Revista Ecos de Asia

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This article was written on 30 Oct 2015, and is filled under Cine y TV.

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Paranormal Activity: Tokyo night (Toshikazu Nagae, 2010), found footage made in Japan

A estas alturas, no nos extraña encontrar en la cartelera películas de producción estadounidense que son un remake, secuela, precuela, o similares de otra asiática. Si nos centramos en el cine de terror y, más concretamente, en las producciones japonesas, ya ni nos inmutamos. La influencia del cine de terror japonés en las películas occidentales a finales del siglo XX y en los primeros años del XXI ha sido muy grande, y de ello nos hemos ocupado en algunos artículos de la revista.[1] En Japón, el gusto por lo sobrenatural empapó al cine desde los comienzos del séptimo arte en este país, pero la influencia en Occidente se hizo notar en un momento de carencia de ideas, en el que hacía falta un buen soplo de aire fresco. No sólo en la caracterización es importante (estas mujeres de cabello largo y negro que llevan aterrorizándonos desde Ringu, Hideo Nakata, 1998), también en ciertos cambios argumentales importantes en los que el fantasma no es un alma en pena con algo que resolver para poder descansar en paz, sino que es una criatura vengativa y despiadada, imposible de apaciguar. En las películas de terror japonés, el final feliz es, cuanto menos, improbable; en las hollywoodienses, se llegan a hacer adaptaciones (véase Dark Water, Walter Salles, 2005) para no dejar al espectador con un mal sabor de boca.

Las diferencias culturales van más allá del final del filme y atienden a cuestiones más profundas, por eso es interesante conocer la película original japonesa para poder compararla luego con su remake estadounidense y ver qué adaptaciones se han efectuado. En realidad, siendo sinceros, un remake nunca puede superar a un original; no importan la cantidad de presupuesto invertido, el reparto, el director o que incluso lleguen a ser más conocidas por el público comercial:[2] la esencia del filme se pierde por completo y sólo nos queda el golpe de efecto. A pesar de ello, es un ejercicio interesante para un amante del cine de terror, puesto que nos hace partícipes de esas diferencias culturales y nos hacen reflexionar.

Obviamente, estas películas de las que se hacen tantas imitaciones también deben mucho al cine de Hollywood, pero no dejan de perder su esencia. La influencia de las viejas historias japonesas de terror sigue presente en los nuevos filmes, que se adaptan. Si es tan común que se hagan copias de películas japonesas en el extranjero, ¿sucede lo mismo a la inversa? Pues en realidad no es muy común, pero si hay un caso que merece la pena traer a Ecos de Asia para reflexionar sobre él en Halloween, este es Paranormal Activity.

Seguro que han oído hablar de ella, ya que Paranormal Activity se ha convertido en franquicia. Nos viene perfecto traerla a colación, ya que el 23 de octubre de este año se estrenaba en nuestros cines Paranormal Activity: Dimensión fantasma (Paranormal Activity: Ghost dimension, Gregory Plotkin), aunque por ahora no tiene muy buenas críticas.

Esta saga no nos enseña nada en absoluto que Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, Ruggero Deodato, 1980) y El proyecto de la bruja de Blair (The Blair witch project, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999) hubieran ensayado ya, pero Paranormal Activity es mucho más comercial y llegó a un público más amplio gracias al boca a boca y a una campaña de publicidad eficaz. Lo que tiene de especial la franquicia es que terminó de poner de moda un recurso o género cinematográfico que ya ha sido empleado hasta la náusea: el del metraje encontrado (found footage). La primera entrega, del israelí Oren Peli, se estrenó en 2007, y tuvo un gran éxito, lo que motivó que, como adelantábamos, se convirtiera en franquicia.

Arriba, Paranormal Activity; abajo, Paranormal Activity: Tokyo night. Aunque ambas muestran las grabaciones de los personajes mientras duermen, la novedad que presentaba la película japonesa era la de presentar simultáneamente dos dormitorios.

Arriba, Paranormal Activity; abajo, Paranormal Activity: Tokyo night. Aunque ambas muestran las grabaciones de los personajes mientras duermen, la novedad que presentaba la película japonesa era la de presentar simultáneamente dos dormitorios.

El metraje encontrado, que a veces se mezcla o confunde con el falso documental (mockumentary), tiene un interés especial, ya que, no sólo resulta muy económico de rodar, sino que, además, se da una sensación de realidad, de estar visualizando un hecho que ha sucedido, como si hubiéramos encontrado la cámara en la que se grabó todo y viéramos el escalofriante resultado. Los ejemplos son tan numerosos que sería inútil presentar un listado completo, pero hay algunos que merece la pena citar, aunque sólo sea por preferencia personal, para desearles que pasen un Halloween espeluznante viendo algunas de estas películas. Holocausto caníbal, El proyecto de la bruja de Blair, Paranormal Activity, Rec (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), Monstruoso (Cloverfield, Matt Reeves, 2008), Encuentros paranormales (Grave Encounters, The Vicious Brothers, 2011), V/H/S (Varios directores, 2012) o Wax (Víctor Matellano, 2014) son una pequeña selección de un listado mucho más grande. En la variedad está el gusto, así que argumentalmente son muy diferentes, ya que tenemos caníbales, brujería, fantasmas, demonios, posesiones, infectados, monstruos herederos de los kaiju japoneses y asesinos: todo ello cabe en el found footage.

Cartel de Paranormal Activity: Tokyo night. Aparte de venderse como “la secuela oficial japonesa”, ya se nos presenta esta intención de mostrar dos dormitorios como gancho: “Two bedrooms… Twice the fear”.

Cartel de Paranormal Activity: Tokyo night. Aparte de venderse como “la secuela oficial japonesa”, ya se nos presenta esta intención de mostrar dos dormitorios como gancho: “Two bedrooms… Twice the fear”.

Aunque Holocausto caníbal fue una precursora y El proyecto de la bruja de Blair terminó de asentar la moda, Paranormal Activity fue muy especial para tomar conciencia de que el found footage merecía la pena porque arrasaba en taquilla. Ante todo, dejar claro que para gustos los colores, ya que no le quitamos el mérito que realmente tiene la fama que ha adquirido esta saga, pero debemos también desmontar mitos porque no inventa nada nuevo, aunque no dejó de ser un hito en el momento de su estreno. Recalcamos que la publicidad y el boca a boca tuvieron mucho que ver con su éxito.

Aún así, algo tuvo que tener Paranormal Activity para que en Japón gustase tanto que se rodase una secuela. Esta película no es la secuela, vamos a decir, oficial, pues esa es Paranormal Activity 2 (Tod Williams, 2010), sino que es una secuela en paralelo, un concepto diferente al remake, pero muy similar. Hablamos de Paranormal Activity 2: Tokyo night (Toshikazu Nagae, 2010), también conocida como Paranormal Activity 0, que comienza donde lo dejaba la primera entrega.

La primera película que inauguró esta famosa y reciente saga comienza con un agradecimiento de Paramount Pictures a las familias de la pareja protagonista y a la policía de San Diego, dándonos a entender a los espectadores que los hechos que vamos a presenciar son reales. Este tipo de advertencias falsas son típicas del found footage, con lo que la sensación de realismo es muy fuerte. Este filme cuenta la historia de Katie Featherston y Micah Sloat (ambos nombres son los de los actores reales), una pareja que se acaba de mudar a una idílica casa en San Diego. Micah decide comprar una cámara para grabar todo lo que suceda en la casa con el fin de tranquilizar a su compañera y esclarecer los acontecimientos que han estado desarrollándose. Katie está convencida de que una extraña presencia maligna (un demonio, como descubriremos), que la acompaña desde su infancia, ha vuelto para atormentarla y se muestra recelosa ante el interés del escéptico Micah por grabar estos sucesos. Todo lo que veremos en la película estará grabado por la cámara de Micah, así que en todo momento tendremos la sensación de ver un vídeo casero. Aunque la primera parte del filme es algo aburrido, la actividad paranormal se va intensificando a lo largo del metraje, haciendo mella en nuestros protagonistas. Como curiosidad, señalar que existen tres finales igualmente escalofriantes de esta misma película, uno es el oficial y los otros dos son alternativos.

En Paranormal Activity 2, como en Tokyo night, también se utiliza el recurso de la multicámara. En este caso, vemos dos fotogramas de las cámaras de seguridad de la casa, instaladas en todas las habitaciones.

En Paranormal Activity 2, como en Tokyo night, también se utiliza el recurso de la multicámara. En este caso, vemos dos fotogramas de las cámaras de seguridad de la casa, instaladas en todas las habitaciones.

La secuela, Paranormal Activity 2, se inicia algo antes de los sucesos contados en la primera entrega y continúa en paralelo, así que casi se podría hablar de precuela. Tiene mucho que ver con la primera Paranormal Activity, puesto que cuenta los hechos que desencadenaron la saga, aunque tendremos que esperar a la tercera película para saber un poco más de este ente maligno que parece acosar a la familia de Katie Featherston. En este caso, Paranormal Activity 2 se centra en Kristi (la hermana de Katie) y su familia. Sin embargo, es de la otra secuela, Paranormal Activity 2: Tokyo night de la que vamos a hablar a continuación, la cual, en realidad, no avanza el argumento de las otras entregas de la franquicia, que giran en torno al personaje de Katie Featherston, y, aunque dicho personaje sí tiene cierta importancia, ninguna secuela posterior retoma esta Tokyo night.

Haruka y Koichi, protagonistas de esta secuela.

Haruka y Koichi, protagonistas de esta secuela.

Si queremos ser puntillosos, el aire casero que tiene y la atmósfera inquietante pueden recordar, en ocasiones, a la saga Ju-on, especialmente a las precuelas, pero lo cierto es que, salvo por el corto exorcismo que nos ofrece el monje sintoísta, Tokyo night debe demasiado al cine de Hollywood y a la saga de Paranormal Activity, y no aporta nada del folclore popular japonés ni del cine de fantasmas que tanto se ha exportado internacionalmente. De hecho, Koichi llega a ponerle a su hermana un crucifijo (motivo iconográfico frecuente en las películas de posesiones demoníacas o de vampiros) en la mano para intentar protegerla, pero Haruka lo tira al suelo cuando él sale de la habitación y se prende fuego frente a la cámara.

Arriba, Paranormal Activity; abajo, Tokyo night. Este es el ejemplo que citábamos cuando decíamos que hay secuencias de Tokyo night iguales que las de su predecesora. El andar desgarbado de Haruka se debe a sus dos piernas fracturadas, sobre las que logra mantenerse en pie por influencia demoníaca.

Arriba, Paranormal Activity; abajo, Tokyo night. Este es el ejemplo que citábamos cuando decíamos que hay secuencias de Tokyo night iguales que las de su predecesora. El andar desgarbado de Haruka se debe a sus dos piernas fracturadas, sobre las que logra mantenerse en pie por influencia demoníaca.

La película cuenta la historia de los hermanos Yamano, Haruka (Noriko Aoyama) y Koichi (Aoi Nakamura), y los sucesos paranormales que ocurren en su casa en Japón mientras la joven se encuentra convaleciente, ya que Haruka se había roto las dos piernas en un accidente de coche mientras estaba de viaje en San Diego. Koichi, obsesionado con una presencia sobrenatural que parece habitar la casa, comienza a grabar, de forma muy similar a la primera Paranormal Activity, mientras ambos duermen, y a veces durante el día, para captar cualquier suceso extraño. Así, salvo por el hecho de que, en este caso, se filman y se nos presentan en paralelo dos dormitorios por la noche en vez de uno, esta secuela resulta bastante similar a su predecesora, incluso en algunas escenas: por ejemplo, cuando, hacia el final, Haruka es poseída y se levanta de la cama para mirar fijamente a Koichi dormido durante unas horas, para bajar luego las escaleras, gritar y alertar a su hermano, y, cuando este llega a su encuentro, arrojarle con una fuerza sobrenatural contra la cámara de vídeo, algo similar a lo que sucedía en la primera entrega. De todas maneras, en Paranormal Activity 2 también se utilizaron varias cámaras (en este caso, domésticas y de vigilancia) con un resultado muy notable.

Tokyo night pierde, además, bastante realismo con respecto a su predecesora. Por poner un ejemplo, Koichi se levanta de la cama para ayudar a su hermana cuando está en apuros, cogiendo siempre su cámara antes, cosa que parece inconcebible si nos encontramos en una situación de peligro en la que debemos ayudar a un ser querido. El realismo se pierde del todo con la incorporación en la escena final del vídeo de grabación de lo que deducimos que es la morgue, puesto que Koichi ya no lleva consigo su cámara. Además, aunque el diálogo era bastante irrelevante en la entrega a la que Tokyo night imita, en este caso el guión es absolutamente insípido. La verdad es que decir que lo más escalofriante (por no decir lo único) de una película de terror suceda en el último cuarto de hora es bastante triste de reconocer, aunque son unos últimos minutos muy logrados.

Dos fotogramas de la secuencia final, una grabación procedente de la cámara de vigilancia de lo que se supondría que es la morgue. A la izquierda, Koichi entra en la habitación para reconocer el cadáver; a la derecha, es arrastrado hacia la oscuridad. En el fotograma final veremos al culpable, en una imagen muy similar a la caracterización de Sadako Yamamura en Ringu: cabello largo y negro en la cara, de cuyos rasgos sólo vemos un ojo.

Dos fotogramas de la secuencia final, una grabación procedente de la cámara de vigilancia de lo que se supondría que es la morgue. A la izquierda, Koichi entra en la habitación para reconocer el cadáver; a la derecha, es arrastrado hacia la oscuridad. En el fotograma final veremos al culpable, en una imagen muy similar a la caracterización de Sadako Yamamura en Ringu: cabello largo y negro en la cara, de cuyos rasgos sólo vemos un ojo.

Lamentablemente, no hay mucho más que contar de Tokyo night, puesto que es demasiado similar a su predecesora y argumentalmente no aporta nada a la saga, ya que, aunque no queremos revelar detalles importantes, la razón de que Haruka se haya roto las piernas en San Diego tiene que ver con Katie Featherston, de ahí que el demonio que acosa a los Yamano sea el mismo, hecho que no concuerda en absoluto con el resto de entregas, así que dejemos ese detalle sólo apuntado por si deciden echarle un vistazo a esta franquicia. Dado que no aporta ningún detalle argumental importante y hasta se imitan escenas, en realidad podría verse la saga Paranormal Activity entera sin contar esta Tokyo night y no nos perderíamos nada. Como decíamos más arriba, hablando de las películas originales y sus remakes, la original siempre va a ser mejor, sin importar las circunstancias. Aún así, esta Tokyo night no deja de resultar interesante para ver cómo se traslada un producto típicamente americano, con demonio relativo a la religión cristiana incluido, a una película japonesa.

Para saber más

Notas:

[1] Sobre Ringu y Dark WaterSobre Ju-on (serie de artículos todavía por terminar): primera, segunda y tercera parte.

[2] Con The Ring (Gore Verbinski, 2002), es bastante habitual; con La maldición (The grudge, Takashi Shimizu, 2004), aún hay más confusión en algunos círculos (Kayako Saeki es llamada a veces “the grudge” directamente), puesto que el remake lo hizo el mismo director de la saga Ju-on original y los fantasmas están interpretados por los mismos actores japoneses.

avatar Elísabet Bravo (31 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza en 2013. Terminó el Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte en la misma universidad en 2014, con especialidad en Lenguaje y Cultura audiovisual. Particularmente, le interesa el cine de terror.


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