Revista Ecos de Asia

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This article was written on 01 Dic 2021, and is filled under Varia.

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El nuevo estilo de vida minimalista del movimiento “tang ping”, visto a través de las realidades sociales de China y Corea del Sur

En un artículo previo abordamos el fenómeno de los kiaosi para hablar del fracaso de miembros de la clase baja al tratar de ascender socialmente a través de la formación. En esta ocasión, nos centraremos en algo que no sólo es una manifestación cultural, sino una especie de revolución silenciosa:

Tang ping, o echarse en el suelo, no es solo un fenómeno cultural, sino también una revolución silenciosa cuando la equidad, la justicia, la movilidad social y las libertades fundamentales desaparecen en una sociedad orwelliana. La inacción es quizás la mejor acción en este caso. Después de todo, cada acción tiene una reacción, al igual que la inacción. Tal como dijo una vez Mahatma Gandhi, “la no cooperación con el mal es un deber sagrado…”[1]

En realidad los tang ping y los kiaosi[2] tienen en común la falta de un trabajo estable bien renumerado. La diferencia radica en que los kiaosi viven la experiencia con envidia por los “privilegiados” que pueden enriquecerse a pesar de tener una mala vida trabajando horarios 996, mientras los tang ping están inmersos en una especie de crisis existencial en que intentan priorizar un mínimo disfrute de la vida en lugar de desvivirse para trabajar. Se plantea la hipótesis de que una persona puede perfectamente dedicarse a un trabajo estable tipo 996 bien renumerado, pero manifestar síntomas de una actitud tang ping en ciertos comportamientos antisistema en su estilo de vida. En Corea del Sur, por ejemplo, un país muy similar a China en cuanto a la productividad y la alta competitividad del mundo laboral, se ha propuesto la clasificación en cuatro tipos del fenómeno de los tang ping en su territorio.[3] Los ciudadanos del primer tipo son definidos como los que están “completamente echados en el suelo”: no trabajan, y reciben subsidios gubernamentales mientras se quejan de la injusticia social todos los días. Los del segundo tipo se clasifican como los que están “semi-echados en el suelo”: trabajan conscientemente pero no plantean la posibilidad de encontrar una pareja. Pasan la mayoría de su tiempo haciendo cosas como jugar a videojuegos o en otras formas de ocio. Los del tercer tipo están “ligeramente echados en el suelo”: “trabajan duro para ganar dinero e invierten, son capaces de comprar un coche y una casa, tienen una actitud liberal hacia el tema de la pareja, no se comprometen” y “abogan por no casarse y no tener hijos.” Los del cuarto tipo están “echados en el suelo en el matrimonio”: las parejas dividen todo por la mitad, desde las tareas de la casa hasta el dinero, viviendo en un mundo compartido sin hijos.

La dificultad de adoptar un estilo de vida tang ping en China

Dentro de la realidad sociopolítica de China, está claro que estar “echados en el suelo completamente” es imposible en vista de que no cuentan con un sistema de seguridad social muy desarrollado, de modo que están obligados a trabajar por lo menos esporádicamente. No trabajar también implica abandonar por lo menos a corto plazo la idea de tener pareja. Esto es porque en China un hombre no se considera un buen partido si no posee un coche y casa propia.

A primera vista, entonces, parece que no se puede representar la realidad china de una forma tan sistemática como la surcoreana. Esto se explica también si consideramos que no hay subsidios para los padres cuando llegan a una edad en que no pueden trabajar, de modo que son los hijos quienes tienen que cargar con la responsabilidad de mantenerles financieramente. Una hija que se casa con un hombre adinerado, entonces, es una fórmula que aporta más tranquilidad a los padres, además de ofrecer una posibilidad de seguir el linaje de la familia.

Fotograma de un video que se hizo viral en internet que delata el materialismo en el corazón del matrimonio moderno en China.

La actitud tang ping hacia la idea de casarse y sus razones

Por lo tanto, en el caso chino, lo que estamos presenciando es una actitud de tang ping, entendido aquí como una actitud antisistema, en la reticencia de los jóvenes a casarse. Como consecuencia, es algo que se pospone cada vez más. Esto se corrobora por el bajo porcentaje de la población en edad de casarse que se casa cada año, además de la baja tasa de natalidad, por un lado, y la alta tasa de divorcio, por otro.[4] Asimismo, se comenta el rechazo de la presión de casarse por parte de mujeres profesionales de las grandes ciudades. A menudo etiquetadas despectivamente como “mujeres duras” o “mujeres abandonadas”[5] por miembros más conservadoras de la población, no solo lamentan la idea de tener que sacrificar sus vidas laborales para ser amas de casa en un pueblo rural, por ejemplo, sino que también se quejan de la falta de hombres compatibles con su nivel cultural.[6] Una situación que también está muy presente en Corea del Sur, donde un grupo de mujeres han formado una asociación para promover la vida de soltera. Se autodefinen como bihon; es decir “las que nunca se casarán”[7] para defenderse de las asignaciones despectivas que se dan, tanto de la sociedad china como en Corea del Sur.[8] Un buen ejemplo de una mujer china que prefiere tener una vida profesional en lugar de casarse se ve en la película So Young de ZhaoWei (China, 2013). Es uno de los mejores retratos psicológicos de un personaje femenino chino que se desilusiona con la perspectiva de la vida en pareja y acaba dedicándose exclusivamente a su carrera profesional.[9]

Una chica surcoreana explica lo que significa el concepto de bihon.

En cuanto a los conformistas[10] se puede detectar un alto nivel de frustración entre los varones. Frente a la cada vez más difícil perspectiva de poder comprar una casa y un coche, algunos hombres están empezando a darse cuenta de que carecen de atractivo para las mujeres en edad de casarse. Tal vez por esta razón los hombres son muy tímidos cuando intentan formar una pareja. Una situación que se agrava cuando consideramos que, desde la revolución cultural, se ha educado a algunas mujeres para ser fuertes e independientes. La idea de que la competitividad y agresividad de las mujeres profesionales asustan a algunos varones está presente en la película previamente analizada Beautiful Accident de Ho Wi Ding (China, Taiwán, Corea, 2017). Acostumbrada a comportarse de una forma muy fría y calculadora en su trabajo de abogada, la heroína quiere enamorar a un admirador de su adolescencia, pero se da cuenta de que para atraer al chico de nuevo tiene que bajar un poco la guardia y aparentar ser dulce y más maternal para no asustarle.

Las frustraciones de las mujeres chinas se aprecian más en películas que retratan un mundo dominado por mujeres en que los hombres aparecen en segundo plano, como objeto de deseo. Una película especialmente relevante en este sentido es la extensivamente analizada  Painted Skin: The Resurrection de Wu Ershan (2012). Aquí la agresividad de la heroína es una manifestación de su frustración por su amor no correspondido. Solo cuando adopta una actitud más sumisa, confesando su amor, consigue al hombre que quiere. Sin embargo, para asegurar la fidelidad del varón, le obliga a castrarse, una circunstancia representada simbólicamente por la ceguera. Efectivamente, un varón para la mujer china es tan impredecible como el “oso salvaje” que aparece al principio de la historia.  Una posible metáfora para un primer amor que le deja cicatrices emocionales.

En realidad, es posible que lo que transcienda en el varón sea una nostalgia por una primera experiencia amorosa en la adolescencia.[11] Esto se entiende si consideramos que la experiencia originaria del amor se vive con una intensidad que raramente vuelve a encontrarse en la vida posterior. Debe de ser difícil, tanto para el hombre como para la mujer, ceder los sueños románticos de la juventud a un matrimonio de conveniencia construido únicamente sobre la necesidad de amortiguar las preocupaciones de los padres por el futuro y contentarles, además, al traer al mundo unos niños que puedan continuar el linaje de la familia.

Conclusiones

En vista de la censura por el gobierno chino de cualquier discusión abierta sobre la extensión del fenómeno de tang ping, entendida como una rebelión silenciosa en contra de los pilares de la ideología de la China tradicional, ha sido especialmente relevante comparar la realidad social de Corea del Sur con lo que se puede deducir de China desde la perspectiva de las manifestaciones artísticas, como su cine. En cuanto a los documentales hechos en países extranjeros, se detecta una intencionalidad política que busca representar una visión a menudo distorsionada de la realidad. La idea de estar “completamente echado en el suelo”, entendido como un abandono total del trabajo, parece ser solo un lujo al que pueden acceder los que tienen ahorros suficientes (como podría ser el ejemplo de un ex editor de una revista que decide mudarse al campo). Por lo general, solo existe un tang ping parcial, cuyos protagonistas son trabajadores migrantes en Shenzhen llamados los Sanhe Gods,[12] unos vagabundos jóvenes, sin estudios superiores o formación profesional, que suelen trabajar un día sí, otros tres días no, pasando el tiempo entre trabajos no cualificados y jugando a video juegos hasta que el dinero se les acaba. Mucho más común, sin embargo, es una actitud tang ping hacia la idea de casarse, una institución considerada por el gobierno chino como una estructura fundamental de la sociedad y base para el crecimiento demográfico.

Imágenes de los Sanhe Gods, que viven el momento, pero tienen poca esperanza para el futuro.

Efectivamente, las entrevistas chinas de los documentales dan testimonio de una realidad muy parecida a la de Corea del Sur. Existe una sección de la población compuesta por mujeres profesionales muy exitosas que no quieren casarse. Son las equivalentes de las mujeres bihon en la sociedad de Corea del Sur. En cuanto a los hombres y mujeres que ceden ante la presión social de casarse, en su falta de entusiasmo también se delata un pensamiento antisistema pero menos radical que el surcoreano. La impresión que da, entonces, es que uno se casa por motivos económicos, pero que pocas parejas pueden tener el lujo de casarse por amor. Dicho eso, se detectan muchos problemas potenciales que ponen en peligro la pervivencia de dichos matrimonios, como podría ser, por ejemplo, la situación de una exitosa mujer de negocios de la gran ciudad que se ve obligada a casarse con un hombre sencillo de un pueblo. Igual que en la sociedad de Corea del Sur, entonces, la mayoría de las mujeres y de los hombres prefieren no casarse. En resumidas cuentas, la actitud china es como la surcoreana con el atenuante de que la falta de un sistema de seguridad social adecuado limita incluso más la libertad de expresión de su disgusto con la presente realidad social en el caso chino.

 

Para saber más:

  • “The Lying Flat Movement: Are China’s Millennials onto something big?” Kidology, 24 Junio 2021. Disponible aquí.
  • “Why are Chinese Millennials “Lying Flat”?” Tea with Erping. Disponible aquí.

 

Notas:

[1] Traducción del inglés: Tang Ping, or lying down is not just a cultural phenomenon, but also a quiet revolution when fairness, justice, social mobility, and fundamental freedoms become absent in an Orwellian society. Inaction is perhaps the best action in this case. After all, every action has a reaction, so does inaction. Just as Mahatma Gandhi once said “non-cooperation with evil is a sacred duty….” Fuente: “Why are Chinese Millennials “Lying Flat”?” Tea with Erping. Disponible aquí.

[2] Aquí empleamos la palabra en su uso más restrictivo para definir a los que, a pesar de sus grandes esfuerzos para formarse, por ejemplo, fracasan en su intento de encontrar un trabajo estable bien renumerado. Como, por ejemplo, un universitario egresado de orígenes familiares humildes que, a pesar de todos sus sacrificios y los de su familia, fracasa en su intento de progresar socialmente. Actualmente, la palabra se utiliza también con un sentido más amplio para definir cualquier frustración material, como un rico que sólo puede comprar un BMW y no le llega para comprar un Porsche, por ejemplo.

[3] Fuente de información: “Hell Joseon: The Price of Happiness in South Korea. Deciphering South Korea”, CNA Documentary, Deciphering South Korea, CAN Insider, 10 September 2021. Disponible aquí.

[4] Se habla por ejemplo de una falta de interés en casarse o el hecho de que uno se casa solo para satisfacer a los padres. Fuente: “Population Crisis/The marriage divorce rate is surprisingly high at 35% among the post-90s in China”, China Insights. Disponible aquí.

[5] Fuente: “China’s Unmarried ‘Leftover’ Women”, VICE Asia. Disponible aquí.

[6] Fuente: “Why China’s Three-Child Policy Won’t Impact “Leftover” Men and Women”, VICE Asia. Disponible aquí. Hasta se planteaba enseñar a hombres de pueblo cómo comportarse y vestirse delante de mujeres profesionales de la ciudad.

[7] Aclaran que no es que no puedan sino que no quieren. Fuente: “Hell Joseon: The Price Of Happiness In South Korea. Deciphering South Korea”, CNA Documentary, Deciphering South Korea, CAN Insider, 10 September 2021. Disponible aquí.

[8] En esta categoría, lo más común es la idea de ser “left on the shelf” que se aproxima a la idea de “quedarse en el cajón”, aunque realmente es una metáfora que se refiere a las personas, tanto varones como mujeres, como productos en venta en una tienda. Una concepción de las personas que en sí es incorrecta, porque no todo el mundo está “en venta”. La implicación es que si alguien no es elegido, de alguna manera tiene fallas. Fuente: “Hell Joseon: The Price Of Happiness In South Korea. Deciphering South Korea”, CNA Documentary, Deciphering South Korea, CAN Insider, 10 September 2021. Disponible aquí.

[9] Aquí la heroína vive una experiencia de desamor en su juventud cuando su novio la abandona para perseguir sus ambiciones como arquitecto en los Estados Unidos. Cuando regresa, esperando volver a encontrarse con la chica alegre, dulce y amorosa de su juventud, se sorprende al encontrarse con una ejecutiva fría y calculadora, casi irreconocible comparada con la chica que una vez fue.

[10] Conformistas en el sentido de que ceden a la presión social o de sus padres para casarse.

[11] En este sentido, es muy relevante considerar el trabajo del cineasta Huo Jianqi (Peking, China, 20 de enero de 1958), cuyo pensamiento hemos analizado en el artículo sobre Xuanzang (2016). Reiterando lo que se ha escrito antes, lo que destaca de su filmografía es una nostalgia por una experiencia originaria del amor, girando en torno a la idea de que perdimos el primer amor para siempre, bien porque no es correspondido o porque una ambición se interpone, pero seguimos en su búsqueda en la vida adulta.

[12] “Shenzhen Sanhe Great God: Play for three days a day, 8 yuan to settle the accommodation, smoke 2 cents a piece of loose cigarettes”, Minnews, 2 de Noviembre 2021. Disponible aqui.

avatar Simon Kelly (35 Posts)

Graduado en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, donde también realizó el Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte, especializándose en cine y literatura. Además, es Licenciado en Biología por la UCM y continúa realizando estudios de psicología, sociología, francés y chino.


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