o pinturas de sombras, de la serie Trucos de las manos, perteneciente a las Cuatro Estaciones, de Koryusai Isoda (1735-1790?)

En cuanto al tratamiento de la luz, Cortesanas mostrándose a los paseantes a través de la rejilla no aporta novedades respecto a Mujer componiendo un poema bajo los cerezos en flor en la noche. Sin embargo, la prostituta que da la espalda a la luz es llamativa para realizar un breve estudio de cómo se representa la sombra en el arte japonés de su época. Koryusai Isoda (1735-1790) simbolizó la sombra como una silueta totalmente negra, en sus kage-e o pinturas de sombras, de la serie Trucos de las manos, perteneciente a las Cuatro Estaciones. De hecho, los juegos de sombras –kage-e–, que formaban todo un espectáculo teatral en la época, por contagio chino, eran grabados con asiduidad, y en el presente estudio ayudan a entender la representación de la sombra.

Retratos de sombras de actores, de Utagawa Kuniteru (1867), Sombra de la belleza, de Seitei Watanabe (1900) y Escena nocturna en el templo de Kasuga, de Fujishima Takeji (década de 1950)

Retratos de sombras de actores, de Utagawa Kuniteru (1867), Sombra de la belleza, de Seitei Watanabe (1900) y Escena nocturna en el templo de Kasuga, de Fujishima Takeji (década de 1950)

No resulta una novedad de procedencia occidental el uso de la sombra como tal, siendo útiles los ejemplos de distinta cronología, obra de Utagawa Kuniteru (1867), Seitei Watanabe (1900) y Fujishima Takeji, perteneciente a la década de 1950, como continuación de la tradición de Isoda. Sin embargo, el representar la sombra de un objeto parcialmente iluminado no tuvo mayor cabida en el arte japonés. Al contrario de lo visible en Katsushika, cualquiera de los ejemplos tratados en el artículo anterior de esta saga sirve de ejemplo para conocer que, hasta finales del periodo Edo, no es frecuente el dibujo de esta sombra, que es un testimonio del gusto por un mayor realismo propio del arte occidental.

avatar Andrea Garcia Casal (12 Posts)

Ha realizado el Grado en Historia del Arte, así como el Máster en Género y Diversidad y el Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional en la Universidad de Oviedo. Su principal interés radica en la investigación de la historia del arte desde el feminismo; particularmente estudia la presencia de las artistas y la representación de las mujeres en el arte.


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